Por Victoriano Martínez
¿Cuántos potosinos quisieran contar con escoltas para sentirse seguros?
¿Cuántos efectivamente tienen la posibilidad económica de contar con escoltas que les aporten algo de tranquilidad ante la percepción de inseguridad que no cede por la negligencia de las autoridades?
¿Cuántos se aprovechan de contar con un cargo público para pasear por las calles con escoltas, tanto rodeados por ellos al caminar, como se trasladan en camionetas lujosas?
Tener escoltas ya parece una necesidad.
Quienes perciben la necesidad de contar con escoltas y contratan personal armado y equipado para serlo, en realidad llevan a tal extremo su reacción ante la inseguridad, que lo que realmente hacen es exhibir el fracaso del rimbombantemente llamado gabinete de seguridad.
Desde el sector privado, quienes se costean a sí mismos ese servicio expresan, indirectamente aunque con claridad, la poca confianza que tienen en las autoridades, así se codeen con ellas.
Los ciudadanos de a pie que desearían contar con escoltas hacen lo mismo, pero sus limitaciones económicas les impiden costarse un servicio así.
Los funcionarios que apenas asumen un cargo de cierta relevancia y de inmediato se hacen de uno o varios escoltas también demuestran su desconfianza en el sector burocrático que debe garantizar la seguridad.
Pero que la alta burocracia de la Secretaría de Seguridad Pública, de la Fiscalía General del Estado y hasta del Poder Judicial sienta necesidad de contar con escoltas ya no puede ser expresión de desconfianza, sino confesión de inutilidad porque confirman que existen razones para tener miedo.
Si el gobernador Juan Manuel Carreras López ha afirmado que puede caminar tranquilo por las calles no es porque confíe en sus programas de seguridad y de combate a la delincuencia.
Es porque cuenta con un equipo de escoltas que lo protegen, pero que a la vez son la primer señal para que la población se preocupe por su seguridad: ni el primer responsable de otorgarla se siente seguro.
¿Cuántos potosinos tendrían que sentir la necesidad de contar con escoltas para saber que vivimos en un estado seguro?
Ninguno. Comenzando por el gobernador y los integrantes del gabinete de seguridad.
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