Antonio González Vázquez
A 42 días de haber arrancado las campañas federales en San Luis Potosí, el líder nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza realizó una fugaz visita a la capital potosina.
Se reunió en privado con parte de las y los candidatos, así como con dirigentes locales del PRI y PRD, con los que el blanquiazul integran la coalición Fuerza y Corazón por México. Ahí se tomó la foto con Enrique Francisco Galindo Ceballos, el priista que con los votos del PAN pretende reelegirse en el ayuntamiento capitalino.
Luego, acompañó a David Azuara Zúñiga y Verónica Rodríguez Hernández, a repartir propaganda en un crucero de la ciudad.
Mejor habría sido un evento masivo para mostrar potencia, vitalidad y fuerza. Habría sido más acertado, concretar una reunión pública con miles de panistas, priistas, perredistas y ciudadanía para hacer crecer la alicaída campaña de Xóchitl Gálvez.
No era necesario atiborrar la plaza, únicamente sembrar la idea de que sí hay tiro.
Eso fue todo en una gira que, a tono con las campañas panistas, prácticamente pasó desapercibida.
Efímera visita en la que no se agendó un encuentro con la prensa potosina; concedió un par de entrevistas “exclusivas” a un diario de cobertura estatal y a un portal de noticias de Ciudad Valles, con preguntas a modo.
Se blindó de probables cuestionamientos acerca de casos y situaciones agravantes para su partido, por ejemplo, la detención del ex diputado local panista, Rolando Hervert Lara, quien está hoy en procesos por presuntos actos de corrupción relacionados con la Red Metro.
Del mismo modo, lo alejaron de las bases panistas, especialmente del interior que acumularon una gran inconformidad por la imposición de candidatos.
De hecho, la gira no se anunció previamente como generalmente se hace cuando viene un personaje de esa relevancia. Da la impresión que no querían en el PAN que se supiese, a fin de evitar protestas y reclamos.
Gira de bajísimo nivel, en un estado donde la coalición PAN-PRI-PRD ha venido enfrentando disputas, derivadas de desacuerdos originados por el inapropiado reparto de candidaturas federales y locales.
Tan mal anda la coalición, que Cortés Mendoza adelantó su desintegración luego de las elecciones del 2 de junio, cuando cada partido tomará su camino.
“Cada partido somos muy distintos en esta coalición, el PAN tiene valores, tiene principios, por ejemplo, el PAN sigue y seguirá siendo el partido humanista de México, el partido de los valores, de la familia y de los valores de la vida; en estas circunstancias de riesgo democrático, de destrucción institucional, tuvimos que juntarnos con aquellos partidos con los que tenemos enormes diferencias, cuando México no esté en riesgo democrático cada quien por su lado porque pensamos claramente en temas muy distintos”.
Si acaso su visita de unas cuantas horas tenía el objetivo de robustecer a la coalición, Cortés lo echó a la borda al admitir que lo único que los une es su aversión a la cuarta transformación; lo que les mueve es la ambición por el poder y no un proyecto viable de nación.
En el muy remoto caso de que logren ganar las elecciones presidenciales no habría un gobierno de coalición, sino uno de cuotas partidistas condenado al fracaso.
Los dislates de Marko Cortés son ya un clásico, baste recordar cuando difundió públicamente un acuerdo con el PRI para repartirse candidaturas, cargos públicos y de organismos autónomos en Coahuila.
Presa de un optimismo desbordado, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional pronosticó triunfos del PAN en el Senado con Verónica Rodríguez y Jaime Chalita, de quien recordó su nombre solo después de leer una tarjeta.
Sin memoria de lo ocurrido en las elecciones del 2021, cuando el PAN solo ganó una diputación federal, adelantó que ganarán los siete distritos federales.
No aportó un solo dato de las proyecciones y encuestas que dice tener, pero predijo que Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz ganará la presidencial en San Luis Potosí.
A contracorriente de los estudios demoscópicos de intención del voto que colocan a Gálvez con una desventaja de más de 20 puntos, Cortés Mendoza afirmó que sus proyecciones dicen que está a 6 puntos de distancia.
Mucha labia y ningún dato verificable.
A su juicio, cuando faltan 45 días para el cierre de las campañas federales, lo que impulsará a la oposición en San Luis, será el inicio de las campañas a los ayuntamientos y legislatura local, previstas para el próximo sábado.
Desde ese día, “vamos a salir a tocar puertas para llevar el mensaje de Xóchitl, esto le dará un nuevo impulso para apretar la elección”.
El panista sueña con una participación de 70 por ciento de electores para concretar la imposible idea de “pintar de azul” a San Luis Potosí.
En el uso de un discurso presuntamente combativo y crítico con el que disfraza su demagogia, Cortés Mendoza ha sido incapaz de levantar al PAN.
Asumió la dirigencia nacional en noviembre de 2018 tras la derrota en las presidenciales de ese año. Su llegada a la presidencia del CEN fue recibida con la renuncia del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien abandonó al partido con una denuncia por demás hiriente.
“El consorcio que tomó el control del partido destruyó la democracia interna, el PAN ha dejado de ser el instrumento de participación ciudadana para la construcción de un México mejor, como pensaron sus fundadores; la nueva dirigencia se dejará ver como la expresión de la corrupción, la mediocridad y la manipulación, aspectos que la ciudadanía rechaza en las urnas”.
Lo que predijo Calderón se cumplió y Marko Cortés se ha mostrado como un dirigente que no gana elecciones.
Pese a eso, fue reelecto para un segundo período al frente del PAN. Lideró a la oposición para unir fuerzas en los comicios de 2021 y no obstante, la 4T ganó la mayoría en la Cámara de Diputados. Fue un fracaso y no lo entendieron.
Casi seis años de un control férreo que ha provocado no solo derrotas electorales, sino también la renuncia constante de dirigentes y militantes, tal y como ha ocurrido en San Luis Potosí.
Cortés controlaba al partido con Xavier Azuara Zúñiga y después con Verónica Rodríguez; son muchos los ex panistas que ahora militan en otros partidos donde son dirigentes o candidatos.
Vino a San Luis Potosí de entrada por salida porque el suyo no es un liderazgo real, su presencia no provoca entusiasmo y sí, reclamos tan airados como los que aún subsisten en Ciudad Valles, donde el panismo rechazó tajantemente a José Luis Romero Calzada como candidato a la presidencia municipal.
Ni los priistas lo aceptaron.
Despotricó hasta el cansancio de la 4T y del Partido Verde a los que acusó de utilizar recursos públicos, pero sin ofrecer pruebas.
Se fue rápido para no ensombrecer su arrebatada visión de una coalición que marcha unida y sólida, aunque en realidad solo en el membrete.
En los hechos, las campañas al Congreso y el Senado por la coalición Fuerza y Corazón por México han sido penosamente pobres, han caminado en la frontera de la invisibilidad; no podía ser de otro modo al tratarse de candidaturas en manos de cartuchos quemados o de personajes desconocidos, sin trayectoria, impuestos por la vía de la designación cupular.
Pintar de azul al estado es irreal, el PAN estuvo ausente como oposición durante los últimos tres años. El partido se achicó ante el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona, cuyo poder se ha acrecentado sin haber encontrado un contrapeso en ese partido.
Los panistas guardaron silencio, se amedrentaron, se escondieron y ahora, sin más, en las próximas elecciones sostienen que lo que hoy es verde se transformará en azul.
La historia de fracasos que marca la trayectoria de Cortés Mendoza tendrá un nuevo capítulo el 2 de junio; las victorias no llegan por designio divino ni por mandato de las elites. Lo dijo Calderón: “la complicidad de intereses controla al PAN”.
Ese y no otro, es el futuro Senador, Marko Cortés.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.