Óscar G. Chávez
Parece curioso que ni alcalde ni gobernador hayan planteado la posibilidad de aprovechar los niveles extremos de la presa San José para desazolvarla. La medida es necesaria ya que cada año disminuye la capacidad de almacenamiento de su vaso contenedor. De nueva cuenta cada uno aprovecha para llevar agua a su molino, curarse en salud o exculparse de la carencia de agua que enfrenta la ciudad.
La única ocurrencia que tuvo el alcalde o alguien se la vendió como interesante (porque luego en algunos temas no da para tanto), fue echar mano de material periodístico de alguna hemeroteca para salir a anunciar que “estamos igual, igualito, es una paradoja, algo extraño” en relación a agosto de 1974 cuando la ciudad enfrentó una crisis de agua.
No encuentro lo paradójico por ningún lado; quizá al igual que su amigo el gobernador ya comenzó a utilizar palabras que le parecen atractivas, ¿dónde, frente a la falta de agua, radica lo contradictorio o lo ilógico? No hay tal, pero sí logró distraer un poco la atención al hacer circular imágenes de lo publicado en los periódicos de aquellos años y que tanto agradan a la ciudadanía.
Ni la historia se repite, ni las circunstancias en torno a la crisis son similares, máxime que en aquellos años trabajaron de manera conjunta los gobiernos estatal y municipal para buscar y poner en funcionamiento una solución al problema. Pero en el supuesto que se repitiera, dado que el problema es “igualito”, podría tomar el teléfono y llamar al exgobernador Fonseca –que además es miembro de un muy sui génerisconsejo de exalcaldes de la capital– para que le pregunte cómo enfrentó y resolvió el problema el alcalde Dahuajare y, ya entrados en gastos aproveche para que éste le llame a Gallardo y le sugiera qué hacer.
Las condiciones climatológicas, demográficas, urbanísticas, políticas, económicas y de infraestructura son completamente distintas a las de hace 49 años; quizá sólo las de capacidad de solución se le asemejan, y aún éstas con su muy notable excepción dado que los alcances de ambos gobiernos eran mucho más limitados que los actuales. Pero algo hay qué decir en tanto la cosa sea disminuir la presión social, no importa que sean estupideces.
Más, todavía, la excepcional inteligencia del gobernador propuso que las nubes fueran bombardeadas para producir lluvia, la cosa es que no hay nubes ni se ha siquiera pensado en contratar un avión para tal fin. Tampoco nadie ha propuesto otro tipo de medidas alternas que permitan paliar otras futuras crisis.
Por el contrario, de nuevo el alcalde dice que la solución planteada hace diez años fue la presa El Realito, pero que como proyecto fracasó. De ser así, ¿para qué se continúa apostando a su mantenimiento y rescate si es una obra inviable?, ¿para qué se sigue diciendo a la ciudadanía que las cosas cambiarán ahora que bien funcione? Siempre se supo y algunos lo objetaron, pero había que dar marcha a los proyectos encaminados a abastecer no la ciudad sino las inversiones de la Zona Industrial y de otros negocios particulares. Lógicas foxista y marcelista, que no debieron ser tan promisorias, que el propio gobierno de Guanajuato abandonó el proyecto.
De presentes y nuevas soluciones nada se dice; habrá qué sentarse a esperar a que en los mismos periódicos de aquellos años encuentren la solución al problema y otra vez salga a decir –con cara de doliente en medio del funeral– que las medidas a tomar serán iguales, igualitas, que resultó paradójico, extraño…
Hace tiempo se sabía que esto iba a ocurrir y no encendieron las luces preventivas, ninguna medida de prevención se puso en marcha y se dejó incrementar el problema. Todo se busca resolver a último momento, recurriendo a la compasión ciudadana mediante video mensajes que en nada ayudan. El mismo caso de la escultura de busto de Blas Escontríadañada en estos días pero que desde hace años, ya inminente el peligro, debió ser retirada de ese espacio, reemplazada por una réplica, y resguardada en otro que garantizara su preservación.
Pero más allá de las denuncias penales que, dicen en el Ayuntamiento, levantaron o levantarán, quizá pronto aparezca el alcalde, acompañado de alguna autoridad del Centro Histórico para decir que este acto de vandalismo fue igualito a los de 1998 y 2015. Paradójico, extraño…
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