Ciudad de México (07 de julio de 2016).- La mejor velerista de México en este momento se llama Demita Vega, número 14 de la clasificación mundial en tablavela y quien se perfila para sus segundos Juegos Olímpicos con ánimos de consolidación tras haber fallado en la clasificación hace cuatro años.
Vega terminó en el lugar 27 en Beijing 2008, los juegos de su debut, y para Londres 2012 no pudo clasificarse. Cuatro después regresa con ánimo de revancha, con madurez competitiva y la serenidad que otorgar las millas recorridas en el mar.
“He ido ganando mucha experiencia y en mi deporte es algo que cuenta muchísimo. Nosotros jugamos con el viento, que es algo invisible y tienes que entrenarte para encontrarlo en el mar, es un deporte de experiencia porque dominar eso te lleva muchísimos años. Creo que estos ocho años me van a servir para hacer un buen papel en Río”, expone Demita a Excélsior.
La fortaleza de Demita Vega para los Juegos Olímpicos de este año es saber defender su posición y velear con las condiciones que naturalmente son su debilidad. “Soy una atleta con biotipo medio, lo cual sería más ventajoso porque me va bien en viento medio y no son tan perjudiciales las condiciones extremas. Entonces el reto más grande es dominar todo el rango de viento en que puedes competir”, explica la mexicana.
Formada competitivamente en el sureste mexicano, Demita Vega presume que Quintana Roo le brinda espectaculares vistas y experiencias como navegar junto a delfines en plenos entrenamientos de alto rendimiento. Además, ha encontrado el equipo multidisciplinario necesario para fortalecer sus cualidades internacionales.
“Es muy importante para nosotros tener un compañero de entrenamiento porque aunque es un deporte individual, en las regatas siempre generamos situaciones de contacto porque no hay una ruta definida, cada quien escoge la línea para llegar a la boya y eso genera situaciones de colisión, entonces hay que reproducir eso en los entrenamientos y si lo haces solo no es la misma calidad de entrenamiento que si tienes alguien más para hacerlas”, explica la mexicana, graduada como ingeniera civil.
“A tan pocos días de los Juegos Olímpicos sólo pienso en eso, termino de entrenar y sólo pienso en qué debo hacer para seguir mejorando. Ahorita cada cosa que hago está enfocada en Río, desde cómo voy a dormir, mis horas de descanso, una vez que pasen los Juegos será otra cosa. Años atrás si me diversificaba y hacía otra cosa, pero ahora estoy a full en Río”, explica sobre la madurez mental que ha adquirrido.
La visualización de la competencia, en una bahía que ha generado polémica por la contaminación que posee, es algo fundamental para Vega, que será una de los tres veleristas que presentará México en Juegos Olímpicos, equipo que completan David Mier (Tablavela) y Terán y Yanic Gentry (Laser).
“La salida es muy adrenalínica porque nos dan cinco minutos para elegir el lugar del que quieres salir, pero todas salimos al mismo tiempo, se inicia en el máximo. No es una carrera que inicias poco a poco y vas subiendo intensidad, nosotros empezamos con intensidad máxima, pero si te pasas, te quemas para todo lo que falta y si te quemaste en cinco minutos, los otros 25 los vas a estar sufriendo, tal vez logras estar adelante pero luego te van a pasar”, advierte Demita.
Durante la regata, el manejo de los vientos es clave, aunque conefectos diferentes al ciclismo.
“Hay que estar atenta a las situaciones de contacto, quién va a pasar adelante y quien se queda atrás porque si logras estar adelante tienes un viento fresco, y si alguien está atrás de ti le vas curbiendo el viento. Aquí es el opuesto de la bici porque en la vela tienes menos viento y te vas quedando atrás, lo que buscas es tener más viento que los demás. Cruzar la meta cuando estás adelante siempre es adrenalínico”, afirma.
Río será una graduación deportiva para Demita Vega, que carga el compromiso de un buen resultado. “Para que me pueda ir bien en la competencia debo estar relajada y tranquila, sin ningún tipo de presión adicional que no ayude. “Me veo dominando las condiciones, generando buenos recuerdos y que cuando pasen los juegos tenga una sonrisa”, finaliza la mexicana.
Fuente: Excélsior. (Por Saúl Trujano)