María Ruiz
¿Cuántas veces las mujeres se han visto impedidas para liderar proyectos empresariales?, ¿cuántas empresarias han tenido que empezar de cero como una repercusión de las desigualdades sociales? Ante estos cuestionamientos, se podría verter una infinidad de respuestas.
La violencia de género en contra de las mujeres se ejerce en todos los espacios, y uno de ellos es el del liderazgo; a lo largo de los años, las mujeres emprendedoras han buscado romper el tan llamado “techo de cristal”.
Actualmente, solo el 2 por ciento del surgimiento de nuevas empresas corresponde a mujeres, quienes se hacen responsables de la productividad económica al mismo tiempo de enfrentar contextos de violencia que les impiden ejercer su cargo con plenitud.
Ante este panorama, Ada Luz Martínez Morales, presidenta de Industriales Potosinos A.C., consideró que las empresas tienen una labor para generar espacios libres de agresiones y brindar las oportunidades óptimas para que las mujeres puedan ascender de manera profesional.
Durante su participación en el conversatorio “El Rol de las Empresas de la Prevención, Atención y Eliminación de la Violencia en Contra de las Mujeres”, Martínez Morales señaló que aún hace falta emprender acciones para cambiar la manera en las que se desarrollan los espacios de liderazgo y exista una equidad e igualdad de responsabilidades.
“Sobre todo como empresarias, identificar cómo crear espacios seguros para nuestras trabajadoras y que no se enfrenten a señalamientos de acoso o incluso de insuficiencia de capacidades”.
Por su parte, Olga Palacios Pérez, abogada de la Dirección Ejecutiva de Asuntos Jurídicos del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac), indicó que esto se debe a que los constructos sociales y culturales están ligados a una sociedad con mirada patriarcal.
Razón por la que a las mujeres les cuesta el doble poder acceder a puestos de liderazgo, además de enfrentarse a diferentes desequilibrios salariales y a una suma de prejuicios interiorizados en este sector.
Por lo que enfatizó en que el apoyo entre las organizaciones civiles y los entes privados como las empresas, son fundamentales para la reinvindicación histórica por la lucha de oportunidades para las mujeres en espacios que no perfilen una suma de violencias que hagan que las trabajadoras no aspiren a grandes puestos.
Enmarcó que hay puntos fundamentales para exigir entornos libres de violencia, como establecer alianzas desde el reconocimiento del contexto y saber cuáles son las modalidades o tipos de violencia que se detectan en estos espacios.
“Hay que sumar a todas las personas dentro de las empresas a ejercer empatía por parte de todos y no únicamente de las mujeres, para tener la capacidad de poder identificar qué tipo de violencia vive cada persona”.
También subrayó que es fundamental realizar vinculaciones empresariales, de capacitación y aprendizaje, para que las mujeres puedan superar las brechas de desigualdad y tener acceso a otras oportunidades en las que puedan ser sujetas de liderazgo.
El panorama empresarial actual en San Luis Potosí, según lo referido por Julie Abud Sarquis, presidenta del Consejo Empresarial Mexicano; Janeth Arias Martínez, directora de Arias y Asociados; y Griselda Larrea Castro, presidenta de Amexme SLP, ha cambiado gracias a que, con todo y los retos que implica, las mujeres líderes buscan generar cambios para que sus pares puedan ocupar más puestos de dirección.
“Hacemos todo lo posible, y a veces asusta hacernos cargo de grandes empresas. Es una gran responsabilidad, porque a veces los estereotipos intervienen y tenemos que posicionarnos para ser tomadas en serio. Trabajamos arduamente para poder ayudar y traducir esto en grandes oportunidades para las mujeres a través de la cultura del respeto y empatía”, señaló Arias Martínez.