María Ruiz
Bajo el cielo encapotado del atardecer, la figura del reloj del Jardín Colón se erguía como testigo mudo de una manifestación muy esperada. Con la sobria arquitectura de Manuel Lara Missoten como telón de fondo, decenas de figuras vestidas de negro se reunieron, para protestar.
El motivo de su luto era la posible aprobación de la reforma al Poder Judicial Federal, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el pasado 5 de febrero.
Un ataúd, colocado al frente de la multitud, representaba el presagio fúnebre que los manifestantes temen que podría significar la reforma, la muerte de la independencia judicial.
Con la iniciativa que propone la renovación total de ministros, magistrados y jueces, quienes serían elegidos por voto popular, el panorama para quienes administran justicia parece desolador.
El silencio reinó cuando, a las 19:30 horas, una banda de guerra comenzó a entonar el solemne redoble del Toque de la Azaeta, un eco de las procesiones del silencio.
Este acompasado sonido guió a los trabajadores y juzgadores del Noveno Circuito del Poder Judicial de la Federación, quienes comenzaron a marchar desde el Jardín Colón hacia la Plaza de Armas, atravesando el concurrido corredor comercial de Zaragoza.
Entre los manifestantes, Ulises Camacho, secretario del Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Noveno Circuito, explicó con firmeza las razones de la marcha.
“Es una manifestación pacífica como parte de las estrategias contra la inminente aprobación de la reforma judicial propuesta por el Ejecutivo federal. Es una reforma que atenta contra la división de poderes y que busca concentrar el poder en una sola persona, eliminando el sistema de pesos y contrapesos que ha sido la columna vertebral de nuestro sistema judicial por más de tres décadas”.
La preocupación no es solo por la concentración de poder, sino también por la propuesta de elegir a las personas juzgadoras mediante voto popular.
“Esto rompe con el sistema de carrera judicial, que ha garantizado la imparcialidad y la independencia en la impartición de justicia”, agregó Camacho.
Para él y quienes lo acompañaron en la marcha, esta reforma no sólo pone en riesgo la autonomía del Poder Judicial, sino que amenaza las prerrogativas esenciales de todos los ciudadanos que merecen un juez independiente y libre de influencias políticas.
La marcha también atrajo a estudiantes de derecho pertenecientes a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, quienes también reflejaron su preocupación.
La llegada de los jóvenes de la Facultad de Derecho fue un signo de esperanza para los organizadores.
“Para nosotros es motivo de júbilo que la sociedad, y sobre todo los estudiantes, se unan a esta causa. En ellos descansa el futuro del país”, concluyó Camacho.
La marcha continuó su lento avance hacia la Plaza de Armas, donde los manifestantes, en silencio, dejaron que sus pasos hablaran por ellos y en donde después hicieron un llamado a la conciencia colectiva sobre la importancia de un Poder Judicial independiente.