Abelardo Medellín Pérez
En San Luis Potosí la justicia y la salvedad de los recursos públicos se procuran con seriedad, discreción, en pleno apego a derecho y con protocolo… a menos que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona tenga una mala semana.
Las malas rachas son una rareza para el gobernador potosino; el jefe del ejecutivo está acostumbrado a servirse con la cuchara grande, inflar su ego una vez por semana en un evento, jactarse de su dominio con algún golpe sobre la mesa y vanagloriarse con las incautas celebraciones de sus aduladores secretarios.
En este ambiente de vítores y poca crítica, las malas rachas son extrañas, pero sobre todo indeseables.
La primera semana de noviembre arrancó una de las peores crisis de imagen pública que ha tenido el gobernador Ricardo Gallardo. El Congreso Nacional Charro no levantó, las butacas aparecen vacías, ni con alumnos acarreados la llenó y queda claro que este capricho (a diferencia de la FENAPO) no cosechará votos en el 2024.
Al mismo tiempo que el Congreso Charro nada más no despegaba, el gobernador inauguró el evento con una de las analogías más desafortunadas que ha tenido la oportunidad de decir. El desliz ya conocido nacionalmente como “el amigo de pala”, en el que cual el gobernador afirma que sus amigos de verdad son los cómplices de homicidio y no los tibios que lo denunciarían.
Un evento que no trasciende, un lienzo inundado por las condiciones climáticas que hace semanas presumía y una consecuencia más de su resistencia a ser asesorado resultaron en una semana donde el traje charro del gobernador termino enlodado, desprestigiado y señalado.
La consecuencia lógica de este desastre de imagen pública, fue echar luces sobre un espectáculo más atractivo que el de un gobernante que resbala: el de un gobernante que es derribado.
Con una prontitud más sospechosa que aplaudible, la Fiscalía General del Estado (FGE) aprehendió al alcalde de Matehuala, Iván “N” por el supuesto delito de ejercicio abusivo de las funciones.
Y el reflector público giró drásticamente y la luz se posó sobre Matehuala, su caso, su alcalde y las presuntas ilegalidades. Tanto era el ahínco del gobernador en mostrar quién estaba más manchado, que incluso la Comunicación Social del Gobierno del Estado, en un despliegue poco usual, compartió a través de sus canales toda la información oficial de la FGE sobre la detención de Iván “N”.
Resulta extraño que el gobierno difunda información de un caso del que, el propio gobernador, no quiso hablar ni fijar postura.
El problema llegó cuando inició esta semana, la detención del alcalde se hizo noticia vieja, no movía, ni la altamente sesgada rueda de prensa del Fiscal ayudó a mantener a flote la noticia. Sí, Iván “N” es nota, pero eso no limpió la imagen del gobernador; Gallardo esperaba que esto fuera un gato por liebre, pero en lugar de eso la gente comenzó a percibir que tenemos gato, tenemos liebre, tenemos pollo y todos están manchados.
¿Qué necesitaba el gobernador para llenar titulares de suposiciones y sacar de los tabloides la sucia imagen que le persiste?, fácil: otro distractor.
El gobernador regresó a la palestra pública este martes 14 de noviembre solo para dejar caer lo que el pensaba era una bomba, pero se sintió más como un petardo cebado.
Gallardo Cardona declaró a medios que su administración investiga y denunciará en su momento lo que el ha llamado “el desfalco del siglo”; un supuesto robo por parte de una administración pasada de más de 2 mil millones de pesos. No dijo más.
Para este miércoles 15 de noviembre el cuento creció: ahora no eran 2 mil millones, sino 3 mil millones de pesos en desfalco; no era un tema fiscal, sino la desaparición de dinero líquido; no era una administración eran al menos las últimas tres y añadió que incluso va de por medio el investigar a un ex trabajador del actual gobierno.
Pese a toda la ampliación del tema, el gobernador no ofreció más detalles, ni de sectores, ni de secretarías, ni de áreas.
La limitada información ofrecida por el gobernador deja mucho que pensar sobre a dónde irá a parar el golpe de esta denuncia; podría ser pensiones, podría ser COBACH, podría ser la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, todas con ex titulares en este gobierno, suficiencia presupuestaria como para desfalcar en estas cantidades y todas con la disponibilidad para ser atacadas con tal de limpiar al gobernador.
Aun con estos señalamientos blandengues, la opinión pública no ha picado. La leyenda del charro enterrador sigue presente y la celebración del capricho gubernamental en el estadio 20 de noviembre solo acumula inconformidades y asientos vacíos.
El gobernador parece no haber entendido, que el gobierno es un ejercicio de la ciudadanía y esta se construye in solidum; o el triunfo es de todos o la crisis es responsabilidad de todos. No hay gobierno estatal exitoso con alcaldías corruptas, ni administración fallida que no afecte a los demás órdenes de gobierno.
En su desentendido, el gobernador ha confundido los órganos judiciales con su sala de guerra personal para crisis de imagen; Gallardo Cardona cree que todos los que le sirven le deben responder como su servicio de limpieza personal e imagina fantasiosamente que la justicia es el mejor remedio contra su manchada racha.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.