Por Victoriano Martínez
Los últimos cuatro trienios –incluido el que acaba de comenzar– en el municipio de San Luis Potosí se han caracterizado por abrir entre la ciudadanía la esperanza de que el ayuntamiento que llega llamará a cuentas a su antecesor y revertirá la creciente corrupción, en la que cada alcalde supera al anterior.
El periodo de autoridad electa y los primeros meses en el cargo suelen caracterizarse por pronunciamientos y hasta algunos actos que alientan esa esperanza ciudadana.
Es el punto en el que se encuentra la administración de Xavier Nava Palacios.
La denuncia sobre el endeudamiento dejado por Ricardo Gallardo Juárez y el anuncio sobre las acciones que se tomarán sobre el caso Sandra Sánchez Ruiz y los demás que ofrecen presentar, alientan esa esperanza.
Será la consistencia de su seguimiento y la efectividad a la hora que lleguen las sanciones la que finalmente hable.
Ricardo Gallardo Juárez hizo lo mismo, desde que era alcalde electo, al anunciar que no le temblaría la mano para sancionar a Mario García Valdez. Una esperanza que estiró hasta el 15 de diciembre de 2015, en un desplegado en el que aún pretendía convencer de que actuaría diferente, incluso con la firma de los regidores que no eran de su partido.
Ni impulsó la sanción a Mario García –a quien señaló esporádicamente y cuando requería desviar la atención, como lo hizo con un espectacular el 15 de febrero de 2017– ni marcó diferencia con sus antecesores, sólo agravó los actos de corrupción que hoy representan el mayor reto para que la actual administración responda a la esperanza ciudadana.
La imagen de Sebastián Pérez en rueda de prensa en el patio central de la Unidad Administrativa Municipal, con los regidores del PRD al fondo en la escalinata, es un reflejo fiel de lo que ha caracterizado los últimos cambios de gobierno municipal.
Al frente, la promesa que alienta la esperanza ciudadana trianual.
Atrás, la defensa que empuja hacia la impunidad de los que han dejado el cargo.
Los del frente, con la potencial posibilidad de que esta vez sí se trabajará para que acabe la impunidad. Están a prueba como nuevas autoridades.
Los de atrás, con una postura que busca desacreditar la acción de los de enfrente, con el antecedente de defender lo que por tres años se negaron a aclarar. No pasaron la prueba cuando fueron autoridades.
#NavaMiente no es suficiente para desmentir lo que en los documentos oficiales está demostrado, no de ahora ni por los actuales funcionarios, sino desde que diversos medios locales y nacionales lo documentaron y difundieron sin que demostraran lo contrario.
No basta con decir miente, cuando no se tendría ni por qué usar el calificativo. Bastaría con que demostraran lo contrario.
Paradójicamente lo regidores de la Gallardía aparecen justo en la rueda de prensa en la que se anuncian acciones por el caso emblemático de la corrupción en la administración de Gallardo Juárez: el caso Sandra Sánchez Ruiz, el que en todo el trienio se negaron a aclarar.
Si la fantasmal proveedora los hubiera acompañado dispuesta a aclarar todas las dudas que su venta de medicamentos a la pasada administración dejó, se habrían ahorrado la manta.
La segunda manta, #NepotismoConNava, con toda su pretensión distractora, del lado de los regidores tendría mayor peso si expusieran con precisión los casos encuadrados en las disposiciones legales para esa figura. Del otro lado, no sobraría establecer una posición clara al respecto por parte de la nueva administración.
Hasta ahora, son movimientos característicos de los últimos cambios de administración. Se exhibe una mayor expectativa de medidas reales contra la impunidad, lo que explica una mayor reacción de los antecesores.
Todo indica que cuanto más en serio se concreten las medidas contra la impunidad, mayores serán las reacciones defensivas de la Gallardía, que no serían ninguna novedad, dado el cinismo que mostraron durante su trienio.
Un duelo de fuerzas que pone a prueba hasta dónde será capaz de llegar la administración de Xavier Nava Palacios en su compromiso de no dejar impunes las trapacerías de su antecesor, ante la presión que le pueda ejercer la Gallardía.