Ángel Castillo Torres
Por lo hasta ahora conocido queda claro que el gobierno que encabezó Juan Manuel Carreras ha sido uno de los más corruptos de las últimas décadas. Por todos lados brota la podredumbre que dejó su desastroso gobierno. Corrupción y abuso en el ejercicio de la función pública son los rasgos distintivos de lo que ahora se conoce como La Herencia Maldita. Los casos más escandalosos en los que se ha podido documentar la presunción de rapiña han sido los que involucraron a Mónica Rangel, “La doctora Muerte”, en la Secretaría de Salud, el de Leopoldo Stevens en la Secretaría de Obras Públicas y más recientemente en la Dirección de Pensiones que técnicamente se encuentra en quiebra. En todas estas tramas la Fiscalía General del estado ha logrado vincular a proceso a los presuntos responsables; incluso algunos de ellos fueron a parar a las mazmorras del penal de La Pila. Otros andan a salto de mata para que no les echen el guante. Por esta huella de abusos dejada por el gobierno de Carreras ha surgido un fantasma que en forma de pregunta recorre los pueblos y ciudades del estado: ¿Cuándo le tocará el turno al güerito Carreras de rendir cuentas ante la justicia? ¿O acaso hay algún Pacto de Impunidad que lo protege? ¿Por qué el PRI no sale a deslindarse de tanta porquería? Con estos antecedentes ¿tiene autoridad moral la coalición “Fuerza y Corazón por México” para pedir el voto a favor de sus candidatos?
Para nuestra desgracia el manantial de casos de corrupción cometidos durante el gobierno carrerista no para de descargar su caudaloso flujo de aguas negras. Por ejemplo, la semana pasada circuló con fuerza el rumor de que un nuevo escándalo de corrupción estaría por estallar. Ahora el presunto culpable sería ni más ni menos que el flamante coordinador estatal de la campaña de Xóchitl Gálvez, el rabioso y abusivo Fernando Chávez Méndez.
Se afirma que el exsecretario del Ayuntamiento de la capital está siendo investigado por el fraude cometido en la obra de infraestructura vial Red Metro. Por este asunto se detuvo a Leopoldo Stevens, exsecretario de Desarrollo Urbano durante el Carrerato a principios de septiembre de 2022. Al aludido se le imputan los delitos de ejercicio indebido de la función pública y asociación delictuosa. Hoy desahoga su proceso penal en la comodidad de su domicilio debido a su avanzada edad. No hay aún sentencia firme que lo condene pero todas las pruebas en manos de la Fiscalía dicen otra cosa. Al respecto es oportuno recordar que Chávez Méndez fue Secretario de Comunicaciones y Transportes durante el gobierno de Juan Manuel Carreras. Por ello se le está investigando si tuvo alguna responsabilidad en el daño patrimonial que se causó a las arcas públicas en la fallida obra de la Red Metro. Nos comentan fuentes bien informadas que Fernando está siendo señalado como presunto responsable –en calidad de coautor- en la carpeta de investigación que la Fiscalía tiene en sus archivos. De confirmarse esta acusación en los próximos días estaría por librarse una orden de aprensión en contra de Chávez Méndez.
En los mentideros políticos se interpreta que su probable detención sería parte de las acciones de guerra sucia para dañar la campaña de Xóchitl Gálvez. El impacto mediático que la aprensión de Chávez Méndez tendría sería catastrófico para los seguidores de la candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México”. De por sí el hecho de que a Xóchitl la respalden tres partidos que se descomponen en el ácido del desprestigio constituye una carga incomoda que limita sus posibilidades de éxito, más ruinoso sería que Chávez Méndez -uno de los símbolos más representativos de La Herencia Maldita- apareciera fotografiado tras las rejas.
Los que propusieron a Fernando Chávez para ser el coordinador estatal de la campaña de Xóchitl Gálvez hoy se encuentra intranquilos por la suerte que pueda correr el exsecretario de Comunicaciones y Transportes. Sobre todo para aquellos ciudadanos que de buen fe integran el bloque de organizaciones de la sociedad civil que están convencidos de que Xóchitl no tiene las mañas de priistas, panistas ni perredistas. Para ellos resulta casi imposible hacer labores de proselitismo en favor de la hidalguense cuando tienen que andar justificando cómo es que Xóchitl se rodea y confía en personajes de negro historial como Chávez Méndez. Algunos líderes de estas organizaciones no gubernamentales ya están valorando pedir la sustitución del presunto involucrado en la estafa de la Red Metro.
Por su parte Fernando Chávez ha optado por esconderse. El miedo lo consume. La incertidumbre lo mata. Sabe que el gobernador Gallardo está convencido de que la cruzada contra La Herencia Maldita es una causa justa y va en serio. Si la larga mano de la justicia lo alcanza no será por venganza, simplemente es justicia. A Fernando Chávez le ha llegado la hora de ser juzgado. Los fantasmas de su pasado vienen a su encuentro para llevárselo al infierno. Para él las próximas horas serán sombrías, está en capilla.
Guerra sucia contra Galindo
Dice el todavía alcalde en funciones Enrique Galindo que en redes sociales se ha desatado una campaña negra (guerra sucia) en su contra. Afirma el candidato a la reelección que “alguien” intenta manchar su imagen política. Pero siendo él un Súper Policía nos informa que luego de profundas investigaciones ha detectado 15 cuentas digitales desde las cuales lo están atacando. Y advierte a sus detractores en tono amenazante: “Todo deja huella, ninguna cuenta es local, son articuladas, pagadas, pautadas; está muy clarito y ya hasta calculamos cuánto dinero están invirtiendo”.
Las sesudas investigaciones que sus amigos de La Policía Digital han realizado lo llevan a la conclusión de que hay personajes (“terceros”, les llama él) que están pagado esta estrategia de lodo.
Así que Galindo haría un gran servicio a la calidad de las campañas procediendo a interponer una denuncia ante las autoridades correspondientes. Con todos los elementos de prueba con los que cuenta el alcalde-policía sería muy valioso que desenmascare a quienes apuestan a contaminar el ambiente político de las campaña municipales ya próximas a iniciar el 20 de abril.
Si Galindo no denuncia quedará como hablador. Pero en cambio, si lo hace y encuera a los malosos que quieren desprestigiarlo ganará puntos para su campaña y empedrará el camino que lo puede llevar a la reelección en el cargo.
Todos los candidatos cuando quieren quedar bien se visten con los ropajes propios del demócrata y pide con toda pompa y circunstancia “Campaña de altura”, “Campañas de propuestas y no de denostaciones”, “Campañas de civilidad y no de barbarie”.
Así que si Galindo quiere ser un demócrata debe ir a fondo y desenmascarar a los promotores de la guerra sucia.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.