Desiree Madrid
Eliane Janelly Cruz Aguilera (Tamuín, San Luis Potosí) es una artista y diseñadora gráfica autodidacta cuya obra refleja la riqueza cultural de su origen, los sentimientos y la transformación personal. A través de sus murales y pinturas, ha buscado explorar y promover la identidad de los pueblos originarios de México, convirtiéndose en una de las voces emergentes dentro del arte contemporáneo en su región.
Sin embargo, su camino no ha sido fácil. Desde pequeña, su amor por el arte fue una constante, pero los prejuicios y las dudas sobre la viabilidad de una carrera artística la llevaron a tomar otras decisiones antes de encontrar su verdadera vocación.
Hoy, con una carrera que se consolida, Eliane sigue explorando nuevas técnicas, expresiones y caminos para expandir su obra, llevando consigo el mensaje de que el arte es un acto de resistencia, resiliencia y autodescubrimiento.

Los primeros trazos: un amor que nació en la infancia
Desde muy pequeña, Eliane sintió una fuerte conexión con el arte. Su madre solía hacerle dibujos de princesas y personajes como Winnie Pooh para que los coloreara, y ese simple acto sembró en ella la semilla de la creatividad. A lo largo de su niñez, experimentó con el dibujo y encontró en él una manera de expresión y diversión.
Sin embargo, no fue hasta la adolescencia que su amor por el arte se convirtió en una verdadera vocación. A los 12 años, comenzó a dibujar con más frecuencia, especialmente rostros y ojos, elementos que más tarde se convertirían en una constante en su obra.
Aunque también tenía un fuerte interés por la música, fue en el dibujo y la pintura donde encontró una verdadera pasión.
“Yo quería dedicarme al arte, pero los prejuicios me hicieron dudar. Pensaba en qué pasaría si no triunfaba, si no lograba vivir de ello. Así que opté por no estudiarlo”, recuerda.
El dilema universitario: entre la razón y el arte
Cuando llegó el momento de elegir una carrera universitaria, Eliane se vio atrapada entre su pasión por el arte y la presión social de elegir una opción “segura”. Optó por aplicar para la carrera de Químico Farmacobiólogo en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, una decisión que pronto se dio cuenta de que no era para ella.
Todo cambió cuando asistió a la graduación de una prima y escuchó el discurso de un estudiante que hablaba sobre la importancia de dedicarse a lo que realmente apasiona. Esas palabras tocaron algo profundo en ella.
“Esa noche le pedí al universo que no quedara en esa carrera, porque supe en ese momento que no era lo que quería hacer con mi vida”, confiesa.
Decidida a seguir su verdadero camino, ingresó a la carrera de Diseño Gráfico, donde finalmente encontró un espacio para desarrollar su creatividad. Durante su formación, un profesor le hizo una observación que la marcó:
“Me dijo que yo no debería estar tomando clases, sino enseñando. Eso me hizo darme cuenta de que realmente tenía un talento que valía la pena explorar y desarrollar”.
Con el tiempo, Eliane ha encontrado su propio estilo, caracterizado por un fuerte vínculo con la identidad, la cultura y los sentimientos. Su trabajo ha evolucionado desde el retrato hasta murales de gran formato que exploran las raíces y la espiritualidad de los pueblos originarios de México.
En 2023, realizó su primer mural “Raíces”, una obra que representa el orgullo por su origen huasteco y su conexión con la naturaleza. Con esta pieza, no solo experimentó con un formato mucho más grande que sus trabajos anteriores, sino también con nuevas técnicas como el aerosol.
“En mis murales quiero plasmar lo que soy y de dónde vengo. Los tres murales que he hecho hasta ahora tienen en común la representación de la etnicidad, la cultura y la vegetación de nuestra tierra”, explica.
Uno de sus murales más recientes incluye la imagen del venado azul, un símbolo sagrado dentro de la cosmovisión wixárika, que representa la espiritualidad y la conexión con la naturaleza. Este enfoque en la cultura y las raíces indígenas es un eje central de su obra, a través de la cual busca dar visibilidad y reconocimiento a los pueblos originarios de México.
Además de los murales, Eliane ha participado en diversas exposiciones colectivas con obras en acrílico, óleo y pastel. Su especialidad es el retrato pues, según ella, le permite transmitir emociones y contar historias personales a través de la mirada y la expresión de sus personajes.
“Me gusta mucho hacer rostros porque siento que puedo plasmar lo que estoy viviendo o lo que he pasado. Pero también quiero empatizar con quienes ven mi obra, que se sientan identificados con ella.”
Los retos de ser artista: monetizar y profesionalizar el arte
Como muchos artistas emergentes, Eliane ha enfrentado dificultades para profesionalizar su arte y convertirlo en una fuente de ingresos sostenible.
Al inicio, participó en exposiciones colectivas sin recibir compensación económica, lo que representa un gran obstáculo para quienes desean dedicarse al arte de manera profesional.
“Mucha gente se desanima porque no hay incentivos económicos en las primeras etapas. Los materiales son costosos, y muchas veces tienes que combinar el arte con otros trabajos para poder financiarlo. Es un proceso difícil”, admite.
Su primer mural marcó un punto de inflexión en su carrera, ya que fue la primera vez que recibió una remuneración por su trabajo. Desde entonces, ha buscado nuevas oportunidades para consolidarse como artista y lograr que su trabajo sea valorado tanto emocional como económicamente.
“El arte es un trabajo y debe ser reconocido como tal. Detrás de cada obra hay horas de esfuerzo, creatividad y recursos invertidos. En México hace falta más apoyo y visibilidad para los artistas autodidactas”, afirma.
Eliane tiene claro que su camino en el arte apenas comienza. A corto plazo, su objetivo es seguir experimentando con nuevas técnicas y formatos, así como colaborar con otros artistas para seguir aprendiendo. También busca participar en más exposiciones y consolidar su nombre en el medio artístico.
A largo plazo, quiere seguir dedicándose al arte, abrir espacios para otros artistas y, sobre todo, inspirar a quienes como ella han dudado de su talento por miedo al fracaso.
“Si puedo inspirar a otras mujeres, especialmente a quienes vienen de lugares como el mío, para mí eso es lo más importante. Quiero seguir creando, enseñando y promoviendo el arte como una herramienta de identidad y cambio”.
Un mensaje a la Eliane del pasado
“Si pudiera hablar con la versión de sí misma que dudaba de su talento, le diría que siga adelante. Ni la Eliane de 12 años, ni la de 4, ni la de hace cinco años podría haber imaginado dónde estoy hoy. Ha habido momentos en los que he pensado en rendirme, pero cada oportunidad que ha llegado me ha demostrado que este es mi camino”.
Con el apoyo de su familia, sus amigos y su propia perseverancia, Eliane ha logrado superar las dificultades y construir una carrera artística basada en la autenticidad y la pasión. Su historia es una prueba de que el arte no es solo una expresión, sino también un acto de resistencia y un testimonio de la identidad.
“Siempre se puede. No importa tu origen ni los obstáculos en el camino. Lo importante es nunca dejar de creer en ti”.