En tierra de criminales, la muerte desatada

Por Antonio González Vázquez

En el vigésimo segundo mes de gobierno de Juan Manuel Carreras López la violencia siguió desatada. Cadáveres tétricos, raídos, esparcidos en el terrenal. La carne pudriéndose, a algunos los encontraron en la penumbra de alguna madrugada sepulcral; el hedor de los cuerpos en otro mes de sangre. Por ahí deben andar los fantasmas de tanto muerto porque San Luis parece tener un cielo negro sin estrellas. Cuerpos agredidos con crueldad, violados y violentados con saña. Los cuerpos en el mes veintidós de gobierno, inmóviles paralizados, maltrechos, hinchados por la muerte. Aquí la crónica mensual de los que ya no están aquí.

Apenas se desgranaban los primeros minutos del 26 de junio cuando un grupo de hombres armados estacionaron su auto frente a la cervecería Micheladas 57 en la carretera San Luis-Matehuala, se dirigieron a un puesto de tacos y al ver a una pareja, le dispararon a mansalva y mataron a la  mujer y a su acompañante, un ex policía municipal, lo levantaron y luego lo abandonaron casi muerto en un solar cerca de la carretera federal, de esos hechos, la policía reportó que el herido estaba muy grave.

Saúl tenía catorce años de edad cuando lo mataron dos jóvenes que viajaban en una motocicleta por la colonia General I. Martínez en la capital del estado. Eran algo así como las diez de la noche del  24 de junio, cuando lo balacearon, aunque fue auxiliado y trasladado al Hospital Central donde dejo de existir a las once horas del 26 de junio, había recibido tres disparos en el cuerpo.

Durante la madrugada del 28 de junio entrando a la colonia Las Julias por la Prolongación de avenida Muñoz, hombres armados atacaron a los tripulantes de una camioneta blanca, en la que resultó que viajaban una adolescente de 16 años y un hombre de 25 años. Los dos sufrieron heridas, pero 24 horas después de la agresión el joven murió en el hospital. Todo hacía indicar que lo habían matado unos ministeriales prepotentes.

En la colonia Hacienda Los Morales del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, varios sujetos armados asesinaron a un hombre de unos 25 años de edad de oficio taxista. Eran las ocho menos quince de la mañana del 28 de junio cuando entre las calles Segunda y Quinta de Magnolias fue atacado y gravemente herido con arma blanca. Su cuerpo abatido quedo boca arriba a media calle.

En un solar lleno de basura de la Colonia Los Molinos de la delegación municipal de Pozos fue descubierto el cuerpo decapitado de una mujer. La policía recibió el reporte a las siete de la tarde del 28 de junio y al presentarse en el lugar, agentes de la Ministerial encontraron que el cuerpo de la mujer incluso ya había sido devorado por los animales; el cadáver debía llevar días en ese lugar. No fue posible identificar a la mujer y la policía activó el protocolo de feminicidio.

Había amanecido el 2 de julio y Salvador convivía con un grupo de amigos en la esquina de Miguel Mora y Romero en la colonia Alamitos, de súbito, les dijo que mejor se iba ya a su casa, que tenía sueño y apenas había tomado camino cuando lo toparon dos sujetos y sin más, le dispararon; tenía 18 años.

Pasadas las diez de la noche del 3 de julio, en la calle de Aviación en la cabecera municipal de Tamuín en una cenaduría un grupo de parroquianos comía en paz hasta que dos sujetos armados descendieron de un vehículo y les empezaron a disparar; querían matar a un par de individuos, uno conocido como El David y el otro, como El Mosco. Al Mosco lo mataron y cuando llegó la policía al lugar de los hechos los agresores tenían alrededor de una hora que habían huido.

A media calle en la colonia San Miguel del municipio de Soledad de Graciano Sánchez quedó arrumbado el cuerpo de un agente del Ministerio Público adscrito a la Unidad Especializada de Homicidios y Feminicidios, ejecutado cerca de la medianoche del 10 de julio. La Procuraduría General de Justicia reportó que fueron avisados del crimen pero que al llegar al lugar de los hechos no se obtuvo información que lleve a una pista para dar con los presuntos sicarios.

Brenda tenía 31 años de edad cuando perdió la vida. No había razón alguna para morir, pero un presunto integrante de la pandilla conocida como Los Jomis, pensó lo contrario y le disparó. Eran las diez de la noche del 10 de julio cuando en la calle Mariano Arista en la colonia Las Flores, unos pandilleros se enfrentaban a golpes y en plena reyerta, uno de ellos sacó una pistola y le disparó a Brenda; aún llegó con vida al hospital, pero unas horas después falleció.

En el lodazal de un camino que conduce al Tanque Tenorio en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez fueron abandonados dos cuerpos; una mujer y un hombre fueron ejecutados y después los arrumbaron en esa zona en la madrugada del 13 de julio. Con la mirada al cielo, los cuerpos tendidos y rotos mostraban los estragos de la tortura de la que fueron objeto antes de recibir tiro de gracia en la cabeza.

En la colonia Lindavista del municipio de Tamuín, la madrugada del 15 de julio unos noctámbulos que caminaban por la calle de Iturbide, a lo lejos vieron un bulto en medio del arroyo, se aproximaron y comprobaron con sorpresa que en realidad se trataba del cuerpo de un hombre que presentaba heridas de arma de fuego. A media calle, boca abajo y sangrante quedó el cuerpo del sujeto de unos 20 años de edad.

Los restos de un hombre que se encontraba desaparecido desde hacía una semana, fueron localizados en pleno monte entre los municipios de Lagunillas y Rayón; lo mataron a golpes y luego lo abandonaron. Su cuerpo fue localizado el 14 de julio luego de que unas personas que pasaban por el lugar, se extrañaron de ver algo raro entre los matorrales. Se trataba de un hombre de 37 años de edad que tenía por oficio cobrador de una mueblería.

El día 15 de julio, en un farragoso camino de la comunidad de Puerto Guaymas en el municipio de Aquismón, hombres armados atacaron una camioneta donde viajaban dos personas. Los estaban esperando antes de llegar al entronque con la carretera que conduce al municipio de Ciudad Valles, los acribillaron, habían intentado escapar, pero finalmente quedó un cuerpo tendido en el camino y el otro cayó junto al vehículo del que no terminó de bajar.

Su cuerpo yacía en la soledad de un páramo del desértico y lejano  municipio de Santo Domingo, las manos fuertemente atadas por las muñecas le juntaban las palmas de las manos cerradas como puños. Estaba boca abajo, restregada contra el polvo y su pelo negro estaba atado en una cola de caballo. Por la tarde del 16 de julio unos campesinos de la comunidad de Illescas se percataron del cuerpo, lo habían visto como un bulto entre las piedras. Llamaron a la policía que reportó un feminicidio, le habían asfixiado y le hicieron cortadas hirientes en el cuerpo porque también la habían torturado.

Jesús tenía veinte años y a las cuatro de la tarde menos quince flojeaba al interior de su casa en el fraccionamiento Agua real cuando irrumpieron dos hombres armados hasta la propia sala. Lo vieron y le dispararon a quemarropa y Jesús quedo en el suelo sangrante y roto. Fue en la tarde del 17 de julio y la policía no supo nada más que lo que les contaron vecinos que escucharon los balazos.

Pareciera humor negro pero no lo es: el 17 de julio en la muy insegura colonia General I. Martínez, un hombre de unos 25 años de edad se dirigía a un velorio para acompañar a un amigo que recién habían masacrado en una gresca callejera en dicha colonia. Cuando caminaba por la de Vallejo pasaron a su lado dos jóvenes pandilleros en una motoneta y sin más le dispararon. Lo hirieron en una pierna y murió desangrado al llegar al hospital.

De manera impune, sujetos armados asesinaron a un hombre en la carretera México-Nuevo Laredo a la altura del municipio de Guadalcázar. El 19 de julio por la tarde, según reportó la policía, en una camioneta viajaba una familia del estado de Tamaulipas con destino a Puebla. Sin que se percatasen de ello, una unidad los seguía de cerca y en esa localidad le dieron alcance, se le cerraron bruscamente para obligarlos a detenerse; los hombre armados ordenaron que descendieran los cuatro pasajeros, luego, identificaron a un hombre de 35 años de edad que era a quien buscaban porque le conocían como Bardo y lo ejecutaron en plena carretera federal.

Corrían los primeros minutos del 21 de julio en las penumbras de una comunidad rural de nombre San Francisco de Asís, en el municipio de Ríoverde y en la casa de Gabriel y Sergio, dormían plácidamente. De la nada, dos sujetos armados violentaron la puerta e ingresaron hasta la recámara de los primos de 13 y 14 años de edad respectivamente y sin que se sepa porqué, empezaron a disparar, a Gabriel lo asesinaron de tres tiros y a Sergio un disparo en uno de sus costados lo tiene entra la vida y la muerte en un hospital de la zona media.

El Johnny tenía solo veinte años y lo acribillaron a las siete treinta de la mañana del aciago 21 de julio. Lo mataron en su trabajo, es decir, en el basurero de Peñasco donde el Johnny pepenaba plásticos y cartón. Testigos del hecho violento aseguran que un sujeto con el rostro cubierto se aproximó al Johnny y le disparó. Según la policía, le descargaron en el cuerpo nueve proyectiles de arma de fuego.

Romualdo tenía 54 años de edad y murió cuando intentó defenderse de unos delincuentes que lo asaltaron a mano armada. Caminaba por la avenida Salk con rumbo a su domicilio la noche del 21 de julio  cuando le salieron dos hombres al frente y arma en mano, le exigieron que entregara la cartera, pero Romualdo se negó y se lanzó contra uno de ellos, mientras que el otro decidió que lo mejor era matarlo y le disparó.

Marvin, soñaba con que algún día llegaría a los Estados Unidos, el viaje desde Honduras era ya extenuante, era un martirio y a veces, una pesadilla hasta que sus peores presentimientos se hicieron realidad. Era cerca de la medianoche del 22 de julio cuando cerca de las vías México-Laredo se le acercaron unos sujetos que de lo agredieron, Lo lastimaron con un cuchillo cuando opuso resistencia y en un determinado momento lo dejaron abandonado. Caminó como pudo hasta que llegó a la calle prolongación 20 de noviembre y buscó ayuda en una cenaduría, pero minutos después ahí murió desangrado y con el vientre abierto.

Erwin Trejo tenía 47 años de edad y se dedicaba a ir de feria en feria, de pueblo en pueblo donde daba curso a su habilidad para imitar al Divo de Juárez. Andaba de gira por la Huasteca y la noche del 22 de julio le tocó cantar en Tampamolón. Al concluir su presentación abordó junto a su hijo u7n auto para ir al hotel a Ciudad Valles, pero se extravió y en el cruce que lleva al municipio de San Antonio preguntó a unos sujetos que estaban en una camioneta de cómo llegar a Valles; le explicaron qué carretera tomar, pero luego de eso, ya en camino, Erwin fue alcanzado por la misma camioneta y los sujetos sin más le dispararon y lo abatieron de cuatro tiros.

En el centro de la cabecera municipal de Cerritos, José, un empresario de la masa y la tortilla fue ejecutado en una de sus tortillerías por dos sujetos armados que le dispararon aproximadamente a las nueve de la noche cuando estaba haciendo cuentas sobre las ventas de ese día. El crimen lo cometieron el 24 de julio. Cuentan que ya antes habían intentado asesinarlo, que lo hirieron pero que milagrosamente salvó la vida; esta vez la diosa fortuna ya no lo acompañó.

Aun con las sombras de la madrugada del 25 de julio, en un polvoriento camino de la comunidad de San Juanico a la altura del periférico norte, fue encontrado sin vida un hombre masacrado a balazos. Yacía cabeza abajo sobre un charco de sangre, había sido taxista y lo tiraron en ese lugar donde había una cartulina con un narcomensaje que aludía una limpieza de ratas en el estado.

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