Investigación sobre trasvases e injusticia hídrica continúa con enfoque hacia el impacto en los ríos

Estela Ambriz Delgado

El proyecto de investigación Trasvases e injusticia hídrica, que realiza el Colegio de San Luis (Colsan) junto con otras instituciones, continuará con un reenfoque hacia los ríos como socioecosistemas complejos altamente impactados por estas obras, lo que converge con uno de los programas más importantes dentro del Plan Hídrico Nacional, que es el saneamiento de los ríos más contaminados en México.

El investigador Luis Enrique Granados Muñoz informó respecto a este proyecto que ya ha arrojado conclusiones importantes, sin embargo, también ha planteado nuevos cuestionamientos, pues se ha encontrado que los trasvases alteran principalmente, además de las sociedades complejas organizadas, a los ríos como ecosistemas complejos.

Explicó que si bien en el tema de los trasvases vieron en qué consistía trasladar grandes volúmenes de agua a la ciudad en términos monetarios, ambientales y demás, ahora se concentrarán más en lo que significa eso para el río, y todo el medio ambiente, el ecosistema, y sus habitantes.

“Una de las cosas que nos dimos cuenta, es que en términos generales en los estudios de los trasvases en el mundo, pocas veces se pone la atención en la salud del río como tal, el río que es el que se llevan, el cedente porque hay otra vertiente que es el río que recibe las aguas, también ahí hay algo importante, el río que recibe las aguas casi siempre las recibe ya transformadas como aguas residuales, y entonces hay otro impacto de otra manera, de otro tipo”.

Granados Muñoz precisó que se reenfoca la atención del proyecto hacia los ríos, porque más que ecosistemas complejos se les ve como cisternas o reservas de agua, lo que se establece con una de las de las principales conclusiones de la investigación, que es que los trasvases sirven como reservas de agua empresariales, es decir una reserva que está destinada o acotada sólo para las empresas.

“Nos hemos dado cuenta, en todos lados sucede desde la Ciudad de México, la ciudad de Querétaro, la ciudad de San Luis Potosí, y el proyectado Monterrey VI con la ciudad de Monterrey, nos damos cuenta de que todo es para mantener una dinámica económica industrial de las ciudades, lamentablemente”.

Asimismo, reiteró que el proyecto Trasvases e injusticia hídrica no concluye, pues abre todavía más preguntas y no se limita solo en quién paga y cómo funcionan estas obras, sino que se extiende a cuáles serían los impactos a largo plazo de una obra de este tipo a 70 años, que en términos ecosistémicos son fuertes, espejear en otras obras como el sistema Lerma Cutzamala, y adelantarse al peor escenario que puede haber, por ejemplo, en San Luis en cuanto al la presa El Realito.

En convergencia con el Plan Hídrico Nacional

Sobre este reenfoque del proyecto hacia los ríos y el programa de saneamiento que forma parte del Plan Hídrico Nacional, Granados confirmó que ambos convergen, pues uno de los primeros que serán atendidos es el río Tula, que se encuentra contaminado por un trasvase de aguas residuales, el más viejo del país, que va de la cuenca del Valle de México a la del río Tula, y este impacta directamente en los otros trasvases en estudio.

“La presidenta ha puesto especial interés en ese lugar por esa razón, porque es un trasvase histórico que lleva ya mucho tiempo y que pues ha conllevado un desastre por años”.

El catedrático explicó que el hecho de que el agua del Valle de México se traslade por el río Tula a la cuenca del Moctezuma, hace que el agua del Moctezuma sea suficiente para que se pueda abastecer la ciudad de Querétaro a través del Acueducto II, pero más adelante al río Santa María también porque forma parte de la misma cuenca, la región hidrológica del Pánuco, por lo que se observa una relación directa entre unos y otros.

En este sentido indicó que estos ríos son de relevancia en el proyecto Trasvases e injustica hídrica, y en este reenfoque se pretende estudiarlos como socioecosistemas complejos, así como rescatar su papel en la vida de las comunidades y en el medio ambiente, como el dotador de vida y el medio en donde la misma se replica constantemente.

Para concluir, reiteró la importancia de contrarrestar la visión de estos cuerpos de agua como “cisternas”, o reservas de agua para sectores privilegiados, y las obras de trasvase con un sentido totalmente antropocentrista, pues el derecho humano al agua significa no solo el acceso para toda la población, sino también para todas las formas de vida que posibilitan los ciclos naturales para un ecosistema sano.

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