Abelardo Medellín Pérez
No existe un instrumento o magnitud que nos permita saber qué tan bien se gobierna un Estado. Lo que se ha acordado, entre académicos y sociedad civil organizada, es que la mejor manera para conocer si un gobierno funciona mejor o peor de lo esperado, es a través distintos indicadores que contabilizan y registran las acciones de un gobierno, para luego emitir análisis pormenorizados de cómo se dirige una administración; pero cuando se tiene un gobernante cuya prioridad es el ego y no la cosa pública, tal como ocurre con cualquier individuo irracional, la medida de su éxito suele reducirse a un asunto de tamaños.
El árbol navideño más grande, el gasto más chico, la mayor cantidad de cosas gratis, la menor cantidad de burócratas en el gobierno, el Cristo más grande en Joya Honda, los tiempos más cortos en obras de infraestructura, la Feria Nacional Potosina ¡más grande!, y así podríamos continuar con un largo etcétera de presunciones que evaden el cómo y priorizan el cuánto.
Al gobierno actual de San Luis Potosí (por falta de oposición o por miedo de los actores políticos que podrían hacer algo) se le ha otorgado durante estos primeros 10 meses un libertinaje que ha utilizado para implantar en el discurso público una insistente incitación a la comparación de calibres.
El haberle permitido justificar cada obra, propuesta o logro a través de la magnitud de lo alcanzado, como compensando algo, le ha hecho creer al gobierno que las cifras desproporcionadas, sin importar la lógica detrás de ellas, respaldan al gobierno mismo y a sus decisiones.
Durante la presentación del Plan Operativo de la Feria Nacional Potosina (Fenapo) el pasado 1 de agosto, las autoridades estatales que dieron cuenta de las diversas prohibiciones, reglamentos y aforos, anunciaron por igual una cifra que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona ya se había vanagloriado de arrojar en cuanta entrevista se le realizó: la expectativa era recibir a 4 millones de visitantes en la Feria durante los 23 días que se celebra.
Esta meta, tal como se planteó entonces, presentaba algunos inconvenientes. En aquel entonces se comentó que esperaban recibir a 150 mil personas diarias, pero para alcanzar la suma de 4 millones de asistentes, se tenían que recibir en realidad 173 mil 913 personas diariamente; 13 mil 377 personas durante cada una de las 13 horas que está abierta la Fenapo, 22 personas por minutos, 3 personas por segundo.
Y no, el problema no es meter esa cantidad de personas, cierto es que la puerta es ancha y el dispositivo de seguridad endeble; el tema de fondo es que la propia autoridad dijo que un aforo de más de 150 mil personas no podría ser permitido en algunos lugares como, por ejemplo, el Teatro del Pueblo.
En aquella rueda de prensa del Plan Operativo, el titular de la dirección de Protección Civil del Estado, Mauricio Ordaz Flores, afirmó que el aforo del Teatro del Pueblo era de más de 100 mil asistentes, pero comentó que se restringiría a 70 mil personas por órdenes del gobernador.
Actualmente, nadie sabe cómo esperaban restringir aforos con una cifra precisa, cuando los encargados de dejar entrar a dichos lugares carecen de instrumentos para contabilizar a las personas. O quizá justo esa carencia es lo que ha hecho que, en los últimos conciertos, no solo se cerraron las puertas del Teatro del Pueblo cuando estaba repleto, sino que aprovecharon la multitud para estirar las cifras y hacer gordo un caldo que ya se veía flaco.
Este lunes, luego de anunciar que se rompió el récord de asistencia a la Fenapo, el titular de Protección Civil no solo desconoció aquella restricción de 70 mil asistentes, sino que afirmó que el aforo del Teatro del Pueblo era de 145 mil y que eso cabía, bastaba y sería aprovechado.
Por otro lado, al gobierno del Estado este fin de semana del 20 y 21 de agosto sirvió para dar un salto imposible entre sus propias cifras optimistas.
El sábado 20, portales, periódicos y otros medios, replicaban el boletín de la feria donde se leía: SUPERÓ LA FENAPO, SUS PRIMEROS 2 MILLONES DE VISITANTES. Dos días después de haber roto esta meta de asistencia, el lunes 22 de agosto, autoridades de seguridad y Protección Civil reportaban haber alcanzado la meta de 3 millones 117 mil asistentes.
¿Qué pasó entre el viernes y el lunes?, ¿la Feria ingresó y recibió a un millón 117 mil asistentes en sus instalaciones?, ¿más de 500 mil personas por cada día del fin de semana?
De acuerdo con el boletín, que también giraron a medios, llamado BANDA MS ROMPE RECORD DE ASISTENCIA EN EL TEATRO DEL PUEBLO, el número de personas que asistieron al evento del domingo fueron 300 mil durante todo el día y 150 mil en el teatro del pueblo (cifra que curiosamente transgrede el supuesto aforo máximo reportado este lunes por el titular de PC). Luego, el gobernador en entrevista este martes 23 de agosto, comenta que en el fin de semana asistieron más de 900 mil personas, lo cual ya no daría para que se sumen las 3 millones de personas reportadas y supone que, de ser cierto, se tuvieron que haber recibido 600 mil personas el sábado.
¿De dónde se sacaron ese millón de personas para llegar a la meta imaginaria de 3 millones?, ¿si el domingo recibieron 300 mil y luego reportan 900 mil, por qué no reportar los 600 mil asistentes que debieron, por lógica, haber asistido el sábado?
Las interrogantes anteriores aluden a sus propias cifras, ya ni hablemos de esos supuestos aforos de 150 mil personas en un Teatro del Pueblo que, según programas de estimación de multitudes, lo más que podría haber ingresado son 134 mil asistentes.
Al final de esta cadena de cifras alegres y multitudes mal contadas, se encuentra el recurrente intento por hacer del ejercicio del gobierno una cuestión de tamaños.
El gobernador no puede permitir que su eslogan personal de “el mío es más grande”, se vea aludido por el incumplimiento de una cifra. Y si el número de personas necesarias para cumplir no van a la Feria, la propaganda se adaptará a sus necesidades, como quedó claramente demostrado este fin de semana.
La insistencia, sin embargo, no solo proviene de la obstinación por cumplir con algo que nadie le pidió; el cumplimiento precede a la justificación y si este año puede llegar al domingo 28 con la noticia de que se alcanzaron los 4 millones de asistentes a la Feria, ese logro vacío será su excusa para cumplir la amenaza de invertir más dinero en la Fenapo, para cumplir con su anuncio de que también utilizará los terrenos de la Feria para sus Villas Navideñas y otros eventos.
Colgarse la medalla de quien ha cumplido, le dará al gobernador razones para invertir dinero público, de las dependencias estatales, en un proyecto que augura transformar al recinto de la Fenapo en el nuevo “Centro de Espectáculos Gallardo”, donde la gente, además de conciertos, podrá disfrutar de propaganda exagerada, aún más exagerados discursos con cifras chuecas y artistas que están a un paso de formar parte del gabinete.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.