Siria (12 de septiembre de 2016).- A unas horas de que entre en vigor el “cese de hostilidades” marcado a partir del atardecer de este lunes, la incertidumbre domina el ambiente, ya que fue precedido por un ensangrentado fin de semana que dejó alrededor de 100 muertos y decenas de heridos.
Rusia y Estados Unidos anunciaron el viernes pasado un acuerdo sobre Siria que comenzará con un “cese de hostilidades” a partir del atardecer del lunes (19:00 horas locales, 16:00 GMT).
El acuerdo contempla que el gobierno sirio terminará las misiones de combate en zonas específicas en poder de la oposición, mientras Rusia y Estados Unidos establecerán un centro conjunto para combatir a los miembros del autodenominado Estado Islámico y Al-Nusra.
El éxito de la tregua depende de que tanto el régimen como la oposición “cumplan con sus obligaciones, destacó la británica BBC.
En tanto, cerca de 100 personas perdieron la vida en las últimas 48 horas en el norte de Siria, luego de que 58 personas murieron en un ataque aéreo en el mercado de la ciudad de Idleb y otras 32 resultaron muertas en la provincia norteña de Alepo.
Por otro lado, al menos siete civiles perecieron, entre ellos una menor y dos mujeres, por un ataque similar en la población de Batbu, en el oeste de la provincia septentrional de Alepo.
Hasta el momento llevan a cabo ataques aéreos en Siria la aviación nacional, la rusa, la turca y la coalición internacional, liderada por Estados Unidos.
El conflicto interno en Siria comenzó en marzo de 2011 y a ha costado cientos de miles de vivas, mientras millones de personas han tenido que emigrar a otros países.
El acuerdo de alto el fuego se produce tras un vuelco en la batalla de Alepo a favor de las tropas leales al presidente Bachar Al-Assad, y es apoyada por Damasco, Irán y la guerrilla chií libanesa de Hezbolá, sus principales aliados junto con Moscú. Entre los países que sostienen a los insurgentes, Turquía ya ha dado la también la bienvenida al cese de hostilidades, mientras Arabia Saudí y las monarquías del Golfo guardan silencio, destaca el diario El País.
Kerry y Lavrov aseguraron al anunciar el plan de pacificación que han establecido sistemas de verificación del alto el fuego para que no se repita el fiasco de la tregua del pasado febrero. Desde casi los primeros meses de la guerra en Siria se han reproducido las iniciativas para poner fin a la carnicería. La Liga Árabe, primero, y Naciones Unidas, después lo han intentado sin éxito. El primer mediador de la ONU, el ex secretario general Kofi Annan, trató de hacer respetar un primer alto el fuego en 2012, pero no logró que callaran las armas.
Estados Unidos y Rusia intentaron una transición política en el país árabe. La primera ronda de Ginebra fracasó. En la segunda, ya en enero de 2014, el segundo mediador de Naciones Unidas, Lajdar Brahimi, logró sentar en la mesa de negociaciones por primera vez a Gobierno y oposición. El diplomático argelino acabó tirando la toalla poco después. Fue relevado por el actual enviado, Staffan de Mistura.
Cuando parecía que la derrota del régimen de Al-Assad era cuestión de meses, la intervención rusa dio un giro radical al conflicto en septiembre del año pasado. Durante el otoño se repitieron los encuentros del llamado Grupo de Amigos de Siria —las dos potencias, los aliados y vecinos, y varios países europeos, a los que se acabó incorporando España— para sentar las bases de una solución negociada a una guerra que nadie parecía poder ganar. La hoja de ruta que acordaron —empezaba con alto el fuego y concluía con la celebración de elecciones libres– fue ratificada por el Consejo de Seguridad con fuerza de resolución unánime.
La tercera ronda de Ginebra comenzó a finales del pasado enero, pero los combates dieron de nuevo al traste con el diálogo de paz. Rusia y Estados Unidos impusieron un alto el fuego un mes después y De Mistura volvió a convocar las conversaciones entre las delegaciones del régimen y de los rebeldes en marzo y abril. De poco sirvió, para entonces ya había comenzado la batalla de Alepo. La aviación rusa bombardeaba a los insurgentes mientras el Pentágono rearmaba a las milicias de la oposición. La población civil siria tiene razones para haber perdido la esperanza.
Fuente: Publímetro.