María Ruiz
Mientras el gobernador Ricardo Gallardo Cardona celebraba la construcción de un nuevo puente vehicular en el bulevar Antonio Rocha Cordero y Coronel Romero, describiéndolo como un logro sin precedentes al haberse realizado en un tiempo récord de 100 días, la familia de Jesús Alberto Vargas Salinas lloraba su pérdida y exigía justicia.
Jesús, un joven conductor de plataforma, fue asesinado violentamente hace ocho días mientras trabajaba. Su cuerpo fue hallado cerca del Hospital del Niño y la Mujer, a escasos metros de la magna obra inaugurada el pasado miércoles.
Durante el acto, Gallardo no escatimó en elogios hacia el proyecto y los constructores. Con palabras que buscaban resaltar la rapidez de la obra, llegó a comparar el proceso de construcción con piezas de un juego de bloques.
“Llegaron las máquinas y como legos, ¡paz, paz, paz!”.
Sin embargo, sus comentarios poco formales y bromas sobre chalecos de colores contrastaron con el clima de inseguridad que persiste en el estado.
Tan solo de enero a octubre de este año, según los datos proporcionados por el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, se han registrado 211 homicidios con armas de fuego, arma blanca y otros elementos.
Jesús Alberto Vargas Salinas es uno de los tantos nombres que engrosan las estadísticas de violencia en San Luis Potosí. Su familia, aún en duelo, ha señalado la falta de avances en la investigación de su caso.
La falta de respuestas contrasta dolorosamente con el optimismo que el gobernador mostró durante su discurso.
Gallardo Cardona destacó el crecimiento económico y la transformación del estado, al afirmar que en San Luis Potosí “ya casi no hay gente pobre” y que los potosinos están “más contentos y alegres”, pero para quienes han sido afectados por la violencia, estas palabras parecen ajenas a la realidad.