¿Hacia dónde va la “Gallardía”?

El Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana CEEPAC, otrora un organismo ciudadano pionero, independiente, y de buena fe, ahora convertido en una agencia burocrática sin relevancia para la vida pública potosina, resolvió recién la queja interpuesta por el Partido Acción Nacional sobre la promoción personalizada del exedil soledense –hoy capitalino– Ricardo Gallardo Juárez.

La queja interpuesta, y defendida con vigor, por la representante panista Lidia Argüello, trajo consigo una resolución extensa, detallada, bien sustentada e incluso valiente de parte de los consejeros electorales, que sin embargo no la adoptaron ni votaron tan tersamente, sino como resultado de un enconado debate en el que se hicieron evidentes algunos apoyos con los que cuentan los partidarios de burlar la ley, entre ellos destaca el muy cuestionado expresidente del organismo, Rodolfo Aguilar Gallegos.

No está teniendo usted un déjà, ciertamente el señalado como abusivo, autoritario y opaco cuando era Consejero Presidente del organismo burocrático electoral, originalmente impulsado como parte de un “proyectito” por la facción más oscura y tenebrosa del panismo, hoy opina con gallardía y sin rubores a favor de exonerar el uso indebido de la palabra “Gallardía”; cual camaleón, Aguilar Gallegos se convirtió durante el debate en un encendido y elocuente partidario de no aplicar sanción alguna derivada de los señalamientos públicos  de Maximino Jasso, el líder panista municipal, hoy erigido en el único ariete de este partido frente a la omnipresente y poderosa “Gallardía”.

Esos burócratas enrarecidos que prohijó el CEEPAC, y que brincan de puesto en puesto dentro de ese espacio de ensueño para cualquier cobrasueldos, hoy vedado a la ciudadanía honrada, son de espalda dúctil, lengua aterciopelada, cavidades dispuestas y vergüenza inexistente; mire Usted que ayer ser autócrata a favor de un panismo perverso, y hoy ser diletante a favor de unos políticos ignorantes de la historia del partido al que pertenecen; como dice en Ezequiel 8 13, “Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen éstos.”

Pero Aguilar se enfrenta dentro del CEEPAC no sólo a consejeros de probada independencia, como Martín Faz, hoy perseguido ferozmente por su quehacer, sino también a la misma Presidenta del Consejo, Laura Elena Fonseca Leal; En su momento Aguilar Gallegos pretendió sorprender a todos y ser nuevamente el mandamás de la institución, y en un último hálito de razón fue echado y sustituido por la hija del exgobernador Guillermo Fonseca Álvarez.

Pero esas grillas internas del inútil organismo electoral no son tan relevantes como lo que no pudo hacer con el tema de la promoción personalizada del exedil soledense –hoy capitalino–; el CEEPAC evidenció que burlar la ley electoral es muy sencillo, sólo hace falta una pizca de inteligencia, mucho dinero, y muchísima indolencia democrática.

Rebatir que el uso de la palabra “Gallardía” es para promover anticipadamente a Ricardo Gallardo Juárez, José Ricardo Gallardo Cardona y a demás integrantes y suspirantes de su grupo político, es jugarle al vivo, al listillo, al leguleyo naco y de baja prosapia.

Negarse a acatar la resolución del CEEPAC, por muy desprestigiado que esté el inútil organismo electoral, es pasarse de la raya ética, sobre todo si siguen litigando judicialmente el tema; nadie puede discutir la capacidad y eficiencia de los abogados que los Gallardo padre e hijo han desplegado, y ese no es el punto; el punto es cumplir con los principios que fundaron la causa de Ricardo Gallardo Juárez, también los principios sobre los que se construyó al Partido de la Revolución Democrática PRD.

¿De verdad quiere Ricardo Gallardo construir candidaturas sobre una base espuria?

¿De verdad desean los Gallardo padre e hijo postularse o postular a otros candidatos auspiciados por su movimiento sobre los escombros ideológicos del PRD o renegando de los que originalmente los movieron a ellos?

En otra colaboración para Astrolabio (http://astrolabio.com.mx/esa-no-es-gallardia/) pregunté por lo que estaban haciendo Ricardo y José Ricardo, que si no era una ejecución de un plan de gobierno para la gente pobre sino una vil manipulación del dinero público para granjearse votos, era a todas luces ilegal e inmoral, y si era su manera de ver a la cosa pública, entonces eso no tenía integridad, y su plan político-electoral era una chapuza para usufructuar el poder quien sabe con qué aviesas intenciones.

¿Qué la Auditoría Superior del Estado ASE se declaró incompetente para sancionar el uso de la palabra “Gallardía” y que lo enviará al Instituto Nacional Electoral INE porque no sabe qué hacer?

Oiga, ¿pero habrá alguien en todo San Luis que piense que la ASE sirve para algo más que encubrir delincuentes de cuello blanco?

¿Alguien tendrá la inocencia de creer que esa instancia tiene primero en la mira a la integridad de la República y luego a lo que les ordenan los políticos y partidos que los pusieron en esos puestos?

Si, la mayoría de los consejeros del CEEPAC son así de ingenuos, así de inocentes, así de tiernos y blandos.

Por eso no creo que deba apelarse a las cansinas autoridades electorales, tampoco a las pringosas entidades de auditoría, ni mucho menos a los distantes y pomposos organismos electorales “nacionales”, para que deje de violarse el espíritu de la Constitución sobre propaganda electoral fuera de tiempo y publicidad personalizada con fines de promoción electoral, a ellos no hay que pedírselos, porque nada harán.

A quien hay que pedirles que cesen de violar la ley y de torturar con sus litigios a la Constitución es a Ricardo Gallardo Juárez, a su hijo José Ricardo Gallardo Cardona, a sus ujieres en el Partido de la Revolución Democrática, a sus aplaudidores y encendidos seguidores; bajo una premisa muy elemental:

No se construye una sociedad democrática sobre el cadáver putrefacto de la decencia. No se lanza una iniciativa política que cambie para bien el rumbo de nuestro estado y de nuestra comunidad, sobre el rescoldo de una hoguera en la que ardieron la ética y el bien común.

Desdeñar la resolución del CEEPAC no hace grandes a los abogados y a los políticos que los contrataron, los exhibe como contrarios al espíritu de la ley; desobedecer la resolución del CEEPAC no agrede al organismo, de suyo esencialmente inútil, sino a los ciudadanos que lo inspiraron hace más de 25 años.

No tengo idea hacia dónde van Ricardo Gallardo Juárez y José Ricardo Gallardo Cardona. Sin ética, sin decencia, sin integridad, sin sentido democrático, pueden ir a donde quieran, pero alguien, algún día, los detendrá; y pasarán a la historia como tantos otros políticos basura que hemos repudiando en San Luis Potosí.

Temario

  • Como le comenté en el temario de la semana pasada, la Auditoria Superior del Estado rechazó castigar al Ayuntamiento capitalino por el uso de la palabra “gallardía” tal como lo resolvió el CEEPAC.
  • Los terrenos que iban a ser para la Ford, menudo batacazo a la imagen de honestidad y decencia de Juan Manuel Carreras.
  • En el Congreso del Estado se siguen haciendo los locos por el tema de los automóviles, y tampoco explican lo de la millonaria suma que se aprobaron para gastar en dádivas.

Leonel Serrato Sánchez

unpuebloquieto@gmail.com

Skip to content