Ciudad de México (23 de enero de 2017).- El traje nupcial forma parte de un rito colectivo que los grupos humanos de todo el mundo y de diferentes culturas han repetido desde hace siglos.
Por esta razón, investigadores de la Universidad Iberoamericana, coordinados por Luz María Rangel Alanís, se dieron a la tarea de hurgar en su significado, características, evolución, formas, colores y confección.
El resultado de este estudio se ha publicado en el libro El vestido de novia en México: más allá del signo, que reúne 11 textos de diversos autores y una amplia galería de fotografías que pertenecen a álbumes familiares de alumnos, exalumnos, profesores y otras personas vinculadas con el Departamento de Diseño de esta casa de estudios.
“La unión de dos personas para formar una pareja… se celebra, se ritualiza a través de gestos y palabras. Así, la ceremonia de unión, matrimonio, enlace, boda, culmina en un acto de habla declarativo en que se acepta lo otro como propio, a partir de un momento preciso y con un atuendo especial, elaborado para dar cuenta de la importancia del acontecimiento; el vestuario de los contrayentes los hace ‘distintos’ y ‘únicos’”, afirma Roberto Domínguez en la introducción.
El especialista aclara que a este sistema de signos le denominan vestido de novia. “Este traje de ceremonia se ha ido conformando como un hito con el que se celebra el inicio de una nueva etapa en la vida social de todos los involucrados, no sólo de la pareja.
“Queremos proponer una visión del vestido como un referente expresivo en el que muy elocuentemente nos habla la persona, la sociedad, la etnia, una tradición, algunos prejuicios, los temores, los sueños y se puede apreciar una cultura”, apunta.
María del Rosario Ramírez reflexiona sobre Las novias en el mundo indígena. “Colocar el lazo a los novios en las ceremonias religiosas actuales tiene… el sentido de unir, de amarrar. Esta acción la podemos remitir al pasado prehispánico, ya que a través del atado que se hacía con los extremos de los ropajes de la pareja, constituidos por el huipil y la tilmatli, quedaba realizado el matrimonio”.
La descripción de la vestimenta nupcial que han utilizado los mexicanos a lo largo del último siglo ha quedado plasmada en las diversas notas de bodas publicadas en los diarios centenarios El Universal y Excélsior, tema del artículo de la investigadora Claudia Herrera, quien afirma que “el matrimonio no ha pasado de moda”, prueba de esto es que “en 2013 hubo 583 mil enlaces, 14 mil 600 más que al inicio de la década”.
Otro texto interesante es el de Eva María Ayala, curadora del Museo Soumaya, quien en El amor y el círculo cromático, nupcias a color detalla algunos pormenores de los vestidos de novia del siglo XIX que alberga en su acervo este recinto.
“Conserva cinco trajes de novia de esa época, uno para novio y un par de zapatos. La mayor parte del Fondo de Moda e Indumentaria, uno de los más relevantes…, fue comprado al anticuario Daniel Liebsohn en 2003, y desde entonces ha crecido con generosas donaciones familiares”.
Diversos ángulos más se exploran en este volumen que incluye, además de los ya mencionados, los ensayos Un acercamiento a la construcción histórica del imaginario sobre la novia, de Fernando Bermúdez; Vestimenta de la novia judía, del rabino Ilán Ariel Rubinstein; Retrato del arete, de Rosy Ginde; La chuba, el vestido tradicional tibetano, de Marco Antonio Karam; El blanco de las novias, de Arnoldo Kraus, y De bodas y vestidos, de Lydia Lavín.
El tomo que suma más de 300 páginas cierra con una galería de imágenes que muestra algunos de los modelos utilizados en el país, década por década, de 1890 a la actualidad.
Fuente: Excélsior.