Estados Unidos (10 de octubre de 2016).- Una vez más los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, dejaron a un lado las propuestas para sacar toda una artillería de descalificaciones.
Durante el segundo de tres debates entre los aspirantes se vio algo inédito: es la primera vez que un candidato amenaza con cárcel a otro aspirante.
Así fue Trump, al decir que, de resultar electo, designaría un fiscal especial para investigar la actuación de la candidata demócrata como secretaria de Estado y, literalmente, indicó que podría llevarla a prisión.
Al llevar a este terreno el debate, Trump logró desviar la atención inicial de sus polémicos dichos sobre las mujeres, difundidos en un video revelado el viernes por The Washington Post, y que provocaron que varios dirigentes republicanos le retiraran su apoyo.
Previo al encuentro, Trump ofreció una conferencia de prensa en la que presentó a mujeres que han acusado de abuso sexual al expresidente Bill Clinton, esposo de la candidata demócrata.
De acuerdo con indicadores de Bloomberg, el peso perdió siete centavos frente al dólar durante el debate, al pasar de 18.92 a 18.99. En el primer encuentro, la divisa mexicana se apreció 1.93 por ciento.
Amenaza con encarcelar a Hillary.
Un agresivo Donald Trump pidió disculpas por comentarios procaces que provocaron un escándalo político, pero atacó el historial de su rival, la demócrata Hillary Rodham Clinton, en un debate que se convirtió en un constante intercambio de acusaciones.
La dureza del choque fue evidenciada con la amenaza de Trump, quien dijo que de ser electo designaría un fiscal especial para investigar la actuación de la candidata demócrata como secretaria de Estado y literalmente indicó que podría llevarla a la cárcel.
Es la primera vez en la historia de los debates en Estados Unidos que un candidato amenaza a otro con la cárcel.
Trump, en medio de un escándalo por crudas referencias a su trato hacia las mujeres, afirmó que “nadie respeta más a las mujeres que yo”, y de inmediato denunció las transgresiones sexuales del expresidente Bill Clinton, esposo de la ahora candidata.
“Lo mío fueron palabras, él actuó”, dijo. “Nadie ha sido tan abusivo con las mujeres en la historia política de este país”, añadió.
Trump llegó a calificar a la demócrata como “diablo”, mientras Rodham Clinton afirmaba que el republicano trataba de desviar la atención de sus problemas: “sé que está en la gran diversión, lo que sea para evitar hablar acerca de su campaña y la forma que los republicanos lo abandonan”.
Clinton, por su parte, manifestó que por primera vez en su carrera considera que alguien, Trump, “es incapaz de ocupar” la Casa Blanca. El tono del segundo debate se reflejó en su evidente rechazo a saludarse de mano al aparecer en el escenario de la Universidad Washington.
Pero al mismo tiempo, Clinton pareció menos efectiva que en el primer debate y Trump logró tanto evitar un golpe definitivo como plantear algunas cuestiones que incomodaron a la demócrata. Pero difícilmente podría hablarse de un perdedor.
Trump atacó a Rodham Clinton en torno a los mensajes electrónicos “borrados”, por su gestión como secretaria de Estado, por posturas de migración, el cuidado de salud y lo que calificó como su ineficiencia y vínculos con donantes multimillonarios.
De hecho, en varias ocasiones citó los vínculos de la candidata con grandes intereses financieros y literalmente la acusó de acciones corruptas.
Clinton, por su parte, hizo hincapié en los comentarios hechos por Trump sobre mujeres a lo largo de los años y se refirió en particular a las negativas del republicano a revelar su contabilidad, y muy en especial a sus deducciones de impuestos.
Trump mantuvo sus propuestas de controlar o prohibir la entrada de musulmanes sobre la base de su potencial peligro para el país y, tras acusar a su rival de buscar la entrada de “cientos de miles” de sirios, se refirió a la necesidad de controlar la llegada de indocumentados y drogas por la frontera –sin mencionar directamente a México–.
Sin embargo, titubeó a la hora de responder preguntas sobre su estrategia para resolver el problema en Siria.
El debate era considerado “de vida o muerte” para la candidatura de Trump, que se vio más controlado que en su primera aparición, hace casi dos semanas.
Trump negó que haya molestado a mujeres, las haya besado o tocado contra su voluntad. “Nadie respeta a las mujeres más que yo”, comentó luego de reiterar sus apologías por las crudas referencias hechas en el video que desató el viernes una tormenta de críticas y deserciones.
Trump se hizo acompañar por Juanita Broaddrick, Kathleen Willey y Paula Jones, tres de las mujeres que por dos décadas han acusado al exmandatario de violación y acoso sexual, y a Hillary de haberlo encubierto y aun amenazarlas de muerte.
Temen perder el Congreso.
Mientras una encuesta afirmaba que 74% de los republicanos cree que Donald Trump debe seguir su campaña presidencial, los medios consignaban el temor de que los escándalos se reflejen en pérdidas en el Congreso.
Los republicanos temen que el escándalo causado por revelaciones sobre las vulgares expresiones de agresión sexual hechas por Trump lleven a una baja votación para su partido el 8 de noviembre.
“Están aterrados”, indicó la publicación especializada Político.com, al consignar la preocupación por el impacto que los sucesivos escándalos pudieran tener en la votación por los republicanos en el Congreso y cuál sería la situación para las actuales mayorías republicanas en ambas cámaras.
Sin embargo, cuentan con la animosidad despertada por Hillary Clinton, que de acuerdo con un reportaje de The New York Times,. mantiene a muchos republicanos en disposición de votar.
Docenas de líderes y legisladores republicanos buscaron poner distancia con su candidato presidencial desde que el diario The Washington Post reveló un video de 2005, en el que se escucha a Trump hacer vulgares referencias sobre sus avances sexuales a mujeres. “Si eres una estrella te lo permiten”, afirmó.
El escándalo creció el sábado cuando otras grabaciones, hechas hace años en el programa del locutor Howard Stern -quien ayer fue suspendido por la cadena NBC–, consignaron cuando Trump presume de haber “inspeccionado” los camerinos del concurso Miss Universo mientras las participantes estaban desnudas o califica a su hija Ivanka como “una buena nalga”.
Sólo 12% de los republicanos encuestados cree que Trump debe renunciar a la campaña, según la encuesta.
No lograron noquear al republicano.
El segundo debate entre candidatos presidenciales fue inconclusivo, pero el mejor parado resultó ser el republicano Donald Trump.
“No hubo ganador”, coincidieron Larry Rubin, representante de los republicanos en México; Bruno Chazaro, de los demócratas, y el columnista José Buendía, en el programa de análisis del debate conducido por Pascal Beltrán del Río en Excélsior TV.
Trump “llegó rengueando y salió caminando”, dijo Buendía, para quien “no hubo nocaut. Trump logró sostenerse”.
Para Buendía, la estrategia de Trump fue “de contención”, de hablarle a sus electores con los argumentos que les atraen, como la posibilidad de un aumento de impuestos si pierde o críticas al gobierno.
Rubin estuvo de acuerdo. Trump “se vio muy diferente que en el primer debate: se preparó, tenía muchos temas muy puntuales, una agenda muy concreta. Lo vi más claro en sus posturas y vi a Clinton más cansada”.
Para Chazaro, Clinton se vio “relajada”, y recordó que está familiarizada con el formato del debate, consistente en preguntas del público o a través de los moderadores.
Clinton “sabe lo que está haciendo” señaló Chazaro, al observar, sin embargo, que “hubo un diálogo un poquito intenso entre los dos candidatos… vi a un Trump que verdaderamente no se logró noquear desde el primer segundo”.
Beltrán del Río indicó que fue un debate de precedentes: “es la primera vez que una mosca se para sobre la cara de un candidato –Hillary– y la primera que un candidato amenaza a otro con meterla a la cárcel”.
Rubin hizo notar que los estadunidenses todavía tienen muchas dudas sobre el tema de los correos electrónicos, especialmente por la sensibilidad de la información clasificada.
Buendía destacó que la demócrata hizo señalamientos puntuales, incluso las mentiras y el carácter divisorio del discurso de Trump, “pero le faltó impacto”. Recordó que se dice de ella que no tiene emoción y le falta convicción.
Previo al debate, los integrantes de la mesa recordaron que México ha estado en el centro de la campaña presidencial, pero sin que esa presencia sea positiva.
Los temas importantes para México, como migración y libre comercio, han estado en el centro de la campaña, especialmente en el caso de Trump, señaló Beltrán del Río.
“La percepción de las relaciones entre Estados Unidos y México no es positiva”, reconoció Larry Rubin.
El libre comercio ha sido usado para tratar de recoger el apoyo de los votantes, especialmente aquellos que se sienten afectados por el intercambio, señaló Chazaro. Pero el Tratado ha sido beneficioso para Estados Unidos, destacó.