Antonio González Vázquez
De manera insólita, la carrera por la gubernatura ha iniciado a mitad del sexenio de José Ricardo Gallardo Cardona. En las propias narices del mandatario, un grupo de obradoristas corearon ¡gobernadora, gobernadora, gobernadora!, en apoyo a Rosa Icela Rodríguez Velázquez.
A un mes del tercer informe del gobernador, el obradorismo potosino colocó a la futura Secretaria de Gobernación como su carta fuerte para la sucesión estatal. Eso le ha de haber dolido al jefe de la Gallardía.
El destape, durante la ceremonia oficial de la inauguración de la carretera Ciudad Valles-Tamazunchale, que encabezaron el presidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo.
Ahí, Rodríguez Velázquez, sin venir al caso por tratarse de un evento relacionado con infraestructura carretera, hizo uso de la palabra con la venia de la presidencia.
La aún titular de la Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana del gobierno saliente fue interrumpida durante su breve discurso con el clamor de ¡gobernadora, gobernadora, gobernadora¡, y al término de su intervención fue despedida con esa arenga de sus paisanos con el puño en alto.
En primera fila del sector asignado a los obradoristas, la presidenta del Comité Estatal de Morena, Rita Ozalia Rodríguez alentaba las consignas futuristas en favor de su hermana. Esto luego de que durante la última semana se reunió en dos ocasiones con el ejecutivo estatal para acordar una relación de respeto mutuo.
“Les quiero decir que yo nací en Xilitla, mi madre es de Axtla, mi padre de Tampacán; ahora vivimos en Valles con todos mis hermanos y todos…,” enfatizaba cuando surgió el primer calificativo de gobernadora.
“Les quiero decir que tenemos ahora otras responsabilidades. Agradecer al presidente Andrés Manuel López Obrador que nos dio la oportunidad de estar en la Secretaría de Seguridad federal a su lado caminando, agradecerle mucho de todo corazón esa responsabilidad y pues ahora, presentarme con ustedes y agradecer mucho a la Doctora Claudia Sheinbaum, presidenta electa, agradecerle de todo corazón que ahora confíe en nosotros para que una huasteca aquí potosina, sea la que encabece la Secretaría de Gobernación, muchas gracias”.
Y eso dio paso a que se desgranara la consigna de ¡gobernadora, gobernadora, gobernadora¡, una exclamación que pudo haber continuado, pero ella mismo les puso un alto: “Lo que les quiero decir, lo que les quiero decir, a ver, lo que les quiero decir es que vamos a estar trabajando de la mano, juntos para hacer un buen gobierno junto a la Doctora Sheinbaum porque un buen gobierno atiende a todas y a todos, entonces, eso es lo que vamos a hacer, a trabajar de la mano con todos los gobiernos y con todos los habitantes de este gran país”.
Mientras fraseaba ese discurso improvisado, sonreían ampliamente y aplaudían emocionados el presidente y la presidenta electa, no tanto por la mar de agradecimientos que Rosa Icela les profirió, sino porque visualizan dónde estaría ella dentro de tres años.
Enseguida concluyó y dejó el atril y el micrófono para tomar su lugar en el presídium y tras saludar a López Obrador, el presidente la acercó al gobernador Gallardo y los tres tuvieron un fugaz intercambio de comentarios.
Ese momento acaparó la atención del último evento presidencia de López Obrador a San Luis Potosí, antes de concluir su mandato el próximo 30 de septiembre.
Además, representó un mensaje de profundo significado político con vistas a las elecciones locales de 2027, pues a tres años de distancia mostró que Morena está en disposición de pelear la gubernatura a la Gallardía, fuerza política en el poder que presume ser mayoría.
El coro de gobernadora a Rodríguez Velázquez ante el presidente, la futura presidenta y el gobernador, fue una acción políticamente concertada desde el obradorismo para exponer en un foro de gran relevancia su rechazo al Partido Verde.
En escenarios como ese nada es espontáneo, lo que sucede tiene una lógica de acción: Morena destapó a su candidata para que, desde ahora, Claudia Sheinnbaum y la dirigencia nacional de la cuarta transformación lo sepan.
Por extensión, el mensaje debió llegar con claridad y rotundidad al gobernador: alianza institucional entre gobierno estatal y partido, sí; en lo electoral, no.
Lo sucedido en Tamazunchale está relacionado con los aires de triunfalismo que ha venido sembrando la Gallardía luego de las elecciones del pasado 2 de junio. Se jactan de ser la principal fuerza política y han deslizado a través de medios y periodistas afines que la Senadora electa, Ruth Miriam González Silva será su candidata natural a la gubernatura.
Ante una Gallardía ensoberbecida hacía falta un posicionamiento contundente desde Morena. No solo era necesario mostrar que tienen candidata, sino también que bien haría Gallardo Cardona en dejar de maniobrar contra el partido, como lo ha venido haciendo desde que asumió el poder.
De paso, el destape de Rodríguez Velázquez representa un duro golpe a la figura del mandatario: es inédito que a la mitad de su administración se haya iniciado la carrera por la gubernatura, lo cual no deja de ser un signo de debilidad.
El próximo 26 de septiembre, Gallardo Juárez rendirá su tercer informe de gobierno, ésta vez, en Matehuala. Lo hará en un escenario en el que Morena pretende empoderarse y ganar terreno en aras de postular a una candidata que goza del apoyo total de la virtual presidenta Sheinbaum.
En contraparte, el margen de acción política del gobernador parece haberse achicado. Su única chance para presionar es la alianza legislativa en el Congreso de la Unión, donde el PVEM ratificó en voz de Gallardo, que las y los 77 diputados federales de la “pollo-bancada” en San Lázaro y los 14 Senadores del Tucán votarán en favor de todas las reformas promovidas por López Obrador.
Una vez que salgan adelante esas iniciativas, Morena no necesitará de mayorías calificadas en las dos cámaras, por lo que la alianza empezará a dejar de tener el sentido que ahora tiene y se reducirá a lo electoral.
En ese contexto, el partido guinda en San Luis Potosí ya no quiere ser moneda de cambio, como ha venido sucediendo, se están creando las condiciones para soltarse e ir con candidaturas propias en la gubernatura, ayuntamientos, diputaciones locales y federales.
Sería entonces, una contienda muy reñida sí, conflictiva y de choque constante, también; sin embargo, el 2027 se vislumbra como el fin de la alianza con la Gallardía, será entonces cuando se vea de qué cuero salen más correas.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.