Por Victoriano Martínez
Han pasado 27 días desde que la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública (CEGAIP) y el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC) presentaron la Iniciativa 3de3 por la Integridad y, de las 5 mil 451 personas involucradas como candidatos a los cargos en disputa el 6 de junio, sólo dos han atendido a esa convocatoria.
Han pasado 41 días desde que iniciaron las campañas por la gubernatura y, a pesar de tener la posibilidad de hacer públicas sus 3de3 desde el 18 de marzo, de los nueve candidatos, dos son quienes ayer publicaron sus declaraciones patrimonial, de intereses y fiscal, además de un apartado denominado propuesta para fortalecer la integridad pública.
Los candidatos a la gubernatura son quienes más se han expuesto en las últimas semanas y, si algo han demostrado, es que su vocación de transparencia no es una prioridad. De acuerdo con el acto de presentación de la plataforma para las 3de3 de los candidatos, se invitó a los aspirantes y a sus partidos al evento trasmitido.
Si tuvieran auténtica vocación de transparencia, desde el 19 de marzo ya se habrían visto publicadas sus tres declaraciones. A Octavio Pedroza, de la Coalición Sí por San Luis, y a Francisco Rico, del Panal, les tomó 26 días y ciertos maquillajes a sus declaraciones para hacerlas públicas. El resto de los candidatos lo sigue pensando… o lo archivó en su amplio cajón de opacidad.
A partir del 4 de abril, 240 candidatos a diputados locales de mayoría (incluido los suplentes), 43 de las listas de representación proporcional y 5 mil 71 de las planillas de los Ayuntamientos, pudieron aprovechar la plataforma para comenzar sus campañas con una demostración de voluntad de transparencia. Ninguno lo hizo, y a diez días tampoco lo ha hecho.
Si bien se trata de un ejercicio en el que quien aspira a ocupar un cargo público se presenta ante la población presuntamente de manera abierta, debe tener en cuenta que la confiabilidad de la información y lo completo de los datos resulta notorio y, en consecuencia, cualquier simulación resulta contraproducente.
En el caso de la información que presenta Octavio Pedroza, por ejemplo, el apartado correspondiente a su declaración de intereses todos los rubros aparece sin registros. Presentarla así resulta peor que no hacerlo, sobre todo cuando ha sido señalado en diversas ocasiones por tener un conflicto de intereses por la posición de su hermano como secretario de Finanzas.
En el apartado propuesta para fortalecer la integridad pública, presenta notariadas su carta de no antecedentes penales y una carta compromiso en materia de combate a la violencia política por razones de género, además de los resultados de una prueba antidoping para cocaína, cannabinoides, anfetaminas, benzodiacepinas y opiáceos en el que sale negativo en todo.
Lo que resulta innegable es que el ejercicio de hacer públicas sus declaraciones 3de3, si se practicara de manera genuina y no con sesgos propagandísticos, representaría un buen instrumento de información para que la ciudadanía contara con elementos para un voto más razonado. Lo lamentable es que todo lo que tocan los politiqueros en campaña se vuelve propaganda.
Una ventaja es que esos sesgos propagandísticos que los hacen presentar de manera selectiva una información y ocultar otra –como en el ejemplo de Octavio Pedroza– constituyen un dato a tomar en cuenta a la hora de considerarlos confiables o no, que es lo que deberían privilegiar al presentarse a la ciudadanía.
Una confiabilidad en la que la Iniciativa 3de3 por la Integridad se queda corta, ya que si aspiran a encabezar cargos en la administración pública, deben demostrar el buen uso que le darían al erario y qué mejor manera de hacerlo que publicar con lujo de detalle el origen de los recursos que utilizan en sus campañas, especialmente los de origen privado, y cada uno de los gastos que realizan.
Si no publican sus declaraciones 3de3, o lo hacen de manera sesgada, y si además no hacen públicos el origen del financiamiento privado de sus campañas, así como los gastos precisos que en ellas realizan –incluidas facturas– no tienen derecho a proclamarse transparentes y mucho menos a prometer que lo serán.
Si no lo son hoy es porque tampoco lo serán mañana.