Gallardo: el hostigador de alcaldes confeso

Abelardo Medellín Pérez

Que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona amenace con perseguir judicialmente y hostigar a comunicadores y ciudadanos por expresar su visión y opinión en redes sociales, no es algo nuevo; en al menos dos ocasiones durante su sexenio, el jefe del ejecutivo potosino había expresado su interés por denunciar a quienes (a su criterio) han mentido casi tanto como él mismo lo hace.

Al margen de esta nueva amenaza de acoso, se revela a diferencia de otras ocasiones el encono y la abyección que el gobernador reafirma tener, no solo con los ciudadanos, sino contra otra nueva víctima: los alcaldes.

En entrevista este miércoles 8 de enero, el gobernador de San Luis Potosí tuvo otro de sus, cada vez más comunes, delirios de persecución, cuando se le preguntó por la preocupación que han mostrado los potosinos ante el aumento que hubo por el cobro del cambio de la tarjeta de circulación.

Ante una pregunta que buscaba que el jefe del ejecutivo tuviera una oportunidad de explicar hondamente la naturaleza de este nuevo impuesto, el gobernador prefirió ignorar la seriedad de la plataforma y convirtió la plática en una burda queja paranoica contra presuntas páginas en redes sociales, que habrían intentado desinformar sobre este nuevo cobro.

Al margen del desvarío, el gobernador comentó:

“Es muy desgraciante (sic) que los ayuntamientos estén trabajando en estas campañitas”, para después afirmar que ya se preparan cuatro denuncias contra quienes “incurran en falsedades”, a quienes se intentaría denunciar por “lo que podamos adjudicar a estas personas”.

El anuncio está claro. El gobernador Gallardo Cardona no solo es incapaz de procesar la impopularidad de su medida, no solo es incompetente al tratar de justificar su política recaudatoria, sino que con todo ello a cuestas, en lugar de preocuparse en cómo sortear el tema, prefiere encolerizarse y fingir indignación contra algún desafortunado alcalde del estado.

Con el simple comentario dirigido a los ayuntamientos, el gobernador ya avisa que buscará seguir y probablemente fortalecer una medida que comenzó desde un año antes de las elecciones del pasado 2024: perseguir e intimidar alcaldes.

Extensa es ya la leyenda negra Gallarda sobre el acoso que el Gobierno del Estado ha ejercido contra autoridades municipales que, o necesitan en las filas del Verde o simplemente se interponen en los planes políticos del proyecto oficialista.

El más conocido de ellos, por las consecuencias hasta las que llegó, seguramente es el del alcalde de Matehuala, Iván Estrada, a quien detuvieron y procesaron en 2023 por el presunto delito de ejercicio abusivo de la función pública; el alcalde fue acusado de haber firmado cheques a su nombre para el pago de diversos conceptos propios de la administración, práctica que ayende de ser común en otros municipios, incluso hacían sus antecesores.

Para Gallardo los alcaldes son como los semáforos cuando uno tiene prisa: incómodos y estorbosos si me frenan, pero muy útiles si están en verde.

Por esta misma lógica, el gobernador nunca ha dejado de aparentar sanas relaciones con los ayuntamientos, mientras al miso tiempo mantiene vivo un acoso puntual a los ayuntamientos.

Este es otro capítulo de esa furia fría que le profesa a quienes no se han hincado. No debería de sorprendernos si en el corto plazo nos enteramos que la Fiscalía General del Estado anuncia investigaciones contra trabajadores del ayuntamiento de la capital, ni tampoco será raro si el Gobierno del Estado comienza a darse golpes en el pecho y denuncia el pago de publicidad a páginas de Facebook por parte del ayuntamiento, en un ejercicio cínico de hipocresía cívica.

A Gallardo nunca le han faltado razones e intereses mezquinos para perseguir alcaldes, sitiar municipios, golpear la estabilidad financiera de municipios o acosar poblaciones, lo único que le falta, en todos los casos, es una excusa.

Ahora ha encontrado una muy simplona y ridícula razón, pero una razón al fin, para volver a confrontarse con la capital potosina, y el alcalde capitalino, Enrique Galindo Ceballos, deberá cuidarse de las maniobras de un mentiroso que se dice aludido por falsedades.

Y si no es el alcalde capitalino, muy seguramente el gobernador utilizará esta oportunidad de bronca para arremeter contra los ayuntamientos morenistas de la región Huasteca, que ya amenazan con debilitar la base de apoyo con la que cuenta el PVEM en dicha zona.

Lo lamentable, al margen de la latente amenaza contra los alcaldes, es darnos cuenta de lo altamente normalizado e internalizado que tenemos la persecución judicial de la que se vale cada que puede el gobernador.

En el actual sexenio los problemas, por más complejos, históricos o sistemáticos que sean, se resuelven a punta de carpetas de investigación y con el apoyo irrestricto de una fiscalía agachona, con una titular el doble de servil.

Si las pensiones tienen un problema de solvencia que requiere reformar el modelo de financiamiento, entonces la solución de la Gallardía es obvia: perseguir judicialmente. Si se descubre que una ex secretaria de Salud robó dinero del erario y hay materia para procesarla, entonces la solución, claro está, es encerrar a alguien, aunque no sea dicha secretaria. Si el Partido Verde carece de candidatos capaces en una demarcación y es necesario quitar del camino al alcalde en reelección, pues ¿qué más se podría hacer?, ¿buscar perfiles competentes? No, mejor aprehender al opositor.

La carta de la persecución se ha vuelto una constante en un gobierno donde la incapacidad se mezcla con la intolerancia, y mientras permitamos que ocurra sin condenar el talante autoritario de quien lo ejerce, seguiremos bajo el mando de, no un gobernador, sino un hostigador de alcaldes confeso.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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