El concepto de belleza puede variar entre culturas. La escuela pitagórica vio una importante conexión entre las matemáticas y la belleza. En particular, notaron que los objetos simétricos eran más llamativos.
Platón realizó una abstracción del concepto y la consideró una idea de existencia independiente al de las cosas bellas. Según su concepción, la belleza en el mundo es visible por todos; no obstante, es solo una manifestación de la verdadera hermosura que reside en el alma, y a la que solo podremos acceder si nos adentramos en su conocimiento.
En la cultura maya se consideraba que tener estrabismo era bello, y para conseguirlo, las madres indígenas colgaban del cabello de sus bebés unas bolitas de resina que les caían sobre los ojos y los obligaban a torcerlos.
El primer certamen.
En la Biblia, el libro de Ester (2:2:4) se describe el que, podríamos decir, fue el primer concurso de belleza. Tuvo lugar cuando el rey Ausero fue desafiado por la reina Vasti, y decidió convocar a un “concurso” para elegir a su nueva consorte.
Ester, huérfana y criada por su primo Mardoqueo, se presentó ante el rey. Éste, impresionado por su belleza, le puso la corona, la nombró reina y ofreció un gran banquete en su honor.
No parece descabellado deducir que las tiaras diamantinas que reciben entre sollozos las Misses de hoy, tengan su origen en esta bíblica coronación.
La manzana de la discordia.
El segundo antecedente tiene que ver con Eris, la diosa griega de la discordia.
Esta conflictiva deidad no fue invitada a la boda de Peleo y Tetis –futuros padres del héroe Aquiles–, por lo que, desairada y con toda la mala intención, hizo llegar a la fiesta una manzana de oro con la inscripción kallisti (para la más bella).
De inmediato, surgió la discordia entre las asistentes, quienes se detuvieron cuando las diosas Hera, Afrodita y Atenea se acercaron para adueñarse de la fruta dorada; éstas solicitaron a Zeus que nombrara a la más hermosa. El dios del trueno encargó a Paris, un príncipe troyano, la elección.
Las tres diosas fueron acompañadas por Hermes, el mensajero de los dioses, a buscar a Paris y al encontrarlo, cada una de las candidatas intentó sobornarlo: Hera le prometió ser soberano del mundo, Atenea ser invencible en la guerra y Afrodita le prometió entregarle a Helena –esposa del rey Menelao-, la mujer más bella del mundo.
Finalmente, el joven eligió a Afrodita, que además se convirtió en su protectora, y las otras dos deidades juraron venganza. Tiempo después, el príncipe raptó a Helena provocando así la Guerra de Troya.
Por dinero.
A mediados del siglo XIX en Estados Unidos, un empresario llamado Phineas Taylor Barnum –cofundador del circo Ringling Brothers and Barnum & Bailey–, luego de su éxito organizando concursos de perros, vacas, caballos, bebés y aves, tuvo la brillante idea de organizar uno de mujeres.
Sin embargo, el certamen no logró celebrarse a causa de que algunas concursantes no gozaban de “buena reputación”, por lo que hubo protestas hasta que el concurso terminó por cancelarse.
Tiempo después, P. T. Barnum retomó su idea del concurso, pero esta vez la ganadora fue elegida a través de fotos, las cuales se exhibieron en su museo de “fenómenos”.
Siglo XX.
El primer concurso de belleza “oficial” fue Miss America, en Atlantic City, Nueva Jersey, en 1921. La ganadora fue Margaret Gorman.
Al principio, la competencia era únicamente de belleza e incluía un desfile en traje de baño. Años después, se incluyó el rubro “talento” entre los aspectos a calificar.
En 1951, la ganadora del certamen Yolande Betbeze, al haber sido educada en un convento, se negó a usar el traje de baño que Catalina –marca de bikinis- le había asignado. Esto causó que la empresa retirara su patrocinio del concurso y creara Miss USA y Miss Universo para promocionar sus bañadores y asegurarse de no volver a tener ese conflicto.
La primera edición de Miss Universo tuvo lugar en 1952, en Long Beach, California, y la ganadora fue la representante de Finlandia, Armi Kuusela.
El certamen empezó a televisarse en 1955 por la cadena CBS, provocando que los concursos se popularizaran en todo el mundo, y año tras año se añadieran más y más competiciones nacionales con la intención de enviar una bella emisaria al máximo certamen de beldad del mundo.
Hasta 1970, una de las reglas era que sólo podían concursar mujeres blancas.
En 1993, en Sarajevo durante la Guerra de Bosnia, se organizó un certamen de belleza en un sótano de la ciudad como protesta a los ataques de los francotiradores serbios a la población civil. Las participantes desfilaron con una pancarta con la leyenda: “No dejen que nos maten”. Inela Nogic fue coronada como Miss Sarajevo, y logró fama mundial al convertirse en símbolo de la resistencia de la ciudad.
Concursos infantiles.
La idea empezó en EE. UU. desde los años 30, y en la década de los 60 dio inicio al certamen Little Miss America, en Nueva Jersey. Originalmente concursaban adolescentes de entre 13 y 17 años, pero, en 1964, el gran aforo de participantes obligó a la división de edades.