Alejandro Hernández J.
¡Qué rápido llegué hoy a la oficina! Esto de salir quince minutos más temprano sí funciona. No entiendo por qué la gente siempre deja todo al último minuto; por eso siempre se congestiona el distribuidor Juárez a la misma hora. Además, todos manejan como unos locos. Me dan escalofríos al recordar cuando aquel camión me rebasó por la derecha o cuando un coche blanco salió como bólido desde el carril de alta velocidad para tomar la salida del puente, que está a la derecha. … En fin, a chambear se ha dicho… ¿Qué hacen todas estas carpetas en mi escritorio? Ah, ya veo. ¡Apenas han pasado 42 días desde el aumento de la tarifa al transporte público y ya todas estas quejas! Ni modo. ¡A darle, que es mole de olla! Abramos las carpetas una por una.
Inconformidad con el aumento
Ah, ¡cómo dan lata con eso! Ya hasta les tuvieron que explicar lo evidente en una solicitud de información. ¿Qué no hay de claro en la frase “el incremento a la tarifa es anual”? ¿A poco no les suben también las rentas de sus casas? Nada es gratis en esta vida; hay que asumirlo y trabajar duro… Bueno, bueno, es cierto que la Ley del Transporte Público del Estado de San Luis Potosí estipula que los aumentos sólo se harán cuando se respeten los principios de movilidad sustentable, calidad en el servicio y todo eso; pero, ya me imagino el problemón que nos harían los transportistas si no les hubiésemos concedido el aumento. Además, ¿quién va a andar leyendo la Ley del Transporte Público? ¡Por favor! Si ya nadie puede siquiera leer una columna de periódico completa.
Muchos operadores no regresan el cambio a los usuarios
¿Quejándose porque no les regresan veinte centavos? ¡Por Dios! Ya hasta hicieron que la Comisión de Comunicaciones y Transportes de nuestro Congreso anduviera preguntando a la Casa de Moneda si todavía se acuñan esas moneditas. Y si quieren su cambio exacto, ¿por qué no usan las tarjetas de prepago? Es el colmo, ni siquiera son capaces de comprar estas tarjetas, pero se quejan de que no hay ningún ciudadano en el Consejo de Transporte…
Servicio abusivo de las empresas UrbanPass y CytiBus
Aquí también se tuvo que dejar en claro lo evidente en otra solicitud de información: “A la fecha, el servicio de transporte público se presta a la ciudadanía a través de concesiones y/o permisos temporales, no interviene el Estado”. Que estas compañías pongan cientos de trabas para emitir facturas a los usuarios que hacen sus recargas, que lleguen a cobrar hasta 800 pesos por reposición de tarjetas o que pidan una tonelada de comprobantes a los estudiantes que quieren adquirirlas, ¡nosotros no podemos hacer nada! Allá los concesionarios y su conciencia. Que parece que estas compañías son negocios bastante voraces, ¿qué negocio no lo es? Vivimos en un mundo material, como dijo Madonna. Esto se trata de generar ganancias, por eso lo de hoy es emprender. ¡Si tan solo en lugar de quejarse actuaran! Que las unidades de transporte son pésimas y que las compañías de transportistas son abusivas, ¡bien podrían crear sus propias empresas e incluso vehículos que no contaminen! Ahí tienen el ejemplo de Elon Musk. A veces pienso que ese tal Javier Lozano tiene razón con lo que dice en su cuenta de Twitter: “No sean ordinarios”.
Los itinerarios de las rutas no están visibles ni en los parabuses ni en las unidades; los horarios son inexistentes
Veamos. Según este expediente, numerosos usuarios se quejan de haberse subido a unidades incorrectas debido a la falta de señalamiento de los itinerarios. Se dan dos ejemplos que ilustran lo anterior. En primer lugar, se reportan numerosos casos en los que, debido a la falta de información, usuarios que tomaban autobuses de la ruta 2 en dirección hacia Morales terminaron dando un rodeo por toda la colonia balcones en lugar de circular directamente por la avenida Salvador Nava. En segundo lugar, otras personas se quejan de haber tomado autobuses de la ruta 33-34 justo detrás de la Unidad Administrativa Municipal y, en lugar de circular sobre la ya citada avenida, Salvador Nava, acabaron incorporándose a la avenida Juárez…
Bueno, ¿y qué quieren que hagamos? Como con el expediente anterior, vamos a tener que aclarar de nuevo que el Estado no tiene incidencia alguna en las concesiones; menos aún en casos particulares de unidades. Además, ¿qué les cuesta a las personas verificar la ruta con los choferes antes de subirse a los camiones?… De veras, ¡esta gente! Están como ese juntaletras de Astrolabio que comparaba la calidad del transporte público potosino con la de otros países en sus historias de Juan, María o no sé quién. ¡Lo que es ser ingenuo! Evidentemente que la calidad será mejor en otros países más desarrollados. Lo único que tiene de gringo nuestro transporte es el nombre de esas tarjetas: “UrbanPass” y “CytiBus”; este último mal escrito, para colmo… Por otro lado, así como somos los mexicanos de impuntuales, ¡ya mero funcionaría poner horarios! De todos modos es imposible, porque no hay carriles exclusivos para los camiones, y compactar aún más la circulación pondría el tráfico peor de lo que ya está.
Falta de homologación de las tarjetas de prepago
Ahora sí que aunque quisiéramos… Ya desde noviembre del 2018 tres investigadores del IPCYT nos están echando la mano con la tal cámara de compensación, o sea, con el dispositivo financiero para que UrbanPass y Cytibus puedan realizarse pagos y cobros por compensación con el fin de homologar los servicios de prepago. Pero ese tal Margarito Terán, el famoso permisionario potosino, metió un amparo y no nos ha entregado las llaves electrónicas de su sistema. Estos litigios toman mucho tiempo y, con eso de fue detenido, quién sabe cuándo vuelva a aparecer…. ¡En el Congreso ya hasta están pensando en cambiar la ley para poder retirar las concesiones en casos de incumplimiento! Mejor que se den prisa, porque si no la gente se va a creer lo que insinuó la presidenta de la Comisión de Comunicación y Transportes de nuestro Congreso, a saber, que el sistema de transporte de la capital estaría subrogado a los caprichos de un particular…
Los desplazamientos urbanos de calidad solo son posibles en coche.
Bueno, es cierto que nadie llega a la oficina en camión. ¿Qué le vamos a hacer? La ciudad ya se trazó así. Con que no se les ocurra meter uno de esos amparos experimentales argumentando que el Estado estaría violando los derechos constitucionales a un medio ambiente sano y al libre tránsito, o que no se respeta el derecho de movilidad estipulado en la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad. Es cierto que no tenemos el mejor transporte público del mundo, pero al menos no estamos como en el Estado de México, con esos combis y peseros que dan miedo….
Bien, otra jornada de trabajo ha terminado. Me tengo que dar prisa para evitar esas filas larguísimas de autos esperando frente a la escuela de mis hijas. Mejor les llamo para avisarles que llegaré temprano; no se les vaya a ocurrir subirse al “camión rosa”, que siempre va lleno de hombres y, así como están las cosas, ya no se sabe…