Por Edgardo Pérez Alvelais
El libro “Instinto de Barricada” (Miami, 2023, Editorial Primigenios) de Ernesto Fundora, presentado el jueves pasado en el majestuoso Teatro de la Paz de San Luis Potosí, por su profundo contenido y grandes revelaciones sobre el Novus Ordo Seclorum (Nuevo Orden Mundial), del que tanto se habla y poco se sabe, manejado por la hábil y perversa élite Illuminati que nos gobierna en todos los países, está destinado a ser uno de esos libros prohibidos que marcarán el destino de la humanidad. Si usted lee este contenido de Ajedrez Político SLP, ellos inocularán la falsa idea de que “son teorías de la conspiración”. Esa es su mayor eficiencia y eficacia. Hacer creer a la gente que no existen.
Sus tentáculos son tan grandes y poderosos que en México llevan una buena relación con Andrés Manuel López Obrador, formado en la escuela masónica de la que también tienen control. Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista “Independiente” en el Parlamento Inglés, es uno de sus interlocutores. Una de las contradicciones más evidentes del presidente es que todos los días descalifica al siniestro neoliberalismo –creado por ellos– al que le echa la culpa de todos los males del país, pero al mismo tiempo alaba y se reúne con Larry Fink, CEO de BlackRock, que está muy contento con la gestión de AMLO porque controla a las masas del país y a la vez les permite seguir haciendo fuertes inversiones garantizando grandes ganancias al grupo.
Las elecciones presidenciales en México serán decididas indirectamente por esos grupos. Dos son las verdaderas cartas que les permitirían continuidad. Una es la candidata de origen judío Claudia Sheinbaum. Muchos de los Illuminati lo son. La otra es Marcelo Ebrard, que goza de la simpatía de la secta en Francia, Alemania y con el alto mando de los EEUU, la gran potencia mundial cuya élite siempre incide en quién será o no el próximo presidente de México. El “Plan Ángel”, presentado por el ex canciller, es parte del gran proyecto de videovigilancia mundial de la secta. Con el pretexto de “disfrutar el México más seguro de la historia, de dar protagonismo a la Guardia Nacional y tecnología en contra de la delincuencia”, pondrá en los controles informáticos de este clan toda la bioinformación de los mexicanos instaurando aquí uno de sus ramales más importantes de la Cybercracia del grupo para el control de América Latina.
No exagero. Si aún existiese el Index librorum prohibitorum del Vaticano (el Índice de libros prohibidos), suprimido en 1966 por el Papa Pablo VI, seguramente el libro de Ernesto Fundora formaría parte de esa “lista negra” de publicaciones censuradas que en su momento la Iglesia Católica catalogó como heréticas, inmorales o perniciosas para la fe y que a los católicos les estaba prohibido leer. En este caso es un libro que no conviene que leamos a los que nos dominan porque su lectura quita la venda de los ojos, anula la anestesia en la que nos tienen sometidos en todos los teléfonos celulares e industrias culturales, porque nos despierta a lo que está sucediendo, nos saca de la Matrix y prepara para lo que viene.
En este momento “Instinto de Barricada. La Finalidad sin fin de las Revoluciones. Manual para Postrevolucionario frente al Nuevo Orden Mundial”, sólo se encuentra disponible en Amazon. El autor lo escribió para su hija Avril, para que cuando crezca y probablemente ya no esté él con ella, pueda tener un punto de referencia, tomar conciencia y pueda intelectualmente defenderse de lo que seguramente estará sucediendo a su alrededor. Fundora acabó no sólo por beneficiar y hacer fuertes revelaciones a su pequeña, sino a todos nosotros, a toda la humanidad. Como dice Mateo 13:9 “El que tenga oídos que oiga”.
Como bien dice Julio Fowler en la introducción del libro, Fundora nos muestra “la raíz profunda del fracaso de aquellos estallidos socio-políticos y culturales que parecían una reacción espontánea y orgánica a determinadas condiciones históricas de servidumbre y opresión; cuestionándose así, la legitimidad de un paradigma emancipativo que, en sus momentos más corales, más sangrientos y delirantes; aquellas gestas que parecían cambiar el curso de la historia, convulsionar acaso el estatus quo de un orden social autoritario y despótico, más bien respondían a un ejercicio calculado de ingeniería social en la sombra, a la agenda de élites en pugna por el control del planeta, la humanidad y su conciencia”, subraya.
“Como Marx, Nietzsche o Freud pero también como en Anthony Sutton, Salvador Freixedo o David Icke, este ensayo nace de la sospecha, de un inquietante recelo de la historia, de intuir el tufillo pestilente que destilan sus grandes relatos redentores, del supuesto rasgo libertario de sus gestas épicas y sus narrativas oficiales. Descubrimos que casi todas las revoluciones, si no es que todas, son procesos manipulados, canalizados y reorientados por la intervención volitiva de los poderes secretos en pugna”, señala.
En la plática sobre su libro que dio en la Sala Flavio F. Carlos, Fundora explicó cómo Fidel Castro, que en realidad respondía a los intereses de esa élite y jugaba un rol de informante de la CIA como aquí en México los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, con sólo 82 gavilleros armados con mosquetes –¡cómo me recuerda esto al subcomandante Marcos y el levantamiento Zapatista del 1 de enero de 1994!– , a bordo del yate Granma adquirido en Abasolo, Tamaulipas, pudo navegar desde el río Tuxpan, Veracruz, hasta llegar a Cuba, organizar la guerra de guerrillas, vencer a un ejército de 70 mil hombres fuertemente armados al servicio de Fulgencio Batista y lograr el triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959.
Y no sólo eso. Fidel instauró toda una sangrienta dictadura peor que la de su antecesor, violatoria de todos los derechos humanos, con asesinatos a opositores y aliados, desde ese día hasta hoy con sus sucesores Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel, tan alabado y condecorado por AMLO. Castro Ruz traicionó al Che Guevara y lo convirtió en un mito para legitimar sus intereses. El guerrillero argentino, asesinado el 9 de octubre de 1967 en Bolivia, fue pasado por la maquinaria propagandista mercantilista y falsaria del sistema capitalista que lo convirtió en un símbolo pop que románticamente sigue vendiendo muchas camisas en el mundo con la famosa imagen de su rostro acompañado por la frase “¡Hasta la Victoria!”.
¿Por qué el 21 de junio de 1956, cuando Fidel Castro, con un puñado de barbudos incluido El Che, fue detenido en la calle de Mariano Escobedo en la Ciudad de México por el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, uno de los policías políticos más despiadados a cargo de la temida Dirección Federal de Seguridad (DFS), sólo los interrogó y luego de arriba recibió la instrucción para liberarlos porque tenían el objetivo de derrocar al malvado Batista?
De la usura a la cybercracia
En su libro, Ernesto Fundora explica que el Nuevo Orden Mundial (NOM) es mantenido por sus gestores bajo una discrecionalidad sui géneris. El autor señala que la primera vez que se escuchó hablar públicamente del NOM fue en el Congreso de Viena de 1814. “Allí los Illuminati europeos liderados por la familia Rotchschild, propusieron su estrategia de dominio global que no fue bien recibida y hasta boicoteada, por un grupo de selectos monarcas, empresarios, políticos y banqueros liderados por el entonces zar de Rusia, Alejandro I. -Su muerte siempre estuvo rodeada de sospechas-. Aquel incidente, sumado a otros del pasado, produciría uno de los odios históricos más furibundos que alguna nación haya padecido por parte de los amos del mundo”, sostiene.
“Las reservas del Zar y sus acólitos se debían a que, la élite financiera pretendía gobernar el mundo a partir de manejar el control de los estados nacionales mediante los papeles de deuda de sus gobiernos, desplomando o inflacionando su valor a conveniencia de generar abrumadoras ganancias. Pero allí sólo se conformó la existencia de un plan macabro que venía escalando y planificándose desde 1770, cuando el banquero judío askenazi, Mayer Amschel Bauer, que había nacido en Fráncfort y asumido el apellido de Rothschild (símbolo Rojo) en honor a la estrella de David, decide fundar la Orden de los Guardianes de la Luz o Illuminati, cuyo objetivo supremo consistía en acaparar la mayor cantidad de riqueza de las naciones y monarquías mundiales y configurar una dinastía que organizara el mundo en dos bandos, su endogámica familia y el resto de los humanos a quienes llamó goyim, sector que incluía a todos los demás no judíos y a los falsos judíos de otras tribus hebreas que él no legitimaba”, explica.
“Según cuentan otros investigadores, la genealogía de dicho linaje encabezado por este misántropo Rothschild, proviene de las tribus judías cautivas en Babilonia producto de la conquista de Jerusalén por el rey Caldeo Nabuconodosor (en el año 589 antes de Cristo). Se supone que los antecesores de este linaje pasaron a Zacharia durante los inicios de la nueva era, se mezclaron luego con mongoles y Jázaros en el alto medioevo, subieron por los territorios griegos que hoy conforman Turquía y se asentaron en las pantanosas aguas de una incipiente Venecia en el bajo medioevo, desde donde hicieron crecer sus fortunas negociando con diferentes papados, comerciantes de heterodoxas procedencias y con la prosapia de los Césares, desplazándose durante el renacimiento a Flandes, luego hacia Alemania y, de ahí a la conquista de París, para llegar a la City de Londres a finales del renacimiento, desde donde consolidaron su imperio universal en el siglo XVIII, para luego cruzar el Atlántico hacia el nuevo mundo en la era colonial”, asienta.
“Por medio de un manifiesto Illuminati que Rothschild encargó escribir a mediados del siglo XVIII a su aliado, el eclesiástico y profesor jesuita alemán, Adán Weishaupt, sabemos que esta secta se proponía desde sus inicios crear grandes catástrofes, guerras, provocar luchas que dividieran los poderes políticos, religiosos, financieros, ideológicos, económicos que a fin de cuentas destruyeran la vieja institucionalidad y que permitieran configurar un nuevo orden europeo. El primer bastión que penetraron fue la Orden Intercontinental de los Masones a los que convirtieron en una propia logia, La Orden del Gran Oriente, sometiendo su agenda. Ocultos tras un señuelo insuperable, en su escudo se pueden leer tres palabras falaces -repetidas también por AMLO hasta la saciedad- que definirían luego muchos de los aspectos del mundo moderno: libertad, igualdad y fraternidad”, expone.
Si usted quiere conocer el por qué de la sucesión presidencial en los Estados Unidos y en México, los entretelones del Covid19 y lo que pasa actualmente en el mundo del Bitcoin debe leer el libro de Ernesto Fundora. Sin duda alguna, un libro extremadamente peligroso para muchos de los intereses en juego.
Simultáneas
- Son sumamente poderosos. Desde hace muchos años, los Illuminati han logrado captar a los hombres más lúcidos de su época y muchos más de la actualidad: “científicos – como Oppenheimer y Einstein -, académicos, filósofos, nobles, políticos, religiosos, artistas y cantantes -son una parte crucial de su control y adormecimiento de las masas -, banqueros, empresarios, hombres de leyes, es decir todo el que fuera influyente, a quienes no tardaron en someter por medios ruines, como el chantaje sexual, moral y financiero”, apunta Fundora.
- Gran capacidad para comprar y corromper a todos. “Cooptaron todos los poderes, desde la prensa, los congresos, los senados, las cortes, el legialativo, las universidades, el clero. De esas fuentes saldrían todos los ejecutivos y asesores, todos los expertos y especialiastas de los gobiernos que fueron luego sometidos a su monstruosa servidumbre”, remata el autor.
- Lo único que los puede vencer es la verdad. De ahí la importancia del libro de Fundora. Jesucristo decía que “la verdad os hará libres”. Es el único antídoto para despertar. Por esto es importante terminar esta columna citando Apocalipsis 13 :
“Juan ve bestias de apariencia feroz que representan a reinos terrenales que se han degradado y están bajo el dominio de Satanás — El diablo realiza milagros y engaña a los hombres.
16 Y hacía que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha o en la frente;
17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviera la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, porque es número de hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis”.
¡Hasta el próximo lunes!
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UASLP. Comenzó como reportero en Canal 13 y para la revista Jaque. Dirigió Canal 9 de SLP y conoció de cerca el modelo de Radio Canadá en Montreal. Ocupó cargos de producción audiovisual, monitoreo, síntesis y análisis en Comunicación Social de Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de la capital. Fue ejecutivo de Proyectos Técnicos y Especiales del Centro Nacional de Supercómputo del IPICYT y en la iniciativa privada participó en Seguros ING y AXA. Actualmente se desempeña en el sector inmobiliario. Twitter: @AlvelaisPerez.