Eduardo Delgado
Hace 28 años, en el otoño del 1991, Aurelio Gancedo Rodríguez era un niño de 11 años que estudiaba la primaria. Un día de octubre acompañó a un grupo de mujeres priistas que tomaron el Congreso del Estado en protesta por la renuncia de Fausto Zapata Loredo a la gubernatura, dimisión derivada de la movilización navista que entonces reclamó fraude electoral. Este miércoles sus restos fueron hallados desmembrados; otra víctima más de la inseguridad en la capital potosina.
La noche del 9 de octubre de 1991, un grupo de mujeres priistas, entre ellas América Wong Saucedo, Margarita Brieño y María Esperanza Rodríguez Gámez, mamá de Aurelio Gancedo, se metieron al recinto legislativo horas después de que Fausto Zapata dimitió.
Con el puño derecho levantado, el menor de 11 años arengaba y saltaba sobre la madera que cubre el muro que divide la sala de plenos del área de butacas. “¡Zapata sí, Nava No!”, gritaba. Sobre el pecho se colocó una calcomanía en la que después del logotipo del PRI se leía: “Soy priista”.
“A las 12:50, Graco Ramírez y Javier Nava Palacios, su nieto regresaron de San José Iturbide con la confirmación de que Zapata había renunciado (sic)”: reportó aquel día el periodista del semanario Proceso, Gerardo Galarza, quien dio seguimiento a la caminata emprendida por el doctor Salvador Nava Martínez con destino a la Ciudad de México para exigir la renuncia de Zapata Loredo. El hoy alcalde capitalino tenía unos 19 años.
Las mujeres priistas a las que aquel menor acompañó exigían a diputados priistas que no se doblegaran y no aprobaran la renuncia de Fausto Zapata. La bancada tricolor, conformada por Yolanda Eugenia González Hernández, Jacinto Lárraga, Bruno Contreras Martell y Teófilo Torres Corzo, entre otros, tenían la mayoría. De los 20 integrantes de la LIII Legislatura sólo cinco eran de la oposición.
El activismo del menor de apenas 10 años cautivó la atención de medios de comunicación y de Gonzalo Martínez Corbalá, designado gobernador interino. Priistas recuerdan que siempre se le veía a Gancedo en el edificio del PRI de la mano de su madre.
Cuando las priistas tomaron el Congreso “ahí andaba el panzoncillo, con su uniforme de la escuela; se subía a una silla para poner en las puertas los sellos de ‘clausurado’ para no dejarnos entrar”, recordó Alicia Alvarado, secretaria en el Poder Legislativo.
Gancedo Rodríguez estudió Derecho en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y su trayectoria política en el PRI la emprendió como delegado del Comité Directivo Estatal en diversos municipios. Eso, en los tiempos en que Yolanda Eugenia González Hernández dirigió ese instituto político y durante los que Jesús Murillo Karam fungió como delegado del Comité Ejecutivo Nacional en San Luis Potosí.
A la edad de 27 años asumió la dirigencia estatal del PRI, al que condujo durante el proceso electoral 2008-2009 y del que Fernando Toranzo Fernández resultó ganador de la gubernatura. Durante el primer año del sexenio torancista Gancedo Rodríguez trabajó en la Secretaría de Desarrollo Social, cuyo titular era Fernando Chávez Méndez.
En enero de 2011 asumió la Dirección de Desarrollo Social en el Ayuntamiento capitalino, presidido entonces por Victoria Labastida Aguirre.
Invitado por Jesús Murillo Karam, un año después ingresó a la Procuraduría General de la República, donde trabajó primero en la Oficialía Mayor y después en la de Registro de Aseguramientos Ministeriales.
La investigación de la organización “Mexicanos Contra la Corrupción” arrojó que Gancedo Rodríguez estuvo implicado en la compra de un sofisticado sistema de espionaje cuyo costo fue de 32 millones de dólares, pagados a una compañía creada exprofeso, operación de la que él siempre se deslindó.
Removido Murillo Karam de la PGR a la Secretaría de Desarrollo Territorial Urbano, Gancedo llegó a la segunda como director de Recursos Materiales. En octubre de 2015 regresó a San Luis Potosí, donde asumió la presidencia del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político, organismo priista.
Luego se encargó del Instituto Reyes Heroles. Apenas el pasado viernes acompañó a Elías Jezrael Pesina Rodríguez en el acto de su registro como candidato a la presidencia del Comité Estatal del PRI. Apenas el 13 de junio de este año cumpliría 40 años.
En el apartado de opiniones y recomendaciones de la cuenta “Aurelio Gancedo Rodríguez” en Facebook, su mamá lo definió: “Es persona con honradez, honestidad y brinda lealtad, quienes de verdad le conoce jamás le olvidarán!”.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, San Luis Potosí cerró 2019 con 916 homicidios, es decir un promedio de 2.5 diarios; del total, 494 clasificados como dolosos.
De octubre de 2015 a diciembre de 2019, el sexenio del gobernador Juan Manuel Carreras López acumuló tres mil 340 víctimas mortales.
Hoy en día el municipio de San Luis Potosí, gobernado por Francisco Xavier Nava Palacios, concentró casi la mitad del total de ejecuciones cometidas el pasado mes; de 37 homicidios dolosos en todo el estado, 18 fueron en la capital del Estado, reportó Semáforo Delictivo.
A esas cifras se sumará, como otro más, el asesinato de Aurelio Gancedo, cuyos restos fueron hallados este miércoles, desmembrados en tres bolsas de plástico encontradas en su propio automóvil, localizado por policías municipales en la zona oriente de la ciudad, a espaldas del Seminario Mayor, luego de que en la víspera fue visto por última vez con vida.