Gobierno derrochador y expectativas presupuestales

Por Victoriano Martínez

Seguramente cada institución gubernamental o educativa tiene sus razones y necesidades plenamente válidas para verse administrar en 2023 un presupuesto más elevado que el que aún no terminan de ejercer este año y confían en que se les dará porque si en los poco más de 11 meses que lleva el actual gobierno se ha dado tanto dispendio es porque recursos sobran.

El Congreso del Estado y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí ya han manifestado su confianza en que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona estará dispuesto a incrementarles los recursos para el 2023.

El alcalde Enrique Galindo Ceballos no sólo deja ver su confianza en que recibirá más presupuesto, sino que hasta ya le asignó un destino: mil millones de pesos para rehabilitar la avenida Venustiano Carranza desde el Jardín de Tequis hasta el Parque de Morales.

El Congreso del Estado encontró en la obligación legal de realizar consultas públicas en diversos temas, que existen en diversas leyes desde hace varias Legislaturas, el pretexto ideal para justificar un aumento en su presupuesto.

En los indicadores de desempeño no sólo tendrán que demostrar que los recursos adicionales que señalan como necesarios sirvieron, sino que también fueron capaces de generar los mecanismos y dinámicas de un genuino parlamento abierto, y no sólo se gastarán esos recursos adicionales en propaganda y acciones de mera simulación.

El 30 de agosto, el rector de la UASLP, Alejandro Javier Zermeño Guerra, expresó su confianza en que para 2023 recibirán un presupuesto mayor porque ha tenido una “muy buena respuesta del señor gobernador”.

Una confianza que, si bien es una buena noticia para la Facultad de Ciencias Químicas porque podrá costear los reactivos utilizados en sus laboratorios, o para el mantenimiento de los costosos equipos con que trabaja la UASLP, también abre una esperanza para quienes trabajan en el edificio de la Facultad de Ciencias con temor a que pudiera colapsar.

O esperanzas también para los estudiantes que han visto deteriorarse los edificios a los que acuden a clases, como el caso de la Facultad de Psicología –que parece un caso extremo– que lleva años sin ser atendida con el argumento de falta de presupuesto.

La inversión anunciada por Galindo Ceballos para la avenida Carranza tiene muchos indicios de tratarse de un exceso de confianza y una propuesta desproporcionada. ¿Cuánto tendría que aumentar el presupuesto municipal para que tal inversión fuera posible?

Para este año, el Ayuntamiento contó con un presupuesto de 3 mil 396 millones 102 mil 298.14 pesos, de los cuales al gasto corriente se asignaron 2 mil 872 millones 998 mil 3.30 pesos (mil 410 millones 942 mil 587.68 pesos a sueldos y mil 255 millones 107 mil 832.73 pesos para compra de bienes y servicios).

Se trata de dos rubros cuyo gasto difícilmente podrían reducirse para 2023 y que este año dejaron un monto por 523 millones 104 mil 294.84 pesos para rubros como “construcciones en proceso” (donde se encontraría la obra anunciada para la avenida Carranza) y el pago de los financiamientos pendientes.

Concentrar mil millones de pesos en la rehabilitación de 2.3 kilómetros de la avenida Carranza equivaldría prácticamente a concentrar toda la acción de obras del ayuntamiento a ese espacio. Algo así como si todo el municipio se concentrara en ese tramo de principal avenida de la ciudad.

Tres ejemplos (Congreso del Estado, UASLP y Ayuntamiento) de las expectativas presupuestales –para acciones justificadas o no– que parecen alentadas por un gobierno que cambió el lema aquel del marcelato que decía que se va a gastar lo que se tenga que gastar por algo más que un parafraseo que actúa guiado por un se va a derrochar lo que se tenga que derrochar.

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