Entre propaganda e información, pierde la población

Por Victoriano Martínez

Cuando la comunicación social de un gobierno privilegia la propaganda promocional antes que atender a lo recomendado por la Constitución mexicana (tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social), en lo que menos cuidado se pone es en informar a la ciudadanía con la mayor precisión en los datos.

Si a esa propaganda promocional antes que informativa se le une la intención manifiesta de centralizarla en quien encabeza a la institución, la disposición constitucional queda hecha añicos y se vuelve imposible que a la población le lleguen contenidos institucionales, educativos o de orientación social.

Tal desviación se ha vuelto práctica generalizada en la administración pública a tal grado, que el ayuntamiento de San Luis Potosí –que llegó con la expectativa de que sería un gobierno diferente– incurre en las mismas prácticas, incluidas frases efectistas aunque falsas, y datos que en sí mismos exhiben descuidos que muestran el poco respeto que le tienen a la audiencia.

Con ese tipo de mensajes, no sorprende que el escuetísimo documento que publican en la Plataforma Estatal de Transparencia (PET) como Programa de Comunicación Social presente como fórmula para su indicador de cumplimiento de la difusión y cobertura informativa la ecuación (Agenda del Alcalde / cumplimiento a la agenda del Alcalde) *100.

Eso se traduce en que, si la oficina de Comunicación Social cubre la totalidad de los eventos del alcalde, habrá cumplido en un 100 por ciento su Programa. Mayor confesión de que sólo están ahí para una promoción personalizada no puede haber. Ni siquiera toman en consideración a la población como audiencia.

El apartado con el contenido más extenso del programa se refiere a los supuestos de los que parte y dice: “Se cumple con la cobertura y difusión de los eventos agendados, cubriendo los acontecimientos con equipo de calidad y teniendo diversas fuentes de información que difundan de manera impresa, audiovisuales, radio, digital”.

Con ese supuesto queda claro que su preocupación está centrada en sí mismos para que se difundan sus promocionales en la mayor variedad de medios. ¿Y las necesidades de información de la población? Las ignoran, o tal vez piensan que esas las tiene que atender la Unidad de Transparencia.

Cuando la comunicación social privilegia la propaganda promocional, la precisión en los datos les estorba, tanto si la ponen en práctica como si no. Baste recordar la machacona afirmación de que bajaron la deuda municipal a la mitad como parte de la promoción del primer informe, cuando ésta se había reducido, según el Estado analítico del pasivo, en un 30.48 por ciento.

Una característica de quien se promueve es la exageración y no sólo se niega a la población la precisión de los datos, sino que se le pretende engañar con supuestos carentes de evidencias en los hechos, al grado de que a proyectos tan loables como el renovación de todas las luminarias de la ciudad, los convierten en un ofensivo y machacón acto promocional.

No, una luminaria encendida no es un delito menos y lo muestran las estadísticas que este sábado dio a conocer el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública: ha habido una reducción en el número de delitos cometidos en la ciudad, pero en la misma proporción que en todo el estado… y en todo el estado no se encienden nuevas luminarias cada noche.

Es decir, la razón por la que disminuyó la incidencia delictiva no son las luminarias, sino otra, que seguramente tiene que ver con la reducción en la movilidad por la pandemia.

Peor aún, la llegada de las luminarias encendidas que, según su propaganda, cada una resta un delito, no pareció tener ese efecto. De abril, mes previo al inicio de la instalación de las luminarias y el de mayor reducción en la movilidad, al mes de mayo, cuando comenzó el proyecto de iluminación, el número de delitos se incrementó de mil 371 a mil 552, un aumento del 13.2 por ciento.

Parece una minucia, pero en los dos spots más recientes sobre las luminarias las cifras se presentan sin el mayor cuidado. En ambos, dos periodos diferentes transcurren en 56 días: del 2 de mayo al 8 de junio y el 9 de mayo al 16 de junio.

En realidad, el primer periodo tuvo 36 días y el segundo 38. Si contar tan poquitos días les resulta difícil, ¿qué tan confiable es el número de luminarias instaladas que al final reportan?

En su cápsula promocional Las 3 de San Luis del pasado viernes, dieron una muestra del uso propagandístico de la precisión en los datos al anunciar una nota con el encabezado “Obras Municipales registran avance mayor al programado”.

No obstante, la segunda información presentada se refiere sólo a una de las obras en curso: “Gobierno municipal informa que la obra de la ampliación del puente Pemex se tenía previsto un avance del 23 por ciento; sin embargo, el avance real es de un 27.12 por ciento”.

Privilegiar una propaganda promocional que manipula la información también es parte de la desinformación que ha caracterizado los últimos tiempos, y lo más lamentable es que sea patrocinada por los recursos que la propia población aporta para que la engañen.

No vale decir que siempre ha sido así, o que todos lo hacen, o que los anteriores gastaban más… desinformar con fines de promoción no deja de ser desinformar.

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