Estudiantes de Celaya crean interfaz para controlar una silla de ruedas con el cerebro

Información Agenda Conacyt/Tercera Vía 

Estudiantes del Instituto Tecnológico de Celaya (Itcelaya) —que forma parte del Tecnológico Nacional de México (Tecnm)— diseñaron una interfaz con la que, mediante el envío de señales cerebrales a microcontroladores, es posible mover una silla de ruedas eléctrica.

El proyecto, que ganó en la categoría de Salud en la competencia Vive conCiencia 2016, organizada por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A.C., está integrado por la estudiante de sistemas Mariel Saraí García Hernández y los alumnos de mecatrónica Óscar Cantera Cantera y Eber Garduño López.

Esta tecnología consiste en una diadema tipo MindWave Mobile que capta ondas cerebrales, las cuales son enviadas a un microcontrolador Arduino vía Bluetooth que, a través de algoritmos, desarrolla instrucciones de movimiento que pueden ser dirigidas a motores eléctricos como sillas de ruedas, de acuerdo con el estudiante de la carrera de mecatrónica Óscar Cantera.

“La diadema manda dos señales, que son la meditación y concentración. Nosotros hicimos un algoritmo en varias placas Arduino para poder generar, con esas señales, ciclos de movimientos y avances aplicables en motores, como las instrucciones de desplazamiento hacia adelante, atrás, izquierda y derecha, en este caso para una silla de ruedas”, explicó.

Prototipo de bajo costo, gracias al hardware libre.

El estudiante de mecatrónica Eber Garduño detalló que la idea de utilizar la tecnología Arduino fue bajar el costo del dispositivo, de tal manera que sea más accesible para la población.

“La tarjeta Arduino es un dispositivo económico, portátil, de software libre. El costo del prototipo completo es aproximadamente de 16 mil pesos y comprende la silla de ruedas, motores, microcontroladores, la diadema y electrónica básica para poder hacer los circuitos, a comparación de una silla controlada por joystick que cuesta entre 40 y 50 mil pesos, resulta mucho más accesible”, aseguró.

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Eber Garduño López señaló que la idea de este proyecto surgió hace un año y medio, cuando los estudiantes se unieron a un grupo de investigación implementado en el Instituto Tecnológico de Celaya a iniciativa del profesor investigador Gilberto González Gómez y el jefe del Departamento de Gestión Tecnológica y Vinculación, Ernesto Lugo, con el objetivo de generar equipos de trabajo entre los jóvenes para crear nuevas tecnologías.

“Con el apoyo del consejo estudiantil, pudimos obtener objetos para poder rifarlos y conseguir los recursos económicos para adquirir la diadema. En un principio habíamos pensado en otra que era mucho más cara, pero contar con recursos limitados nos motivó a pensar en una tecnología que resultara mucho más accesible para los usuarios”, recordó.

Óscar Cantera informó que actualmente el proyecto se encuentra en 80 por ciento de elaboración para pasar a la etapa de prototipo final que, se busca, cuente con más componentes enfocados en la seguridad del usuario, como sensores ultrasónicos con los que se pueda afinar el campo visual del dispositivo y cortar la energía tras la detección de un objeto que pueda afectar su desplazamiento.

“Es necesario, además, agregar otros elementos de electrónica de potencia como drivers y algunas baterías. Lo que buscamos es involucrar la inteligencia artificial para que no aumente tanto el costo de la interfaz. Hay personas con discapacidad que no tienen acceso a los dispositivos convencionales, por eso pensamos que era una buena idea poder solucionar esta problemática a bajo costo”, finalizó.

El valor del código abierto

Este trabajo es un ejemplo más sobre el uso de la tecnología de código abierto; plataformas que nos permiten involucrarnos en el desarrollo tecnológico y la investigación científica, sin importar nuestro nivel de estudios especializados. Y si bien las instituciones tradicionales incorporan cada vez más estas tecnologías, lo cierto es que este tipo de estudios pueden llevarse a cabo en el espacio público o incluso en laboratorios privados, montados en nuestras propias casas, pero para saber más pueden acercarse a los proyectos de ciencia comunitaria y libre que están surgiendo en el todo el país.

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