María Ruiz
En San Luis Potosí, durante 2021, las defunciones por suicidio alcanzaron una cifra total de 282 muertes de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que, a un día de conmemorarse el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, expone el panorama actual de esta problemática social en México a través de un estudio.
Estas cifras fueron recabadas por medio de la información que corresponde a los suicidios registrados y catalogados con base en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y Lesiones autoinfligidas intencionalmente.
De estas defunciones, 236 corresponden a hombres y 46 a mujeres, de los cuales 45 corresponden a menores de edad y jóvenes de entre los 10 y 19 años, y 237 a adultos de los 20 a 85 años de edad.
Los hombres de 15 a 29 años son el grupo con mayor riesgo, debido a que ocurren 16.2 suicidios por cada 100 mil hombres entre estas edades.
Sobre este mismo tema, también se dio a conocer que el fallecimiento por lesiones autoinfligidas es la cuarta causa de muerte entre la población de 15 a 29 años, y en hombres se presenta como la tercera causa, mientras que para las mujeres es la quinta.
El principal método usado por la población de 15 a 29 años para cometer suicidio es el ahorcamiento, estrangulación o sofocación, tanto en hombres y mujeres.
El segundo lugar, lo ocupan los fallecimientos por disparo en hombres, y el envenenamiento por disolventes, gases o plaguicidas en el caso de las mujeres.
La necesidad de reconocer las señales de alerta
El pasado 6 de septiembre, Adriana, una mujer de 35 años originaria del municipio de Cedral, fue encontrada sin vida al interior de su domicilio ubicado en la calle San Vicente Chico.
Este hecho, según la información disponible, se suscitó luego de que perdiera a su hija por muerte de nacimiento; y enfrentara un entorno de violencia machista por parte de su pareja.
Su muerte ha sido catalogada por activistas, defensoras de los Derechos Humanos y la sociedad civil, como un “suicidio feminicida”, tras difundirse una carta que Adriana habría dejado antes de tomar tan desesperada decisión y donde expuso la situación de riesgo en la que vivía, la violencia física y psicológica de la que fue víctima, y además el contexto vulnerable que la rodeaba en ese momento.
Si bien el suicidio feminicida no está establecido como un delito en San Luis Potosí, estos hechos contienen ciertas particularidades que develan que Adriana fue una víctima más de otra modalidad de violencia.
Su caso, como muchos otros, a pesar de ser multifactorial pudo evitarse, con acompañamiento, seguimiento y, sobre todo, soporte a la víctima.
He ahí la importancia de la prevención de este fenómeno tan alarmante. Actualmente, existen instrumentos y programas para identificar de manera temprana las señales que ofrece una persona que pasa por una situación delicada de salud mental.
No obstante, Adriana, además de sufrir el dolor de la muerte de su hija, enfrentó sin apoyo alguno la violencia de su entonces pareja y con su muerte deja una vereda de incógnitas que le hacen preguntarse a una sociedad potosina estremecida por su historia:
¿Que nos faltó hacer por ella?