Abelardo Medellín Pérez
La congruencia, es una virtud para quien la ejerce, pero una maldición para quien la pregona de forma convenenciera, y para muestra, basta con poner atención a las bienintencionadas declaraciones que ha hecho esta semana el gobernador potosino Ricardo Gallardo Cardona.
Este sábado, la capital potosina amaneció con la fiebre electoral que provoca una de las aspirantes a la presidencia de la república: Claudia Sheinbaum Pardo. En San Luis Potosí, ante el anuncio de la visita de la actual jefa de Gobierno de la Ciudad de México, se colgaron mantas de apoyo, se organizaron camiones para ir a tirar vítores e incluso se llenaron recintos de suspirantes seguidores morenistas que esperaban la oportunidad de ver en persona a esa promesa presidenciable que lleva en campaña meses.
Todos, suspirantes y mensajes de apoyo, quedaron vestidos y alborotados. Por fuerzas naturales y quizá coincidencia poética, la jefa de gobierno y aspirante a la presidencia tuvo que cancelar su visita a San Luis Potosí y de su anunciado arribo solo quedó la promesa y una decena de puentes tapizados con el mensaje “#EsClaudia”.
La propaganda precoz, sin embargo, no es el ejemplo de los riesgos de la congruencia; su primer crítico lo es.
Después de haber amanecido plantado y con una ciudad capital empapelada con apoyos a Sheinbaum Pardo, este lunes 23 de mayo, el gobernador Gallardo Cardona afirmó en entrevista que tanto el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac) como el Instituto Nacional Electoral (INE) debían intervenir para que, propaganda como la Sheinbaum Pardo, no fuera colocada antes de tiempos electorales e incluso pidió que realizaran las investigaciones contra quienes colocaron estos mensajes de apoyo.
En un arranque histriónico de indignación, enojo y preocupación, el gobernador no solo hizo un llamado a la autoridad electoral, sino que incluso cuestionó su existencia:
“Que empiece el Ceepac a actuar. ¿Dónde está el Ceepac?, ¿dónde está el INE?”.
La actitud exigente del gobernador ante las autoridades electorales, si se compara con su historial ante estas instituciones, pareciera tener solo dos explicaciones: o el gobernador fingió dolosamente una preocupación que en realidad debería ser atendida, o al jefe del ejecutivo estatal le preocupa que campañas prematuras a la elección presidencial alebresten a sus propios funcionarios y le obliguen a elegir un lado antes de tiempo.
La más obvia de las razones (y según la navaja de Ockham, posiblemente la verdadera) es la que tiene que ver con sentirse presionado: Gallardo no la está pasando nada bien en este transitar rumbo al 24. Su compadre, Manuel Velazco, quiso tomar como ejemplo a Gallardo y ahora va solo como candidato del Partido Verde Ecologista de México por la presidencia, pero al mismo tiempo todos y cada uno de los aspirantes presidenciables de Morena ya iniciaron su campaña disfrazada de “giras de trabajo” y amenazan con visitar el estado. Si por Gallardo fuera, convertiría a San Luis Potosí en una isla ante el contexto nacional con tal de atender sus propios intereses locales, pero no puede, tiene la presión de la federación y la exigente necesidad de su partido (el PVEM) de mostrar cohesión; pero si el PVEM y Morena se divorcian de cara al 2024, el gobernador deberá tomar un bando, ¿y cómo hacerlo?, ¿quedarte y apoyar al gallo de la franquicia partidista que te compraste cuando diputado y ahora representas?, ¿o quedarse como peón y apoyar al bloque de morenistas, quienes incluso te ponen como firmante en sus comunicados?
Primer ejemplo de cómo la congruencia se vuelve un obstáculo cuando políticamente quieres quedar bien con todos.
Por otro lado la historia, materia importante en donde nada se olvida y todo ánimo moderno entrará en conflicto con tus posturas pasadas.
¿Cómo creerle al gobernador su supuesta preocupación por la transgresión a las normas democráticas de la sociedad si él ha sido parte de la infame lista de quienes violan la ley electoral y viven su carrera política en impunidad?
El 8 de junio del 2022, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó sancionar a Ricardo Gallardo Cardona, así como a otros 17 mandatarios estatales más, por violación a la veda electoral y el marco normativo en la materia, debido a la publicación del desplegado “GOBERNADORAS Y GOBERNADORES DE LA 4TA TRANSFORMACIÓN” y la divulgación de otros materiales; la consecuencia directa debía ser decidida por el Congreso del Estado y este decidió no sancionar al gobernador.
Es muy fácil salir hoy y preguntar “¿dónde está el Ceepac?, ¿dónde está el INE?”, pero, es acaso que el gobernador no recuerda que, cuando se le preguntó por la sanción del TEPJF se limitó a decir: “No nos importa, no estamos infringiendo la ley”.
No es por ser crueles con las sensibles preocupaciones del jefe del ejecutivo, pero, ¿qué sentiría si Sheinbaum Pardo dijera “no me importa, no estoy violando la ley” ?, ¿y si el INE o el Ceepac resolvieran diciendo: “No están violando la ley”, ¿se acordaría entonces de sus propias palabras?, ¿limitaría hacia el futuro sus intentos de mostrar congruencia públicamente?
Sheinbaum no ha negado sus violaciones a la ley, pero el INE, de hecho, ya la ha exculpado, a ella y otros tres aspirantes, de acusaciones por supuestos actos anticipados de campaña.
Desde febrero de este año, la Comisión de Quejas y Denuncias del INE resolvió la improcedencia de diversas medidas cautelares por presuntas conductas que transgreden los principios de imparcialidad y equidad en la contienda, que ha promovido (en su mayoría) el Partido Acción Nacional (PAN) contra los presidenciables.
En su mayoría, las medidas que se han pedido contra los presidenciables son por eventos realizados, sin embargo, la resolución del 1 de febrero, relacionada con espectaculares a favor de Adán Augusto López, y la del 27 de marzo, vinculadas con pintas a favor de Marcelo Ebrard, son buen ejemplo de la ruta que han seguido estas quejas ante el INE.
Para el caso de Adán Augusto, cuyo nombre e imagen aparecieron en espectaculares en los municipios de Veracruz y Boca del Río, el INE resolvió que no se podían dictar medidas cautelares, debido a que la publicidad ya no se encuentra visible (por tanto, es hecho consumado), además de que “el propio denunciado hizo pública una invitación a la ciudadanía para respetar los plazos y términos de la legislación electoral”.
Qué fácil se la pone el INE: podemos denunciar a los aspirantes adelantados, pero basta con que quiten las mantas y se hagan los bonachones.
En el caso de Marcelo Ebrard, se pidieron medidas cautelares contra el canciller por la supuesta pinta de bardas en la Ciudad de México con la leyenda “Con Marcelo Sí”. Según el INE, se negó la expedición de estas medidas, debido a que “no se tienen elementos para afirmar que la propaganda esté relacionada con el servidor público, además de que no se advierte que ésta tenga un impacto directo e inmediato en algún proceso electoral, pues será hasta noviembre del presente año en que dará inicio el PEF 2024”.
Aunque la obviedad del contexto y la realidad política lo evidencian, para el INE promocionar a Marcelo no es lo mismo que promocionar al aspirante y hablar de la contienda presidencial a un año de distancia, no es hablar de la misma contienda que ellos deben vigilar y procurar, porque falta mucho tiempo.
La historia entonces muestra, por si al gobernador potosino le quedaban dudas, que el INE quizá ha sido extremadamente permisivo con los aspirantes actuales. No es que no haya intervenido, es que, así como el gobernador dice que no es tiempo de campaña, el INE reconoce que no se ha violentado el periodo que protege la ley.
El INE responde a una interpretación congruente con la ley, el gobernador por su parte exige con base en percepciones y un intento de parecer justo.
En consecuencia, queda claro que el jefe del ejecutivo estatal no está peleado con los actos anticipados de campaña, ni tampoco con los aspirantes, sino con su propia congruencia. Si quiere demostrar que tiene un apego real, sincero y responsable por los principios democráticos, su prueba no es ahorita, su prueba serán las elecciones locales el próximo año.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.