Por Victoriano Martínez
Podrán los diputados acordar esta semana un calendario de comparecencias de funcionarios estatales para hacer la acostumbrada pasarela en que han convertido la glosa del informe de gobierno, pero quedarán nuevamente muy lejos de lo que la ciudadanía merece de lo que debiera de ser un verdadero ejercicio de rendición de cuentas a través de sus representantes.
Tan lejos quedarán del sentido que debe tener un ejercicio como ese, que lo primero que exhiben –tanto gobernador como diputados–, de acuerdo a lo establecido en la fracción XXIV del artículo 57 y en la fracción V del artículo 80 de la Constitución Política del Estado, es su poca vocación democrática y republicana de honrar su representación con un acto real de rendición de cuentas.
“Cuando el Congreso y el titular del Ejecutivo así lo acuerden, éste comparecerá ante el Pleno de la Legislatura, a fin de que sus miembros le formulen observaciones y cuestionamientos sobre el estado que guarda la administración pública”, señala la Constitución.
“Cuando (…) así lo acuerden…”, dice la Constitución. En ninguna parte dice que podrán o no hacerlo, sino que lo harán en el momento en el que se pongan de acuerdo. Sólo en la LVII Legislatura el Congreso del Estado acordó con el gobernador comparecencias con motivo de su informe. De ahí en fuera, la disposición constitucional ha sido ignorada sin consecuencias.
En noviembre de 2018, los actuales diputados llamaron a comparecer, y lo hizo, al gobernador Juan Manuel Carreras López, pero no con motivo de su tercer informe de gobierno, sino por el tema de la Seguridad Pública.
Y no es que en lugar de la pasarela que los diputados programarán esta semana lo que se deba programar sea un espectáculo de denigración a los funcionarios del Poder Ejecutivo o al gobernador mismo. El objetivo tiene que ser lograr una explicación clara de las razones por las que la situación del estado se encuentra como está.
Los cuestionamientos del Frente Ciudadano Anticorrupción y Ciudadanos Observando hechos en un desplegado este lunes son un claro indicador de que el informe de Carreras López fue el tradicional acto de culto a la personalidad acompañado de promoción legal, pero anticonstitucional, muy alejado de lo que la población necesita saber… y su comparecencia podría ampliar.
“No sólo proliferan los actos de corrupción en la administración pública, sino que la inseguridad, y lamentablemente los feminicidios, prevalecen y aumentan”, es uno de los señalamientos en el desplegado.
El combate a la corrupción fue la principal bandera en el discurso con el que rindió protesta Carreras López. Cinco años después lo que menos tendría que esperarse es que agrupaciones ciudadanas lo pudieran acusar de encubridor y cómplice de la corrupción.
Sin embargo, lo pueden hacer muy justificadamente porque han promovido muchas denuncias acompañadas de tantas pruebas, en tanto que Carreras López no mueve un dedo contra la impunidad, y sí todo el aparato gubernamental para impedir que opere el Sistema Estatal Anticorrupción.
Tan alto contraste hay entre la realidad y lo que los servidores públicos gubernamentales pretenden que la información vea que a pesar de que este fin de semana quedaron registradas 13 ejecuciones en el Estado, Alejandro Leal Tovías, secretario de Gobierno, asegura que las estrategias de seguridad van bien y tienen buenos resultados.
No se requieren comparecencias para abrir diálogos de sordos en los que los diputados buscan quedar bien con preguntas efectistas y respuestas presuntuosas, sin que se correspondan entre ellas.
La Constitución es clara.
Plantea un encuentro en el que los diputados “formulen observaciones y cuestionamientos sobre el estado que guarda la administración pública”, que no puede estar alejado de lo que enfrenta la población que representan, y el gobernador atienda con información que corresponda con la realidad y no con la propaganda son la que suelen aparentar.
Lo más seguro es que los diputados no harán valer la Constitución para hacer comparecer a Carreras López y se limitarán a encuentros con funcionarios para prolongar ejercicios de egos y culto a otras personalidades.
Parafraseando el cierre del desplegado: Podrán los diputados, funcionarios y el gobernador sentirse halagados por su auto promoción, pero difícilmente se librarán del juicio del pueblo y de la historia.