Octavio César Mendoza
AMLO es el genio de la lámpara política: ha logrado polarizar al país de tal forma que, aunque se resistan, se han conformado dos grandes bloques partidistas de izquierda y derecha: los liberales -MORENA, PVEM, PT- y los conservadores -PAN, PRI, PRD-, de tal manera que la elección del 2024 para renovar Presidencia, Senado y Congreso, será un referéndum del liderazgo de la izquierda en el país, y una oportunidad de la oposición para tratar de equilibrar un poco más la balanza de la gobernanza nacional.
Sin una figura genial que aglutine al menguado bloque opositor, resulta que existen más posibilidades de que la tercera vía -MC- crezca y genere una elección a tres tercios, si su candidato es Luis Donaldo Colosio junior. Este será el fiel de la balanza, o el caballo negro, por lo que AMLO deberá asegurar no sólo la unidad de su Movimiento, sino también la Gobernabilidad del país. De ahí que se hable de negociaciones entre AMLO y MC para que Colosio junior surja como gran figura hasta el 2030, después de conquistar la gubernatura de Nuevo León. A ambos les conviene más este escenario.
En ese sentido, y aunque se ha dicho hasta el cansancio que “Es Claudia”, o que “Marcelo es mi carnal”, lo cierto es que ni ella ni Ebrard se sienten tan seguros de ser los elegidos ante la figura que no sólo representa lealtad, continuidad y firmeza: Adán Augusto López. El caso es que el ex secretario de Gobernación no sólo es amigo de la infancia del Peje y de su familia: es su espejo y su sombra, ha hecho lo que le ha instruido su “pariente” -como en privado lo llama- y saltó a la escena como corcholata para tensar la cuerda entre sus antípodas Marcelo y Claudia, para generar un centro de unidad al que se sumarán Monreal, y tal vez también Velasco y Noroña -con la consabida negociación ampliada de futuros.
Sobre las figuras del ex canciller y la casi ex jefa de Gobierno, se ciñe una rueda de buitres dispuestos a aniquilar a quien resulte perdedor; y como ninguno será abanderado de la alicaída y carroñera oposición prianista, saben que la lucha llegará al fraticidio: Presidencia, o muerte. Esto, porque ya han demostrado que su ambición es más grande que su supuesto amor por AMLO, al no haber tenido una actitud patriótica de sumisión ante el líder máximo, y jugando a las guerritas de declaraciones, mientras arman a sus ejércitos, así sea de pintabardas y cuelgamantas.
Tanto Claudia como Marcelo tienen pasado que limpiar continuamente, como Adán López no. Si como aseguran algunas encuestadoras, Adán tiene dos dígitos de territorio por crecer en el ánimo de los feligreses del obradorismo, eso significa que despachará de nuevo en la SEGOB, al menos. Si nos vamos a un simple ejercicio de Target de guerra sucia, quien tenga más cadáveres -literales y reales- en el closet, es el rival más débil. Haga usted sus cuentas, inteligente lector de estas Historias Paralelas.
Para terminar: AMLO no se puede dejar llevar ni por el afecto, ni por la nostalgia, ni por las emociones. La suya no es una batalla romántica, sino una verdadera búsqueda de trascendencia histórica que marque la continuidad de la transformación del país, o su retroceso hacia las antiguas formas de gobernanza. De ahí que su efecto polarizante nos esté conduciendo hacia el bipartidismo tipo americano, que ya se funde en el crisol del siguiente proceso electoral nacional.
He ahí que el partido de color naranja no quiera jugar con el lastre priista en una coalición opositora de amplio alcance; lo haría con el PAN, a lo mucho, pero no con el PRI, porque este partido es la manzana podrida y envenenada de la historia de México, y a donde ruede resulta un lastre moral, aunque aún conserve algunos votantes que siguen sin resignarse ante la ola de los nuevos tiempos que les ha arrebatado su antigua grandeza de partido grandote y abusivo del poder.
En el lado de la izquierda que ya adelantó la jugada por la sucesión, Claudia, Marcelo, Adán e incluso Monreal, saben que no hay futuro para ninguno más allá del 2024, sea por el desgaste de la edad o del prestigio; pero también que la unidad les garantiza al menos un retiro digno de la política para dar paso, a su vez, a las nuevas generaciones, dentro y fuera de los dos grandes bloques ideológicos del México del 2030.
Esas generaciones que son herederas de linajes, como Colosio junior, o hacedoras de grandes hitos regionales, como El Pollo Gallardo, desde la boleta del 2024 se comienzan a ver en la del 2030, si no sucede otra cosa como, por ejemplo, un golpe de Estado, la caída de un meteorito, o el inicio de la Tercera Guerra Mundial.
Y como si así fuera a suceder, hay que pensar en un estadista firme y determinado, más que en un alma caritativa de Dios, o en un perfil débil ante los tiempos que se aproximan.
P.D. Gracias por haber despedido a mi hermana Raquel con tanta honra y más amor; en lo personal, a la familia y los amigos de ella y míos, que son muchos gracias a Dios. Ella permanece en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de conocerla por su gran belleza espiritual. La segunda historia de resiliencia, en la siguiente columna. Así la vida: a veces arriba, como el alma de Raquel en el cielo, y otras abajo, como su cuerpo, que descansa de tanto sufrimiento bajo la tierra.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Nació en San Luis Potosí en 1974. Actualmente es director de Publicaciones y Literatura de la Secretaría de Cultura, y también dirige la Casa del Poeta Ramón López Velarde y la Editorial Ponciano Arriaga. Ganó el Premio Nacional de la Juventud en Artes en 1995 y el Premio 20 de Noviembre en 1998 y 2010. Ha publicado siete libros de poesía y uno de cuento. Fundador de las revistas Caja Curva y CECA, también colaboró en Día Siete, Tierra Adentro, entre otras. Asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, siendo él presidente municipal, gobernador y director de Casa de Moneda de México.