Imperó la algarabía. Faltó el mariachi

Por: Eduardo Delgado 

Tan luego concluyó el acto protocolario de instalación de la LXI Legislatura Local, los nuevos diputados convirtieron el Salón de Plenos del Congreso del Estado en salón de eventos sociales. Presídium y frontispicio los ocuparon para sacarse la foto del recuerdo acompañados de familiares, amigos y achichincles. Fue un festín.

A la perredista Dulcelina Sánchez de Lira le hicieron llegar un arreglo floral. Sólo faltaron los mariachis para amenizar tan inolvidable y ansiado momento, en especial para los primerizos, como el diputado “Guaruras”, José Luis Romero Calzada, que hasta mandó repartir carpetas con información de su plan de trabajo, e incluso desde el sábado, minutos antes de las 24 horas, anticipó en su cuenta de facebook: “Con Fuerza y Entusiasmo a Punto de Arrancar por un mejor San Luis ¡” (sic).

A don José Belmarez, quien hace unas semanas veía frustrada su integración al Congreso del Estado por segunda vez consecutiva, se le vio feliz. “Esto no se entiende, pero…hay mucha algarabía y mucho entusiasmo”, justificó don Pepe, a quien hace tres años Juan José Jover Navarro dejo sin curul.

Unos 20 minutos antes de la instalación de la LXI Legislatura la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirmó la resolución de la Sala Regional Monterrey, que el pasado martes les devolvió tres curules a “la chiquillada”, una de ellas la de Belmarez Herrera, del Partido del Trabajo.

A su juicio el regocijo colectivo fue quizá alentado también por las fiestas patrias. “Ahora hasta la tribuna… ocuparon”, lo que a su juicio “no está bien, pero tampoco afecta a nadie”, juzgó.

Tal era su felicidad, que seguro para él pasó desapercibido el error inscrito en el presentador metálico colocado en su curul: Belmares en lugar de Belmarez.

De si ahora nadie le quita el escaño el hombre advirtió: “Quién sabe…puede caer un rayo sin que esté lloviendo”. Sus acompañantes soltaron carcajadas.

Pasada más de una hora después de la sesión solemne, en la sala de sesiones imperaba la algarabía. Al ver aquello uno de los empleados del Congreso pensó en desempolvar y sacar de la bodega la réplica del frontispicio e instalarla afuera, para que diputados, familiares, amigos y achichincles desalojaran el lugar.

Para testigos de varios relevos de congresistas no es la primera vez que en un acto de instalación se percibe un ambiente festivo, pero coinciden en que esta ocasión fue singular. “Hubo mucha más gente”, calculó uno.

Gerardo Limón Montelongo no es primerizo pero lo parecía. A más de uno hizo pensar que solo le faltó invitar a Cándido Ochoa para tomarse junto a él la foto del recuerdo. El repetido grito “!Ricardo!”, de un grupo de mujeres con matracas, movió a pensar que Ricardo Gallardo Cardona habría sido liberado y que andaba por allí. “Nel”, dijo uno al constatar que se trababa de uno del grupo de primerizos, el líder sindical de los maestros de la sección 26: José Ricardo García Melo.

A otro que también se le vio radiante de felicidad fue a Óscar Vera Fábregat, quien por tercera vez ocupa una curul en el Poder Legislativo. Salvo que alguien demuestre lo contrario, el diputado del “Partido Conciencia Familiar” impuso ayer en San Luis Potosí “una marca legislativa”.

No es un récord inigualable, pues de proponérselo fácil sería igualado por cualquiera del grupo de “levanta dedos reciclados”: Óscar Bautista Villegas; Manuel Barrera Guillén; Gerardo Limón; José Belmarez y Esther Angélica Martínez Cárdenas. Incluso el panista Pedro Pablo Cepeda Sierra, que ayer acudió al evento protocolario.

Quien o quienes hicieron volar el dron frente del recinto legislativo podrá ver en las imágenes grabadas los rostros de felicidad de los diputados en su primer día, de cientos de asistentes, incluidos los privilegiados como Pablo Valladares, Sonia Mendoza Díaz y Ricardo Gallardo Juárez, que entraron sin ningún problema y ocuparon butacas asignadas a invitados especiales.

Incluso de aquellos que en vano se arremolinaron, más de una hora, frente a las puertas de acceso al área pública de la sala de plenos, como si se tratara de entrar al palenque de gallos, cuando se presenta el Divo de Juárez, Marco Antonio Solís o Vicente Fernández.

 

 

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