“Hasta encontrarlos a todos”: la lucha incansable de las Buscadoras de Cerritos

María Ruiz

En San Luis Potosí, donde la crisis de desapariciones se ha convertido en un eco que resuena en el vacío de las respuestas oficiales, madres, hermanas y familiares decidieron levantar la voz y tomar las riendas de su tragedia.

Así nació en diciembre de 2023 el colectivo Buscadoras de Cerritos, una agrupación que desafía la indiferencia gubernamental y se enfrenta a un camino lleno de obstáculos, pero también de esperanza.

Actualmente, al menos 35 familias se suman a esta búsqueda incansable, recorriendo brechas, caminos olvidados y zonas donde la justicia parece no tener acceso, pero para ellas lo importante no es protagonizar, sino que las historias de sus seres queridos sean escuchadas.

“No buscamos atención para nosotras; queremos que se hable de ellos, de quienes faltan”, comparten con un temple que solo da el dolor transformado en lucha.

Un origen marcado por la necesidad

Familias que evitan el reflector, su objetivo es que se recuerden los nombres de quienes aún no han sido encontrados, señalan que el colectivo surgió como una alternativa para quienes buscaban respuestas sin restricciones.

Muchas de las integrantes habían formado parte de otros grupos, pero se encontraron con límites que no les permitían exigir resultados con la contundencia que la situación amerita.

“Aquí trabajamos con libertad y usamos todos los medios posibles, porque cada herramienta, cada colaboración, nos acerca un poco más a encontrarlos”, explican.

El colectivo se organiza con recursos mínimos recolectados a través de rifas, ventas de comida y el apoyo solidario de la ciudadanía. Palas, machetes, guantes y gasolina son herramientas básicas para las búsquedas en campo, pero no siempre están garantizadas.

“Hay días que debemos suspender porque las llantas ya no sirven o no hay combustible. Mientras tanto, las autoridades nos dicen que no hay recursos, pero vemos cómo se gastan millones [de pesos] en eventos públicos”, señalan con frustración.

Historias que no deben olvidarse

Los nombres de los desaparecidos son un recordatorio constante de la deuda que el Estado tiene con sus familias. Muchos de ellos tienen años sin regresar a casa y son solo algunos de los casos que las integrantes de Buscadoras de Cerritos no permiten que caigan en el olvido.

“Nadie los está buscando, nadie más que nosotras. No son famosos ni tienen dinero, pero son nuestros hijos, nuestros hermanos, y no vamos a detenernos hasta encontrarlos”, afirma una madre, con lágrimas contenidas y una fuerza inquebrantable.

Abandono e indiferencia oficial

La relación del colectivo con las autoridades refleja el abandono institucional que enfrentan. Aunque cuentan con el respaldo de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, el apoyo es limitado.

Desde la falta de gasolina hasta vehículos en condiciones deplorables, las madres deben gestionar por su cuenta recursos que deberían ser proporcionados por el gobierno.

“En las fiscalías nos gritan, nos cierran las puertas. Tenemos carpetas que llevan más de un año esperando una simple comparativa de ADN, y siempre nos dicen que la máquina no sirve. Es una impotencia que te carcome”, denuncian.

La Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV) también se ha convertido en símbolo del abandono.

“Nos deben facturas de hace más de seis meses. Nos dicen que no hay dinero, pero sí hay para otros gastos que no son esenciales”, añaden.

Dos hallazgos, una esperanza

A pesar de las adversidades, el colectivo ha logrado avances significativos. En su primer año de búsqueda encontraron dos puntos positivos los días 29 de octubre y 19 de noviembre de 2024. Estos hallazgos, aunque dolorosos, representan un paso hacia el cierre de la incertidumbre para algunas familias.

“Eso nos da fuerza. Saber que podemos cambiar el destino de alguien, que podemos devolver a una familia la posibilidad de llorar y despedirse, nos reconforta”, expresan con emoción contenida.

El lema de Buscadoras de Cerritos es claro y contundente: “Hasta encontrarlos a todos”.

En su lucha diaria, han aprendido a apoyarse mutuamente, formando lo que llaman una “familia de dolor”.

“Solo quienes vivimos esto entendemos lo que significa la ausencia, la incertidumbre, pero seguiremos caminando, exponiéndonos, porque lo único que queremos es traerlos de vuelta”, aseguran.

Con una firmeza que desafía la adversidad, el colectivo hace un llamado a quienes puedan tener información.

“No buscamos culpables, solo queremos que regresen. Si alguien sabe algo, que nos lo haga saber, aunque sea de forma anónima”.

Así, Buscadoras de Cerritos continúa su camino, cargando la esperanza de encontrar a los suyos, enfrentando cada obstáculo con la certeza de que su lucha no será en vano.

En un estado donde el silencio ha sido cómplice de la tragedia, estas madres y familiares han decidido romperlo con la fuerza de sus pasos y la voz de su dolor.

Skip to content