Enredados

Carlos Rubio

Conforme el tiempo y los procesos avanzan, cada vez se vuelve más difícil para Ricardo Gallardo Cardona y su gabinete justificar la opacidad en sus obras y adquisiciones. A estas alturas utilizan cualquier clase de argumento, por más ridículo que suene, con tal de evitar a la prensa, a los diputados y hasta a la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública.

Aunque es probable que él no tome acción alguna, la advertencia que el diputado Rubén Guajardo Barrera lanzó ayer a Leticia Vargas Tinajero bien podría ser tomada en cuenta por todo el gabinete gallardista, que sin chistar cumple cabalmente la política de opacidad e irregularidades del gobernador. Quizá podría no preocuparles pronto, ni si quiera dentro de un año o tres, pero deben tener en cuenta que el poder y la impunidad pueden llegar a su fin, más si están sustentados en una corriente política sin estructura ni fundamentos.

“Le voy a dar un consejo: aquí dos diputadas, la diputada Cecilia [Ochoa Limón] y la diputada Gabriela [Martínez Lárraga] están preocupadas por el tema de transparencia, y también hay responsabilidades administrativas en caso de omisión. Ahorita todavía está en el encargo y no va a tener ningún problema, pero yo le doy el consejo de que con su coordinador jurídico, antes de que salga, todavía le quedan cuatro años, no vaya a dejar ninguna omisión, porque está a tiempo de hacer bien las cosas. Creo que se ven acciones, se ven obras, que San Luis Potosí agradece (…) Pero que no se genere una omisión por estas más de 20 obras que todavía no se transparentan. Entonces yo nada más le pido que a la brevedad pueda adecuarse a la ley y que cumpla lo que son sus obligaciones como secretaria”, dijo Rubén Guajardo durante su intervención.

Es “área de oportunidad” respondió Leticia Vargas, como si estuviera hablando de una evaluación de escuela secundaria, sin dimensionar que se encuentra en la función pública, ejerciendo un presupuesto de 6 mil 805 millones de pesos tan solo para este año. Si concluye los seis años en el cargo y el dinero destinado a este rubro se mantiene en aumento, podría llegar a ejercer más de 36 mil millones de pesos.

Aunque podría verse bien intencionado el mensaje del diputado tanto con la secretaria como con la ciudadanía, también podría interpretarse como una complicidad encaminada a mantener impune la violación a la ley. En otras palabras, lo que el diputado dijo fue: “sabemos que estás infringiendo la ley y yo no voy a hacer nada al respecto, pero te advierto que alguien más podría hacerlo, así que mejor recompón las cosas antes de que te atrapen”.

La declaración de Rubén Guajardo demuestra que los diputados están informados y saben lo que ocurre al interior del Gobierno estatal, pero prefieren lanzar advertencias tibias en vez de tomar acción y hacer lo que les corresponde. Ellos no son fiscalizadores, pero gozan de un poder y una representación que se les confirió. Lo menos que podrían hacer es ser ellos mismos quienes presenten las denuncias ante la CEGAIP y ante cualquier instancia.

Sin duda este sexenio de opacidad que está encabezando Gallardo Cardona no podría llevarse a cabo sin el aval de la CEGAIP, que permite que mes con mes se viole la Ley de Transparencia, y del Congreso del Estado, que cada año simula llamar a cuentas a los funcionarios estatales, pero que termina siendo un ejercicio que avala las irregularidades del Gobierno en turno.

Del lado de los funcionarios gallardistas, les convendría tomarle la palabra al diputado Rubén Guajardo y aprovechar su conveniente ceguera institucional para redimir todas las irregularidades en las que ya han incurrido.

Hoy parece que el Partido Verde Ecologista de México es el todo poderoso del estado, pero todo lo que sube tiene que bajar. Sus cimientos están establecidos en la impunidad que le ofrecen Andrés Manuel López Obrador y Morena a nivel federal.

Así se veía López Obrador y Morena en la Cámara de Diputados, invencibles, pero tan solo en tres años la hegemonía se cayó y desapareció la mayoría calificada que les permitía aprobar reformas constitucionales rápido y sin pensarlo. La segunda parte del sexenio del presidente se vio empañada por los cambios que intentó en el Congreso de la Unión y los legisladores de oposición le echaron abajo.

Ahí está la muestra de que por mucho poder que ostente un gobierno, siempre tendrá algún descuido que lo haga tropezar, así pase el tiempo que tenga que pasar y se haya amarrado cualquier cabo en la Auditoría.

¿Ricardo Gallardo está tan confiado de otra victoria en el 2027?, ¿protegerá a todo su gabinete ante una victoria de la oposición? ¿O quiénes serán los chivos expiatorios que terminen como los exfuncionarios carreristas?

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.

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