Estela Ambriz Delgado
La recolección y reciclaje de residuos al relacionarse con la palabra basura, conlleva una estigmatización social para quienes se dedican a esta labor, y dentro de esa población, las mujeres son quienes la padecen mayormente, aunado a múltiples violencias y explotación laboral.
Respecto al tema, la doctora Angélica Flores González, quien realiza la investigación “Con el olor a la basura” sobre mujeres recicladoras de la unidad de transferencia Xochimilco en la Ciudad de México, expuso la importancia de visibilizar las condiciones laborales de estas mujeres en su trabajo, frecuentemente basadas en modos capitalistas y patriarcales de explotación.
Esta investigación que forma parte del Proyecto Nacional de Investigación e Incidencia (PRONAII) Residuos Sólidos Urbanos (RSU), del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), devela que las mujeres que se dedican a la recolección de RSU están expuestas a múltiples violencias que repercuten en su salud física y mental.
Dentro de esta actividad, donde se realizan jornadas laborales de hasta 12 horas sin un salario establecido ni acceso a servicios de salud, las mujeres además sufren una sobre carga de trabajo con labores del hogar y el cuidado de la familia, así como la violencia del estigma social y el menosprecio de una tarea que en los hechos es de gran importancia para la limpieza del entorno y la conservación del medio ambiente.
Flores González apuntó que también dentro de la explotación laboral que afecta a las mujeres recolectoras, existen otras formas en las que esta se manifiesta, como la carga del cuidado de la familia; que en algunos casos además de los hijos incluye a personas de la tercera edad, enfermos, y/o discapacitados; la preparación de alimentos y la limpieza de la casa.
“Estos trabajos reproductivos vienen a desencadenar en la salud de la mujer recicladora una serie trastornos, particularmente psicoemocionales, como ansiedad, depresión, a lo que se suma que la gran mayoría no cuenta con acceso a los servicios institucionales de salud, y que no tienen derecho a un salario establecido, ya que tienen que hacerlo a destajo”.