Por Victoriano Martínez
Hace cuatro años, la elección de Alejandro Zermeño Guerra como rector rompió con la práctica habitual en la que quien dejaba la rectoría proponía a su sucesor.
En la elección de rector que se realizará hoy por parte del Conejo Directivo Universitario (CDU) se abre la posibilidad, así sea remota, de que quien ocupa la Rectoría no logre su reelección.
El CDU decidirá entre tres candidatos quien ocupará la Rectoría por los próximos 4 años: Alejandro Zermeño Guerra, actual Rector; Guadalupe Briano Turrent, catedrática de la Facultad de Contaduría y Administración, y Pablo Nava Ortiz, docente de la Facultad del Hábitat.
No es la primera vez que una mujer podría alcanzar la Rectoría. Hace cuatro años, con la estafeta de ser la candidata de Manuel Fermín Villar Rubio, rector saliente, Dolores Lastras Martínez no alcanzó la votación necesaria para ganar.
En la elección de 2020 hubo cuatro candidatos y fueron necesarias dos rondas de votación para que se definiera el triunfo de Zermeño Guerra.
En la primera votación, Zermeño Guerra obtuvo 24 votos; Lastras Martínez, 19; Anuar Kasis Ariceaga, 10, y Miguel Aguilar Robledo, dos. En la segunda ronda, con los dos aspirantes con más votos, Zermeño Guerra logró 33, en tanto que Lastras Martínez 22.
En aquella ocasión, Zermeño Guerra participo a contracorriente, y logró convencer a la mayoría de los integrantes del CDU. Hoy que busca la reelección, es señalado por sus contrincantes por prácticas que en su momento él enfrentó.
“Lo digo con profunda tristeza, han sido días en los que lamentablemente hemos sido testigos de ataques de desprestigio, estrategias de desinformación en las redes sociales y en los medios de comunicación, acciones de hostigamiento, denuncias infundadas y reiteradas calumnias”, expuso en un comunicado Briano Turrent, vía Facebook.
“Este mensaje va dirigido a ti, miembro del Consejo Directivo Universitario, a quien seguramente por parte del oficialismo ya te buscaron, ya te hicieron algún ofrecimiento, o simplemente ya te presionaron o ya te amenazaron”, expresó Nava Ortíz en un video publicado este domingo en su cuenta de Facebook.
Al ser una elección de quien conducirá una institución con cerca de 33 mil 500 estudiantes y casi mil 400 profesores de tiempo completo, que no participan con su voto en la elección, sino que sólo deciden los 56 integrantes del CDU, abre mucho espacio a la especulación sobre el control de los grupos en diputa para orientar el resultado final.
Y se sospecha de quien ocupa el cargo y busca la reelección. Y se sospecha de quien se postula y logra una movilización y difusión de su propuesta por la posibilidad de que represente intereses de intervención externa en los asuntos de la Universidad. Y… el resultado es un clima enrarecido sobre la elección del rector.
El Estatuto Orgánico de la UASLP es muy parco al referirse a la elección del rector:
“Artículo 53. El Consejo Directivo en votación secreta durante la primera semana del mes de abril del año correspondiente, en sesión extraordinaria con mayoría calificada de los integrantes del Consejo y con una votación de cuando menos la mitad más uno de los votos emitidos, nombrará a la persona que ocupe el cargo de la Rectoría.
“Si ningún aspirante obtuviera la mayoría requerida, se efectuará una nueva votación”.
No señala mecanismos que pudieran prevenir las irregularidades que suelen señalarse en el proceso, que hoy –según dos aspirantes– prevalecen, pero tampoco medidas de transparencia que puedan prevenir las malas prácticas entre los contendientes.
Lo que sí prevé, desde los 80 del siglo pasado, es lo que se tiene que hacer en caso de que se presente, por insólito que parezca, la imposibilidad de concretar la elección: “se convocará por las personas autorizadas para ello, a la Junta Suprema, la cual a más tardar al día siguiente de la sesión, designará libremente a la persona titular de la Rectoría” (artículo 54).
A partir de las 10:00 horas de este lunes se transmitirá en vivo la sesión del CDU en la que se elegirá (o reelegirá) rectora o rector de la UASLP.
Al menos existe la posibilidad de que la votación podrá ser vista por los casi 35 mil universitarios activos, que es lo más que pueden participar en este momento decisivo. Que sean tomados en cuenta todavía queda a la voluntad de los integrantes del CDU, que se supone están así para representar los intereses de sus escuelas y facultades.