Por Victoriano Martínez
No es nuevo que desde la administración pública se confunda al futbol profesional con una especie de servicio público, y se le deje de ver como un negocio particular de proporciones importantes.
Una confusión que tiene que ver más con percibirlo como un espacio de proyección masiva que sobre dimensiona sus alcances.
En los últimos dos años, el Instituto Potosino de la Juventud pagó 4 millones 200 mil pesos al Club Atlético de Madrid Potosí S.A. de C.V., sociedad propietaria del equipo de fútbol Atlético San Luis, producto de esa confusión que lo sobre dimensiona.
Nada que ver con los tiempos de Marcelo Primero, el Rey Futbolero –como La Jornada San Luis bautizó en su momento al ex gobernador–, aunque la actitud es la misma.
Se privilegia al futbol profesional por encima de otras prioridades del servicio público.
Durante 2006, Marcelo de los Santos destinó 53 millones 887 mil 716 pesos para el Club San Luis de Futbol.
Un gasto que entonces fue 2.2 veces lo que se gastó en comunidades indígenas, 2.62 veces lo aplicado al medio ambiente, 3.05 veces lo gastado en financiamiento para el desarrollo, o 7.27 veces lo ejercido para la atención a la juventud.
Hoy es el propio Inpojuve el que destina la sexta parte de su presupuesto al futbol profesional.
Y en el exceso de sobre dimensionar sus alcances, dos de cada tres pesos aplicados al programa #PrevenirEstáChido se los entregó a la empresa futbolera española.
Una botarga con una manta en el estadio Alfonso Lastras poco tienen que ver con los objetivos de la campaña, y sí mucho más con una proyección cual si el Inpojuve requiriera de una imagen corporativa. Un aspecto más de la confusión que redunda en una mala aplicación de recursos públicos.
El erario al servicio de negocios privados, antes que enfocarlos a los fines propios del servicio público.