María Ruiz
“Mi hija no está desaparecida, mi hija fue asesinada”, dice con un semblante quebrado la señora Alejandra, madre de Daniela Rocha Medellín, quien fue vista por última vez el 5 de mayo de 2024. La búsqueda terminó dos meses después, cuando hallaron sus restos en un paraje rumbo a la carretera a Zacatecas.
La noticia que cualquier madre teme llegó acompañada de una nueva batalla: la lucha por justicia. Aunque el presunto responsable está detenido, la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos busca procesarlo solo por desaparición forzada, sin reconocer que Daniela fue víctima de un feminicidio brutal.
Cuando Daniela desapareció, Alejandra acudió de inmediato a denunciarlo, pero la respuesta de las autoridades fue fría, burocrática e insensible. Le dijeron que esperara, que seguramente su hija regresaría. Daniela no volvió.
“Nos trataron como si exageráramos, como si mi hija fuera otra más que ‘seguramente andaba con el novio’. No nos escucharon”, recuerda con rabia.
Desesperada, su familia insistió en la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos, donde solicitaron la activación de una ficha de búsqueda por su no localización. Sin embargo, la lentitud de la investigación los obligó a buscar ayuda en la Policía de Investigación.
Fue así como lograron dar con el principal sospechoso, uno de los amigos de Daniela, quien era un exmilitar y expolicía de Soledad de Graciano Sánchez.
“Por lo que sabemos, ese hombre se hacía pasar por escolta. Mi hija confiaba en él como cualquier amistad, no sabía que estaba tratando con un monstruo”, lamenta su madre.
Asimismo, el hermano de Daniela advirtió que, para su hermana, este sujeto era un buen amigo, lo conocía por ser un buen padre con sus hijos “y siempre hablaba bien de él”, por lo que la agresión contra ella ha sido algo indescifrable hasta el día de hoy.
El hallazgo y la verdad desgarradora
Tras dos meses de incertidumbre por su desaparición, la realidad golpeó con toda su crudeza. Daniela estaba sin vida.
Videos de seguridad de la zona donde fue vista Daniela por última vez, mostraron como el agresor, su amigo desde hace más de tres años, la llevó en su camioneta rumbo a la carretera a Zacatecas. Las pruebas evidencian que, horas después, él regresó solo.
Fue ahí donde finalmente encontraron su cuerpo.
“Mi hija no pudo defenderse. Le disparó por la espalda, la golpeó, la abandonó como si fuera basura. Y no solo eso… Daniela fue violentada incluso después de morir”.
Los restos de Daniela presentaban signos de brutalidad extrema. Su madre tuvo que escuchar como le describían lo que le hicieron.
“Me la destrozó. Pero no voy a dejar que también destrocen su memoria”.
La exigencia de justicia: que su feminicidio no quede impune
El principal sospechoso fue detenido y vinculado a proceso, pero no por feminicidio, sino por desaparición forzada. Un cargo que, en unos años, podría permitirle salir libre.
“¿Cómo pueden decir que esto no es un feminicidio? ¡Claro que lo es! Fue asesinada con saña, con odio. Incluso me la dejó expuesta. No podemos permitir que acomoden el caso a su conveniencia. No quiero pensar que es corrupción, tantos casos, pocas cifras, quiero justicia”.
Por eso ha llevado su reclamo ante las autoridades correspondientes, como la Fiscalía Especializada en Feminicidios, a la cual exigió que se reclasifique el delito y se imponga la pena máxima.
“Daniela tenía una vida por delante. Tenía sueños, planes, ilusiones. Le arrebataron todo. Lo mínimo que puedo hacer por ella es luchar para que su asesino no vuelva a lastimar a nadie más. No quería hacerlo. Yo había encontrado a mi hija, no quiero molestar a nadie, pero quiero que ese sujeto pague con la pena máxima por el delito de feminicidio”.
Hoy su historia resuena entre quienes han perdido a una hija, a una hermana, a una amiga. Daniela no es solo un número en las estadísticas; era una mujer que merecía vivir, y su madre no descansará hasta que su feminicidio no quede impune.
“En días próximos me reuniré con la fiscalía especializada. La carpeta de investigación cuenta con pruebas, todo analizado y comprobado, en donde se corrobora cómo fueron los hechos, exigiré que se le juzgue por el delito de feminicidio. Quiero pena máxima”.