Carlos Rubio
Ya sea en la Sierra o en el Barrio, los miguelitos han hecho que Ricardo Gallardo Cardona se enfrente a encrucijadas que no lo han dejado bien parado ante la población, debido a que han exhibido la realidad entre sus actos y su discurso.
Principalmente han sido aquellas personas que han demostrado preocupación por sus entornos, quienes han ventaneado al gobierno estatal, luego de alzar la voz frente a lo que consideran una injusticia.
Empezando por la Sierra de San Miguelito, la indiferencia del gobernador ha sido notoria. A pesar de que llegó al gobierno abanderado por un partido cuyo nombre lleva las palabras “verde ecologista”, la realidad es que el medio ambiente es de lo último que le importa a él y a todo el grupo de individuos que encabezan este instituto político a nivel estatal y nacional.
A simple vista es bastante obvio el deslinde que Gallardo Cardona hace del tema cuando se le cuestiona. A lo mucho se limita a un “vamos a proteger la Sierra”, pero de ahí no pasa. Las razones de su actuar pueden ser varias, la más visible ha sido su cercanía con los empresarios que conforman su Consejo Consultivo Potosí, mismos que aún persiguen su ya muy desvanecido deseo de realizar el proyecto inmobiliario Las Cañadas y principales interesados en la Vía Alterna.
Ayer, como por obra de magia o de la divinidad, el Gobierno del Estado dio a conocer que llevó a cabo una reforestación de la Sierra de San Miguelito, en colaboración con la empresa Contitech Mexicana.
El escueto boletín enviado el lunes apenas menciona que el ejercicio se hizo en Villa de Reyes, aunque no especifica en qué zona; tampoco dice qué día se llevó a cabo la reforestación, únicamente menciona que es una acción en el marco del Día del Árbol que se conmemora el 11 de julio.
“La Segam anunció que la meta es sembrar durante julio más de 30 mil árboles endémicos en esta Área Natural Protegida”, dice el comunicado.
De lo que no se olvida el gobierno estatal es de su costumbre de inflar cifras.
Según dice el texto, en la jornada participaron 500 personas “entre trabajadores de esta compañía, habitantes del municipio y personal del Estado y la Federación”. Sin embargo, se adjuntó una fotografía grupal en la que apenas aparecen entre 160 y 170 personas, gran parte de ellas son niños.
Destaca también que en la fotografía luce principalmente una bandera de la empresa Continental y del gobierno estatal apenas se observan pocos chalecos verdes que portan algunas personas.
El anuncio fue hecho dos días después de que los Guardianes de la Sierra de San Miguelito encabezaran una segunda jornada de reforestación exitosa en el ejido de Guadalupe Victoria y su anexo La Cruz, en Mexquitic de Carmona, con una participación estimada de 450 personas.
En asistencia nadie le gana al gobernador.
Si en Mexquitic se hubieran anunciado mil personas, el gobierno presume mil 50, aunque las mismas fotografías digan lo contrario.
El mensaje es claro y muy simbólico. El gobernador no quiere tener nada que ver con la lucha que encabezan los Guardianes de la Sierra de San Miguelito, respaldados por el propio gobierno federal.
Él tiene sus propios compromisos que no se pueden empañar con una lucha social.
Y hasta cierto punto puede no ser tan malo. Entre más lejano se encuentre Ricardo Gallardo, quizá la Sierra esté más a salvo.
Otro de los miguelitos que han sido una piedra en el zapato del gobernador ha sido el Barrio de San Miguelito.
Ya va para un año aquella obra que inició entre vítores y aplausos para el Gobierno del Estado; un año que pasa rápido para quienes observamos desde afuera, pero no para quienes diariamente tienen que salir de su casa con los zapatos limpios y con la primera pisada se manchan de tierra; un año sin condiciones dignas para vivir.
La justificación a los atrasos siempre es la misma: los amparos, que, hasta cierto punto, es verdad, esto detuvo las obras que con gran ímpetu comenzó el gobernador. Pero en el fondo, le pusieron un alto a una acción carente de proyecto y de una visión incluyente y responsable.
Lo que ocurrió en este barrio exhibió fielmente que, con esta obra, el principal interés del gobernador no era la ciudadanía, de lo contrario ya la hubiera terminado, por muchos corajes que hubiera hecho. Es obvio que, de haber voluntad por parte del gobierno estatal, la agonía en San Miguelito hubiera acabado hace mucho.
¿O cómo explican que se concluyó en menos tiempo un paso a desnivel en Cordillera de los Alpes, que una remodelación de calles en San Miguelito?
No tiene sentido.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.