Por Victoriano Martínez
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) actualizará hoy martes los resultados de su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), cuya periodicidad es trimestral, y que en su presentación del 19 de julio detectó una percepción de inseguridad del 81.4 por ciento, muy por encima de la media nacional que fue del 67.4 por ciento.
Un dato que habrá de renovarse este día, y ante el que las autoridades estatales y municipales parecen haberse coordinado para sembrar una idea que pudiera anticipar un control de daños, cualquiera que sea el resultado.
Desde los anteriores gobiernos, la elevada percepción de inseguridad ha sido blanco de justificaciones antes que de revisiones autocríticas sobre la estrategia con argumentos que van desde el mal de muchos (“ocurre en todo el país”) hasta el hay otros estados peores, sin faltar señalamientos sobre el efecto cucaracha.
Ese tipo de justificaciones ya han sido utilizadas por las actuales autoridades estatales y municipales, aunque ahora dan muestras de una revisión en la estrategia… de los pretextos.
El 20 de julio, un día después de la anterior actualización de la ENSU del INEGI, el alcalde Enrique Galindo Ceballos dio una primera señal en el cambio de estrategia de los pretextos: la percepción de inseguridad se encuentra distorsionada por la delincuencia mayor y más grave.
“Quien distorsiona con más fuerza la inseguridad es un tipo de delincuencia, la mayor y más grave, es lo que creo que está sucediendo”, consideró Galindo Ceballos.
Una aportación al catálogo de justificaciones previas que, en la percepción ciudadana, sólo vino a reforzar una mala combinación generadora de temor entre la población, si se consideran los crímenes y atrocidades de alto impacto y unas autoridades responsables inoperantes y parapetados en justificaciones hasta ridículas.
Ajustes en la estrategia de los pretextos que ahora parecen enfocar sus baterías sobre la propia ciudadanía con un toque incluso conspiranoico que identifica estrategias fraguadas para difundir alarma e inseguridad en la capital, incluso con denominación: “estrategia de construcción de una imagen de inseguridad de la ciudad”.
Una generalización delicada que pone en la misma canasta a quienes, de existir, efectivamente pudieran ser parte de una confabulación para infundir miedo y a vecinos que, alarmados por impresionantes operativos policíacos que no en todos los casos se dan por hechos delictivos, advierten en sus grupos de redes sociales sobre evitar cierta zona porque se percibe riesgo.
Una generalización irresponsable en tanto es expresada tan a la ligera que no se le acompaña con datos concretos sobre los grupos que desarrollan esa estrategia, la forma en que operan, si ya se tienen identificados plenamente y, sobre todo, si se han integrado carpetas de investigación cuyos resultados ya fueron judicializados por tener elementos de prueba suficientes.
Un avance en la gubernamental estrategia de los pretextos que, sin acciones y resultados concretos contra esa “construcción de imagen de inseguridad” que la propaganda de siempre, lejos de contribuir a “corregir” la distorsión en la percepción de inseguridad la refuerza, incluso más con posturas como la del gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
Las publicaciones que difunden hechos delictivos o violentos en redes sociales, “no son libertad de expresión, son terrorismo”, afirmó el mandatario al salir de la reunión de la Mesa de Seguridad en la que se tomó un punto de acuerdo para promover una iniciativa que permita castigar con cárcel a quien difunda por redes sociales información alusiva a hechos delictivos falsos.
Una estrategia de los pretextos que ahora se configura como amenaza contra la propia población que es la que padece condiciones que la hacen vivir con miedo, cuando se le prometió lo contrario. Una estrategia de los pretextos que configura una nueva fuente de temor: ser considerado hasta terrorista por querer advertir a sus círculos de redes sociales por algún riesgo que perciba.
Una estrategia de los pretextos en la que las posturas de Gallardo Cardona y Galindo Ceballos de este lunes no pueden ser consideradas coincidencia. No hay que olvidar la revelación que hizo el alcalde durante su primer informe de gobierno:
“Todos los días despierto y pienso qué vamos a hacer con esta ciudad para que cada día sea más competitiva. No es sencillo, estoy seguro que mi amigo el gobernador piensa lo mismo. Despertamos, a veces nos mandamos un mensaje. ¿Qué sigue?”, expresó (minuto 5:33).
Este lunes despertaron y se respondieron a su pregunta mañanera: ampliar la estrategia de los pretextos para responsabilizar a los miedosos del temor que a más de un año de gestión han sido incapaces de abatir… y de paso curarse en salud del resultado que arroje la ENSU del INEGI, cualquiera que sea el resultado.