Antonio González Vázquez
La capital potosina está entre las ciudades más inseguras de México. La percepción de inseguridad de los capitalinos cerró en el primer trimestre del año en 89.6 por ciento. El dato es demoledor para el gobierno municipal que resulta exhibido en su incapacidad para ofrecer seguridad a los habitantes de la ciudad.
Es tan lapidario el dato de que apenas 1.4 capitalinos se sienten seguros, que con eso bastaría para que el propósito reeleccionista de Ricardo Gallardo Juárez sea rechazado por la sociedad.
Resulta de por sí escandaloso que un funcionario que probadamente ha fallado en el tema de la seguridad, se atreva a volver a pedir el voto. El fracaso del gobierno municipal lo ilustra con creces el decimonoveno levantamiento de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, realizada por el INEGI.
Desde que inició la administración del gallardismo en la capital, la tendencia al crecimiento en la percepción de inseguridad ha sido consistente. En este momento, está a décimas de lograr que nueve de cada diez capitalinos sientan temor en la ciudad.
Gallardo Juárez siempre hizo a un lado los temas de mayor preocupación de la población y se ocupó de hacer campaña en medios de comunicación propios y rentados, en los que ha vendido la idea de que todo está bien y que lo que no está bien, no lo toca a su gobierno atender.
Además de la manipulación de la opinión pública con medios de comunicación a su servicio, la estrategia de regalar a las masas todo lo que se pueda regalar y hacer fiesta de todo lo que se pueda hacer fiesta; ha logrado que temas tan graves como el de la inseguridad no lesionen su imagen con la contundencia que se merece.
Pero las cosas han ido cambiando poco a poco y es cada vez más claro para los ciudadanos el hecho de que el gobierno capitalino no tiene capacidad para resolver los principales problemas de los ciudadanos, empezando por la inseguridad.
Resulta apabullante el hecho de que solamente el 16 por ciento de los capitalinos considera satisfactoria la atención del ayuntamiento a los principales problemas de la ciudad.
Y más crítico aún, es el hecho de que la desconfianza en la policía municipal alcanzó el 62 por ciento.
Con esos números, solo un cínico buscaría la reelección.