Fotografía, huapangos y Día de Muertos: un homenaje a San Luis Potosí

Texto y fotografías: Nancy García de la Rosa

Ser potosina. Casi imposible explicarlo con palabras, pero capaz de sentirlo en cada poro de la piel, así como se siente la música en todo el cuerpo. Es escuchar al violín endulzar el oído con largas notas, y sentir a la quinta que hace vibrar sus cuerdas sin pena, mientras se observa cómo la luz cae suavemente sobre las curvas de la jarana. La luz, para mí, es la forma más encantadora de expresar aquello que llevo dentro.

“¡Qué bonitas se ven!”, repite la gente mientras Flor de Abelia se maquilla en las calles del Centro Histórico, portando un quexquémitl con colores vibrantes que atrapa toda mirada curiosa que se detiene al pasar. Falta poco para el Día de Muertos, y con cámara en mano, comenzamos a hacer eternos los segundos.

El mercado Hidalgo es la cuna de miles de historias, vidas pasadas, anécdotas al aire. Con casi 80 años de existencia, el paso del tiempo importa poco al momento de voltear a cualquier rincón, que nos muestra pinceladas de cultura y tradición.

Es por ello que se eligió como la sede para la realización de este homenaje fotográfico a la esencia de nuestro estado.

Entre artesanías, naranjas y calaveritas de azúcar, pasean Mayrani, Renata y Valentina. Les pido que toquen algo, y mientras capturo cada instante; se acercan niñas, niños, vendedoras, artesanos y cocineros, unidos por sus raíces, encantados por lo que están sintiendo, viendo, escuchando.

En San Luis Potosí suenan las mujeres y en cada paso, dejan su huella imborrable en el tiempo. Pintan la historia con su música, baile, arte y conocimiento. En este estado y el resto del mundo, las mujeres trazan el ayer y el ahora, tal como lo hacen la vida y la muerte, al ser compañeras inseparables, que se procuran cada segundo la una a la otra.

“Somos Flor de Abelia, por una de las flores representativas del estado”. Quedó grabado en mí cuando me di cuenta de comenzaba a crear como grupo, siendo la esperanza por mantener vivas nuestras tradiciones a través del arte, siendo jóvenes, siendo mujeres.

A los alrededores del mercado, el ambiente se llenó de música y gran público. En un puesto de revistas o en las tortas más conocidas de la ciudad, el petob y las notas musicales entran a cada espacio histórico, y reescriben preciosas memorias sobre el paso visible del tiempo.

Los momentos más especiales de esta serie fotográfica los llevo en el corazón; son una caricia al alma que me recuerda la herencia de grandes tradiciones, poderosas e inigualables, capaces de inundar de color cada mágico espacio que, de manera errónea e inevitable, parece cotidiano.

Trío Flor de Abelia (IG: trio_flor_de_abelia)
Violín: Mayrani Argot
Jarana: Renata Hernández Montes
Quinta: Valentina Martínez

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