Abelardo Medellín Pérez
Las consecuencias, implicaciones y omisiones detrás de una mala idea, generalmente toman tiempo en aparecer, sobre todo cuando dicha idea se ostenta como la solución de un problema complejo.
La semana pasada el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, temeroso por la factura política que le significaría la muy lamentable muerte de una joven en Villa de Arista, decidió que era buena idea promover una iniciativa para que se integre la pena de muerte y la castración química, como penas contra violadores y feminicidas.
Diversos han sido los comentarios alrededor de esta propuesta; los que saben, afirman que aumentar o diversificar las penas contra un delito en específico, no ayudaría a evitar que dicho delito sea cometido en el futuro por otras personas.
Sin embargo, lo más curioso de la propuesta del gobernador, no solo es lo altamente cuestionable, criticable y perfectible que es; como muchas otras proposiciones del actual gobierno, lo realmente interesante de la propuesta fue lo que pasó después de revelarla públicamente.
A mediados de la semana pasada, el gobernador afirmó en entrevista que la propuesta de “capar” y dar muerte a violadores y asesinos (ojo por ojo), sería sometida a consulta.
“Vamos a hacer una consulta vamos a preguntarle a toda la gente si quieren este cambio, yo no estoy casado con que sea a fuerza la propuesta mía, si la gente dice en la consulta que no, pues no va a ser no y tendrán un argumento los diputados para decir que no, pero si la gente dice que sí, a los diputados no les va a quedar otra más que entrarle”, dijo entonces.
Si bien es cierto que un gobernador no tiene que ser un experto en mecanismos de participación ciudadana, preocupa de sobremanera escuchar a un funcionario hablar de consultas, como si de verdad hubiera posibilidad de hacer una.
Quizá el gobernador no lo sepa, o decida ignorarlo, pero actualmente San Luis Potosí no cuenta con una ley que regule o especifique cómo deben de realizarse consultas ciudadanas, hasta hace muy poco, apenas teníamos dentro de la Ley Electoral del Estado un capítulo referente al referéndum y el plebiscito.
¡Ni hablar de la idea que tiene el gobernador de que la votación se vuelva vinculante!, y que aquello que vote la mayoría deba ser atendido por los representantes de cada distrito en el Congreso del Estado.
¿Fue inocente o negligente el comentario del gobernador?, con mucha inocencia, podríamos atrevernos a decir que el comentario es más bien revelador.
Al igual que su propuesta de castrar a violadores, la idea de someter a consulta el tema, son más bien comentarios sueltos, sin fondo ni interés real, de parte de un servidor público al que no le importa solucionar una problemática, sino evitarse problemas a sí mismo.
Anunció la iniciativa de aumentar las penas para que nadie le preguntara más sobre el terrible feminicidio que ocurrió entonces y luego propuso someterlo a consulta y hacer que fuera vinculante (no le pregunten cómo), para evadir la responsabilidad de que dicha propuesta sea aprobada o no, tenga repercusiones o no.
Es lavarse las manos con verborrea.
Sus propuestas, sin embargo, no solo revelan su indolencia, sino también su incongruencia y su nula voluntad política.
Si ya decidiste que tus políticas más controversiales serán sometidas a consulta, si ya aceptaste que la participación ciudadana podría despresurizar la presión de optar por opciones complicadas, si has aceptado que la legitimidad es más necesaria que la pericia técnica, pues lo mínimo que podrías hacer es habilitar una ley que regule estos mecanismos de consulta.
Y miren nada más que suerte tienen los ocurrentes, porque justo el Gobierno del Estado a cargo de Ricardo Gallardo, tenía la oportunidad de integrar entre sus propuestas para la reforma electoral, una adhesión al título quinto (sobre la participación de los ciudadanos) que regulara y considerara la realización de consultas; esta adhesión sería similar a la que los diputados aprobaron para el caso de la revocación de mandato a nivel estatal.
¿El gobernador aprovechó está oportunidad? No, porque no le era conveniente. El gobernador no quería una solución sistemática para la ciudadanía o una reforma conveniente a su estilo personal de gobernar, lo que buscaba era una razón para ser aplaudido, sin consecuencias públicas severas para su imagen.
En su cómodo desconocimiento, Gallardo Cardona optó por trivializar el ejercicio de consulta pública Así, sin ley en la materia, Gallardo optó por usar su púlpito virtual preferido y hacer un simulacro de consulta vía Facebook.
En efecto, es un lamentable ejercicio, porque demuestra que el gobernador, el jefe del Ejecutivo de San Luis Potosí, le tiene la misma estima a la opinión de un sector de la ciudadanía y a una publicación suya en redes sociales.
Pese a que las desafortunadas propuestas ya terminaron, nunca hay que dudar de lo dañina que puede ser la ignorancia ante temas complejos; si algo es contagioso en la política, es la ineptitud. Para ejemplo de esta epidemia de ridiculizar a los ejercicios de participación ciudadana, tenemos al diputado federal por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Alejandro Segovia Hernández, quien esta semana decidió imitar al gobernador y publicar una imagen para luego llamarlo consulta.
No saber qué decir, ha demostrado ser fuente de inventiva para el actual gobierno; no saber cómo hacer, se ha convertido en la justificación detrás de cada política hecha a medias, y no saber que no sabes, es la nueva característica de la política potosina que no permite distinguir entre la ingenuidad y la indolencia de nuestros gobernantes.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.