Ángel Castillo Torres
En estos tiempos en los que el conflicto domina la vida interna de los partidos políticos es necesario repensar la política a partir de algunos valores de la democracia. Veamos. “La política en democracia nace y vive del conflicto. En sociedades plurales, con intereses diversos e incluso hasta contrarios, la política busca ser el espacio donde las diferencias se dirimen a través de la negociación, el diálogo y el acuerdo”. Pero, desgraciadamente, este dogma no es practicado por quienes hoy hacen política en nuestro estado. Por el contrario, la mayoría de los actores políticos en San Luis Potosí piensan la política como guerra, botín, confrontación, dominación y sometimiento del otro. Lo que les interesa proteger son sus intereses personales y los de su manada, no los de la sociedad. Domina el narcicismo político. Primero Yo, después Yo y al final, también Yo.
En las últimas semanas hemos sido testigos de cómo el conflicto se instala de manera dominante en las entrañas de los partidos políticos. En el PRI y PAN, de manera sobresaliente, se están viviendo crisis de coyuntura ocasionadas por la disputa para ganar una candidatura a un puesto de elección popular. Las consecuencias de estas discrepancias empiezan a poner en riesgo los proyectos de continuidad de algunos políticos que hasta hace unas semanas estaban convencidos de que ya tenían amarrada su supervivencia en las elecciones del próximo año. Tal es el caso de Enrique Galindo y Xavier Azuara que en el imaginario colectivo eran percibidos como aspirantes con un futuro político asegurado en 2024. Pero como es sabido, lo intempestivo, lo fortuito, la circunstancia adversa y hasta el diablo que mete su cola, echan por tierra los buenos deseos. En efecto, del planto a la boca, se cae la sopa.
En el PAN la falocracia de Xavier Azuara ha perdido vigor
Hasta hace poco el Partido Acción Nacional en San Luis Potosí daba la impresión de ser una institución estable donde reinaba un liderazgo fuerte (aunque autoritario y patrimonialista) personificado en la figura del diputado Xavier Azuara Zúñiga. Pero repentinamente esto cambio. En una asamblea de su Consejo Político Estatal realizada el pasado 2 de diciembre, salieron a relucir añejos malestares que el cacicazgo de Xavier Azuara provoco con su estilo personal de utilizar el aparato de partido blanquiazul. Este personaje que es el estandarte insignia del patriarcado machista en el panismo potosino tuvo que asimilar la rebelión de una parte importante de los liderazgos locales encabezados por la dirigente estatal Verónica Rodríguez Hernández. Ello ocurrió durante el desarrollo de esta sesión del Consejo Estatal cuando desde lo más profundo de las entrañas panista afloró un sentimiento colectivo de hartazgo hacia Azuara. El estallido insurgente que acabó por empoderar a la valiente dirigente surgió debido a que Azuara Zúñiga buscaba imponer una decisión convenenciera que consistía en ordenar a los integrantes del Consejo Estatal no aprobar el convenio de coalición “Fuerza y Corazón por México” en lo local. Esta jugada le permitiría al diputado Azuara imponer como candidato a la alcaldía de la capital a su hermano David. Para lograrlo Azuara soltó a sus perros de guerra para que atacaran y doblegaran a Verónica Rodríguez y sus aliados. A ella la embistieron sin piedad en esa asamblea. Pero esta vez la dirigente estatal saco la casta, rompió el techo de cristal, enfrentó sin mencionarlo por su nombre a Xavier Azuara quien se encontraba agazapado y presente en esa asamblea, saboteando y conspirando desde su asiento, vía mensajes de WhatsApp. La contrargumentación de Verónica para responder a los ataques de los sicarios de Azuara fue impecable, su réplica estaba dirigida al titiritero que desde atrás del salón dictaba línea, lo dijo fuerte y claro: “yo he sido objeto de malos tratos, por eso la dignidad es importante y este es el momento de decirlo claro y concreto. Gratitud es el bien de bien habidos y bienaventurados, pero ninguna gratitud te puede esclavizar. No seré rehén de nadie”. En ese momento Verónica Rodríguez rompía el cordón umbilical que la ataba al aprendiz de cacique. Xavier Azuara no daba crédito a lo que escuchaba, pero en ese momento supo que había perdido la batalla (quizás no la guerra). Lo puedo comprobar cuando por mayoría de votos la asamblea aprobó que la dirigente procediera a negociar los términos de la colación “Fuerza y Corazón por México” en lo local.
Pero luego de esta hazaña que limita la desmedida ambición de Xavier Azuara para decidir sobre las candidaturas panistas a diputados, alcalde, síndicos y regidores en los municipios del estado se produjo un daño colateral que golpea de frente las aspiraciones políticas de Enrique Galindo.
Galindo ya no será el candidato del PAN
Luego del deslinde que hiciera Verónica Rodríguez de la perniciosa influencia de Xavier Azuara, la líder anunció públicamente la intención de jugar con candidatos propios en las elecciones del próximo año. Esta disposición coloca a Enrique Galindo en una posición de alto riesgo y debilidad si acaso estuviera pensando en su reelección como alcalde. Sin el PAN tal vez Galindo no podría ganar su reelección. Hay que recordar que el alcalde capitalino ganó debido a que Acción Nacional le aporto el 70% de la votación con la que resultó triunfador. Esta decisión que debe haber acalambrado a Galindo la divulgó la dirigente panista durante una rueda de prensa que se llevó a cabo el pasado 4 de diciembre. En este encuentro con reporteros de la fuente política, Verónica Rodríguez lo pregonó convencida y sin dejar espacio a la especulación, así lo dijo: “Hablando de una persona que, como ustedes saben, no milita en Acción Nacional, pero que hoy gobierna en la capital por una coalición en la que participó en nuestro partido, también tiene su derecho y tiene la opción de participar dentro de nuestros procedimientos (…) el sábado dijimos algo contundente: hay que dejar de hablar o de trabajar en torno a una sola persona. Tenemos que trabajar en torno al Partido Acción Nacional y sacar, no solo en la capital, en todos los municipios, los mejores proyectos que le permitan a San Luis Potosí cambiar de rumbo”.
Así que la candidatura de Enrique Galindo por el Ayuntamiento de la capital está en vilo. Pero no hay que olvidar que en política como en el béisbol “esto no se acaba hasta que se acaba”. Vamos a darle tiempo al tiempo.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.