Informe, biografía… y pruebas

Por Victoriano Martínez

Un informe que no informa… presume.

Una biografía precoz que no relata… idolatra.

Una Legislatura que no hace valer la Ley… la negocia. Bueno, al menos eso quedará expuesto o no en la reacción que tengan hoy los nuevos diputados en su primera sesión ordinaria ante el par de iniciativas para enmendar ilegalidades de sus antecesores.

Así cierra esta semana en San Luis Potosí.

Juan Manuel Carreras López rindió lo que llama su Tercer Informe de Gobierno.

Si fuera un informe, no tendría necesidad de generar toda una estrategia publicitaria con eslogan incluido. Tanto derroche de protagonismo sin sentido podría ahorrarse y, con ello, también el derroche de recursos públicos.

Tan simple sería que cumpliera lo que le ordena la Constitución en su artículo 80, fracción V, que es rendir “un informe por escrito en el que manifieste el estado que guarda la administración pública y, comparecer posteriormente, cuando así lo acuerde con el Poder Legislativo, a fin de responder a las observaciones que los diputados le presenten sobre el particular”.

Muy lejos de manifestar el estado que guarda la administración pública, Carreras se monta en la inercia de un culto a la personalidad con la presunción de presuntos logros y el ocultamiento de notorias fallas que mantienen en la zozobra a la población.

En lugar de difundir masivamente el estado que guarda su administración, prefiere la estridencia de la propaganda que no logra acallar la zozobra que su negligencia y complicidad con la corrupción provocan.

Pocos resultados para garantizar la seguridad, y datos alarmantes de no utilizar los fondos para combatir a la delincuencia.

Lejos de combatir la corrupción, muchos indicios de que la solapa y –con ello– ser su principal alentador.

Y encima de eso presumir acciones a las que está obligado sin cumplirlas a cabalidad. Atrás de un 60 por ciento de escuelas atendidas hay un 40 por ciento en el abandono, por citar un presuntuoso dato.

Pero todo mundo sabe que no es un informe, aunque Carreras y sus panegiristas finjan creer que sí lo es.

Y hay de panegiristas a panegiristas.

El mismo día del informe carrerista se anuncia la presentación de un libro biográfico de Ricardo Gallardo Cardona, que a partir de esta tarde será ponido a la venta en Librerías Gonvill.

Jorge Alfonso Sierra Quintero, de origen colombiano, es el autor. Es Administrador de Empresas con Especialización en Estrategias de Mercadotecnia, certificado como metacoach y en programación neurolingüística.

Pigmalión en la Comunidad, es el título. “La apasionante vida de un hombre joven que está llamado a marcar un hito en la historia política de México”, es la descripción del contenido del libro en su portada.

El tono de esa descripción se repite en el texto de la contraportada, de tal suerte que si –siendo mal pensados– asumiéramos que el autor de esas líneas las escribió con una fuerte dosis de ironía, su contenido llamaría a la hilaridad y colocaría a Gallardo Cardona como un inocentote a quien le vieron la cara.

Lo grave es que seguramente se la cree, con todo y el trazo de la ruta para llegar a la presidencia de la República, que comienza con el intento de reivindicar su imagen, afectada por su paso por reclusorios federales.

Otro comienzo arranca hoy a las 10 de la mañana en el recinto de sesiones del Congreso del Estado.

Primera sesión ordinaria y primeras dos pruebas para los nuevos diputados.

Una. O dan el primer paso para cumplir y hacer cumplir la Constitución, o toleran que sus antecesores les hayan arrebatado su facultad para revisar los informes de la Auditoría Superior del Estado sobre las Cuentas Públicas 2017.

Dos. O dejan sin efecto la autorización del crédito por más de mil 200 millones de pesos al gobernador para ajustarlo a los requerimientos legales y someterlo a un serio análisis, o dan su segunda señal de rendirle honores a Carreras.

Dos pruebas que desde el comienzo pueden marcar a la LXII Legislatura y de ahí para adelante, a acumular aciertos o tachas que –si son de las segundas– podría ser el inicio de un recuento en el camino de la maldición de las Legislaturas: siempre resultan peor que la anterior.

 

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