La cultura mexicana posee un ingenio para enriquecer y darle otro enfoque al vocabulario. Albures, dichos populares y frases nacionales, sólo son entendidas por aquellos que nacieron bajo la bandera del águila y la serpiente. Así, a continuación te presentamos las frases más comunes con las que los mexicanos disfrazamos muchas cosas y que ya forman parte de nuestro colectivo popular:
“¡Ya nos cayó el chahuiztle!”
El chahuiztle es una plaga que afecta a muchos cultivos. Cuando usamos esta frase, queremos decir que nuestros problemas están a punto de empeorar. Algunas personas equivocan la frase y suelen decir “¡Ya nos cargó el chahuiztle!”; afirmación evidentemente incorrecta, ya que el chahuiztle es un hongo y no puede tener brazos para cargarnos. Esta palabra dejémosla para otros personajes que sí nos pueden cargar como el payaso, la tiznada, pifas o el coco.
“Darle vuelo a la hilacha”.
Se refiere a esa saludable actitud de seguir hasta que el cuerpo aguante… y un poquito más. La hilacha es literalmente, un pedazo de tela cualquiera, y representa tu fuente de placer favorita o la que esté más a la mano en el momento en que decides darle vuelo.
“Te doy un aventón”.
Esta bondadosa propuesta no tiene nada que ver con la violencia. Sólo expresa el deseo de acercarte a tu destino.
“Tu amigo el fresa me cae bien gordo”.
Osease: Ese amigo tuyo es demasiado creído y no simpatizo con él en lo absoluto. Bastante largo, ¿No?
“Aflójale”.
Ok, en esta frase, su significado dependerá del contexto, pero casi siempre se refiere a pedir algo: dinero, pertenencias o incluso sexo. Si es un desconocido con mala actitud quien te hace la petición… probablemente estás siendo víctima de un asalto.
“¡Cuidado! Te vas a dar un ranazo”.
Uno de esos cariñosos consejos que las madres suelen dar a todo pulmón cuando sus angelitos peligran al jugar o subirse a ciertos lugares. Un ranazo es el trancazo o golpe que se dan los niños. Por ejemplo, cuando no se amarran las agujetas.
Voy a chacharear.
Quiere decir que alguien tiene demasiado tiempo libre y no tiene la menor idea de qué hacer con él. Chacharear es ir a un lugar, puede ser un centro comercial, tianguis o mercado sin un objetivo específico, puede que al final compres algo, pero no es nada seguro.
“Echar la hueva”.
Otro caso de alguien con demasiado tiempo libre, pero sin ninguna iniciativa de hacer algo. Alguien que admite estar echando la hueva, es alguien orgulloso de su condición de flojo, y busca ser la envidia de todo aquel que no se puede dar el mismo gusto.
Sepa la bola.
Esta curiosa frase sustituye a un simple no sé, pero apela a una entidad abstracta: la bola, que se refiere a toda la gente que conoce la respuesta de ese cuestionamiento.
“Dar el gatazo”.
Quiere decir que no puede guardar las apariencias. Cosas y personas pueden aparentar ser algo distinto a lo que son y así dar el gatazo.
“Me hace lo que el viento a Juárez”.
Esta frase tiene todos los elementos necesarios para convertirse en un clásico, pues involucra fuerzas de la naturaleza y personajes históricos; y aunque todos los mexicanos entienden su significado, nadie sabe a ciencia cierta de donde viene. Aunque las teorías justifican por qué a Benito Juárez el viento no le hizo nada, ninguna prevalece sobre las otras. Nosotros nos quedamos con la versión de que ni los vientes más huracanados tenían la capacidad de despeinar a Don Benito a consecuencia de algún menjurje que se embarraba en el pelo todas las mañanas. Ese peinadito no era obra de su casualidad, se los aseguro.
“Rífate por la banda”.
La “banda” son los amigos, y esta frase se usa para exigir a alguno de sus miembros que haga un esfuerzo extra (rifarse), en nombre del bien común o de quien hace la petición. Es un acto de sacrificio por otra u otras personas, por ejemplo, acompañar a alguien a una reunión familiar o fiesta aburrida.
“Ahí nos vidrios”.
Tan fácil: “Nos vemos” o “Hasta luego”.
¿Qué otras conoces?