Óscar G. Chávez
A como se ven las cosas, pareciera que este año que inicia la situación del estado será más complicada que en el año anterior. No es por ser ave de mal agüero o ver las cosas desde una óptica negativa, pero basta ver la manera en que concluyeron en el anterior, principalmente en el poder desmedido que tiene y control absoluto que ejerce el gobernador sobre todo lo que hay a su alrededor para percibir la realidad.
Por un lado es más que evidente que disminuirá el presupuesto destinado a cualquier dependencia u organismo en aras de beneficiar los proyectos de relumbrón, pero de bajo beneficio a los que es muy afecto el gobernador. Esto, desde luego, en perjuicio de los programas y las obras de primera necesidad. No se necesita ser visionario para percibir el trasfondo: se busca desviar los recursos a los caprichos, proyectos y necesidades personales del gobernador.
Un ejemplo de esto es el recorte que se ejecutó contra un porcentaje de los recursos asignados a la UASLP, esto permite ver, que sin pensar en la importancia de cualquier entidad, mientras se trate de recursos, todo es justificable; por otro lado es una manera de alinear a su voluntad a cualquier institución o personaje que se resista a actuar a modo.
Dentro de estas últimas podemos pensar en el Ayuntamiento de la capital, en el que si bien, su alcalde ha actuado en todo momento de una manera respetuosa y prudente que mucho pudiéramos considerar de sumisión, el gobernador verá siempre como un enemigo al que hay que aniquilar antes que pudiera convertirse en una amenaza mayor, ya que al menos en este caso, es imposible que acabe (como lo hicieron otros alcaldes ante la presión) migrando al partido Verde.
No es remoto, por consiguiente, que en breve el gobernador logre la disolución del Interapas, institución que podría convertirse, así como en la pasada administración fueron Salud y Obras Públicas, en una de las cajas chicas de este gobierno.
Mientras por un lado, el gobernador señala que no deben permitirse los incrementos municipales en las tarifas de agua potable e impuestos prediales, por el otro se muestra indulgente y manifiesta una necesidad de respeto al alza del transporte público. Habrá quienes supongan que en nada compiten las tarifas del agua y las de los camiones urbanos, pero si analizamos la propuesta abortada del aumento en los costos del agua potable, nos daremos cuenta que ésta era el equivalente a diez pesos diarios. Al final del bimestre, una familia acaba gastando más en transporte público, que en agua potable.
No debe sorprendernos tanta benevolencia para con los concesionarios camioneros, seguro deriva de algún acuerdo monetario. En poco tiempo veremos cómo se acaba ordeñando todo lo ordeñable; esto se convertirá en un guachicoleo del presupuesto estatal.
Por algo de una manera discreta, al tiempo que se abandonaba el proyecto de controlar el Tribunal Superior de Justicia, prefirieron dirigir baterías al control de Tribunal estatal de justicia administrativa a cuyo nuevo presidente alinearon desde la General de Gobierno y hasta secretario general de Acuerdos le impusieron. Tampoco es nada del otro mundo, con Juan Ramiro no se dictó ni una sola sentencia, pero es una manera de garantizar el pillaje institucionalizado.
Mientras las obras de relumbrón y las promesas a ciertos sectores sociales incrementan, su aparato de prensa y propaganda busca a como dé lugar posicionarlo como un referente nacional de aceptación a gobernadores, y aunque las estrategias funcionan, pues finalmente son encuestas y posicionamientos a modo, no tienen el acierto de vigilar, porque controlar queda claro que es imposible, la esgrima verbal de gobernador, en la que es un perfecto tranchetero. Por ejemplo, promete una mejora integral en alguna zona habitacional soledense sin perder oportunidad para señalar que la “maldita herencia” defraudó a todas las familias que allí habitan; que durante más de treinta años dejaron de hacer acciones en favor de la gente y sólo vieron su beneficio, pero ahora, gracias a su cambio que ya se nota, “Soledad será el mejor municipio de todo el país.” Como si los municipios no estuvieran a cargo de un alcalde, y parece ser que ya se le olvidó que lo fue de aquel, al que exprimió hasta donde se pudo.
Las cosas no cambian, hace años fue Soledad, ahora tiene todo un estado.
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