Óscar G. Chávez
Gracias a las innumerables pénsulas y puntadas que casi del diario se le escuchan al gobernador de San Luis Potosí, nos hemos percatado en muchas ocasiones y a pesar del tono pontifical en que habla, que no tiene ni idea de lo que dice; también nos damos cuenta que es incapaz de manejar sus emociones y que lo de él es la vulgaridad y el aporreo indiscriminado, pero faltaba alguna que comprobara que habla más rápido de lo que piensa, que el razonamiento pausado, juicioso y reflexivo, simplemente no se le da.
En términos coloquiales, resulta que viene doña Xóchitl Gálvez y, buena que es para la crítica simplona, hace algunos señalamientos que para nada agradan al gober, entre ellos dar a entender que Enriquito es un buen chico, pero que lo maltratan y no lo apoyan, además de enfatizar las problemáticas del agua y la inseguridad, y para pronto, fiel a su estilo, arremetió contra la pobre mujer; desde luego, buscando demeritarla, porque no olvidemos que ante todo es la candidata de la competencia y aunque comienza a ser evidente que no tiene posibilidades de llegar a la grande, hay que quedar bien con ya saben quién y ésta era buena ocasión.
Así que al día siguiente más tardó en clarear que el gober en salir a decir que Xóchitl no sabe ni lo que dice, que no conoce San Luis, cosas que posiblemente sea cierta, pero parece que no se da cuenta que están en igualdad de circunstancias: él tampoco tiene idea de la mayoría de las cosas que dice, pero, además, gusta de ribetear esa ignorancia con mentiras, con la diferencia que mientras la candidata escucha a sus asesores, éste no escucha a nadie, incluido su general de Gobierno, garante de su seguridad e integridad física, moral y espiritual, quien también se unió a la desacreditación.
En algo sí tienen razón Richo y Lupe, la totalidad de estos dichos surgen en medio del encono provocado por las campañas electorales, hasta antes de esto creo que Xóchitl no se había preocupado por Enriquito y no lo sabemos pero posiblemente hasta lo haya golpeteado allá en el pasado cuando éste era el primer policía de la nación; porque recordemos que la corporación que dirigía, también tuvo sus excesos y hasta donde sabemos, aunque ahora coman en la misma mesa y anden en francos amoríos, no era muy devota del PRI. Cosas de la vida.
Derivado de la visita de la candidata azul-tricolor-amarilla hay algo que resulta más preocupante o divertido, según se quiera ver, por un lado deja mal parado al alcalde, mostrándolo casi como un niño indefenso y malquerido, mientras que por otro exhiben la falta de convocatoria no sólo del Ayuntamiento de la capital, sino de los tres partidos opositores en conjunto; la concurrencia fue escasa y de no haber contado con el acarreo de empleados municipales, es posible que hubiera sido todavía más desangelado. Esto también vuelve evidente que ya sin ningún distingo de cargos o partidos, todos acaban apoyando a sus respectivos candidatos y acudiendo a sus eventos.
De lo dicho por el alcalde también algo es cierto, el combate a la inseguridad debe darse en coordinación entre los tres órdenes de gobierno y aquí parece que es inexistente, cada quien jala por su lado, pero entonces, derivado de sus propios dichos y al margen de la teoría, parece que Enrique Galindo no es tan especialista en seguridad como se suponía o como se trató de hacer creer en otro momento; no alcanza a garantizar la seguridad de la ciudad que gobierna. Digo, un súper policía es súper policía en cualquier contexto, ¿o será que el frío decembrino lo ha entumido?
También provoca un poco más de frío y hasta acalambramiento el no saber cómo ocurrió o a cambio de que el Ayuntamiento asumió el control de la compañía Aguas del poniente. Si bien se ha hablado que ésta no se integra al Interapas ni queda bajo su jurisdicción, no se ha profundizado más en el tema que se ha tratado con un hermetismo bien disimulado. Y aunque se presente como un motu proprio casi filantrópico, es evidente que tratándose de quien se trata la decisión no fue de gratis y menos en beneficio de la ciudad. ¿Qué se negoció entre el alcalde y el gran fraccionador del poniente?
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