Por Ignacio Romero
Por fin, después de más de un año del inicio de la pandemia del coronavirus en nuestro país, tenemos un respiro al ver la baja significativa de contagios y de fallecimientos en todos los estados de la República, con 15 en semáforo amarillo, 14 en verde y solo 3 en color naranja .
Llegamos al viernes 7 de mayo del 2021 con un total de contagiados de 2,358,831 y 218,173 defunciones oficialmente registradas, sin embargo autoridades de salud de organismos internacionales (OMS) reportan que más de 190,000 muertes de mexicanos pudieron haberse evitado de haber seguido una política correcta en el manejo de la pandemia .
Es tiempo para hacer un corte de caja para evaluar todo lo que ha pasado y para diseñar los programas y procedimientos para enfrentar las posibles pandemias de un futuro no muy lejano, para corregir los graves errores cometidos y para preparar al sistema de salud , principalmente al cuerpo médico y las instalaciones para no repetir las estupideces por parte de los funcionarios y del mismo presidente de la República, quienes se vieron rebasados por la magnitud de esta tragedia y en muchas ocasiones paralizados por el miedo.
El doctor Hugo López Gatell , el “contador de muertos”, en un principio despertó grandes esperanzas para finalmente terminar en el ridículo y el desprecio de gran parte de la población cuando se fue transformando de médico honorable a político lambiscón y servil . Todavía provoca asco la afirmación que hizo sobre su patrón: que López Obrador no se contagiaba debido a su enorme carga moral , como si lo virus entendieran de esas estupideces.
El saldo a la fecha del actual gobierno es de un despiadado despilfarro de miles de millones de dólares gastados con frivolidad en el acondicionamiento de viejos e inoperantes hospitales y clínicas ; adquisición con sobreprecio de insumos médicos , la más de las veces inservibles, como uniformes y mascarillas , equipos de ventilación pagados a varias veces su precio original, y la contratación de decenas de miles de médicos sin experiencia en neumología o en el manejo de infecciones graves , quienes tras un breve cursito de unas cuantas horas se enfrentaron ante miles de personas moribundas .
Por si fuera poco lo anterior , la presencia de los médicos cubanos en la Ciudad de México, algo que podría calificarse como tráfico de personas , traídos como indocumentados a pasearse muy lejos de las salas de la muerte , chacoteando por los pasillos de los hospitales públicos .
Los médicos cubanos , que no especialistas, llegaron acompañados por 85 agentes del gobierno cubano para evitar deserciones vergonzosas y para llevar a su gobierno los 6.2 millones de dólares (135 millones de pesos al tipo de cambio de 21.58 en esas fechas) sin haberse aclarado y publicado los resultados de su estancia en nuestro país.
Politiquería pura del actual gobierno de la Ciudad de México.
Como poder olvidar el espectáculo pueblerino en el aeropuerto Benito Juárez en la llegada de cada embarque de las vacunas de chile y de dulce surtidas a cuenta gotas por las farmacéuticas que monopolizan la fabricación del antígeno .
Desmañados y formaditos, algunos secretarios de gobierno acompañados de importantes funcionarios del sector salud y hasta con la asistencia de Dn Pepe el de la tlapalería , recibían con gran emoción y lágrimas en los ojos cada embarque de vacunas llegado al país de los milagros, acompañados con las notas del “cielito lindo “ y del “son de la negra” , con la presencia de los soldados y su banda de guerra, junto a los integrantes de la guardia nacional y los infantables servidores de la nación , estos últimos el ajonjolí de todos los moles.
¿Y todo para qué?
Para mantener al pueblo bueno y sabio con la boca abierta , llenando de bendiciones al mejor presidente del mundo, que digo, de todo el universo y anexas.
Y así gran parte del pueblo anestesiado por la demagogia de las conferencias mañaneras se olvida que lo están llevando directamente al abismo de la pobreza, la enfermedad y la muerte.
Los datos oficiales del mismo gobierno y de organizaciones internacionales no mienten: más de 400,000 personas fallecidas por el COVID-19 , decenas de niños huérfanos, nueve a diez millones de mexicanos pasaron al nivel de pobreza en los últimos dos años, ocupamos el primer lugar en el mundo en muerte de médicos y personal hospitalario por carencia de insumos y protocolos necesarios , 190,000 muertes innecesarias por tratamientos equivocados, más de un millón de pequeños y medianos negocios cerrados para siempre por el abandono y la falta de apoyos del gobierno , decena de cientos de miles de trabajadores desempleados o con reducciones en sus salarios y prestaciones , una economía quebrada con poca o nula inversión pública o privada , aumento alarmante de feminicidios y de victimas del crimen organizado y un grave daño en la educación de niños y adolescentes.
Todo esto en un proceso intencionado de empobrecimiento y proletarización de las clases medias.
¿Cuál es el costo de tanta ineptitud y arrogancia?
Nunca lo sabremos pues esta información ha sido reservada porque el tiempo suficiente para que la población la olvide, y todo mientras la secretaria de gobernación Olga Sanchez Cordero cínicamente afirma que jamás el gobierno de México había tenido una trasparencia como de ahora.
Ante este desolado panorama solo tenemos algo seguro: “Hoy estamos mejor de lo que estaremos mañana “